Capítulo 24

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Después de la cena todas nos fuimos a la playa, la verdad que la comida quedó muy deliciosa, Lauren podía cocinar y eso lo supe cuando un trozo de lasaña hizo contacto con mi paladar. Todas le hicimos saber que estaba muy delicioso Lauren no deja de sorprenderme cada día, está chica era perfecta ante mis ojos, tenía tantas cosas curiosas que cada vez quería descubrirlas. Lo que hizo en la cocina con mi dedo me dejó muchas dudas, me gustó, si que lo hizo, pero la note un poco extraña. Sus ojos me decían que algo estaba mal en ella.

Ahora me encontraba sentada en la arena frente al mar leyendo un poco de mi libro favorito, las chicas estaban dentro del agua jugando, aunque a Dinah no le pareció excelente idea estar al lado de la ojiverde, así que ella igual estaba sentada en la arena junto a mi leyendo una revista de modas que Lucy le había prestado. Aún no lograda entender por qué se comporta así con Lauren si ella no es mal en ningún aspecto, yo que sepa ella no esta en malos caminos ni nada por el estilo, es raro eso en mi amiga, no creo que sea por los justos hacia las chicas sería absurdo ya que a Dinah le gustan igual. Por ratos escuchaba a la polinesia gruñir y maldecir por sus adentros mientras miraba "disimuladamente a las demás", Dinah es muy complicada a veces.

—Si tanto te molesta verlas reír, ¿por qué no vas? —le dije sin quitar la mirada del libro, recibí un gruñido infantil de su parte. —, simplemente no comprendo el por qué de tu odio hacia Lauren.

—Si te lo digo aún estarías sin comprender tonta. —quite mi atención del libro y le mire con curiosidad.

—Siento que tienes algo oculto que tiene que ver con mi pasado —ella dejó la revista y miraba hacia el mar, como si pensaba en si decirme o no. —, eres mi mejor amiga, aunque a veces lo dudo, ¿sabes?.

Nos quedamos en silencio mientras mirábamos con determinación el mar y las chicas saltando y jugando dentro de éste. Dinah sacó un suspiro que debía haber tenido retenido en sus pulmones y luego me dio una leve caricia en el hombro, no le di una mirada, simplemente me quedé viendo el mar. Ella tenía secretos y también sabía más de esos dos años que perdí, pero por alguna extraña razón no quería que yo supiera.

—Mila, es difícil, si que quiero ayudarte y decirte, pero hay mucho en juego. —con mucho cariño y suavidad retiré su mano de mi hombro y la mire con un poco de tristeza y también decepción.

—No me ayudes si no quieres, solo te diré que no puedo confiar en ti más nunca —me levante con mi libro en mano y me dispuse a entrar a la casa y ordenar mis cosas en la habitación, me detuve y hablé. —. A veces quisiera que fueras sincera completamente conmigo, como lo hacías antes, Dinah Jane.

Sin mirar atrás me fui hacia dentro de la casa, me sentía mal, pues mi amiga de toda la vida no me podía decir algo que me pertenece de esos dos años que se fueron a la mierda cuando me di el golpe en la cabeza, me conformaría con unas cuantas cosas para poder recordar un poco. Camine hasta llegar a la puerta, pero sentí que Dinah me llamó por mi nombre, estaba a mis espaldas. Me di la vuelta y se notaba muy agotada ya que corrió para seguirme.

—Yo... Camila, me es difícil decirlo, ¿bien?, yo creo que no soy la indicada para hecerlo. —sus ojos mostraban sinceridad, de la poca que le creía conocer.

—Solo quiero algunas cosas que me ayuden a recordar. —ella se estaba tardando en responder o darme alguna señal de que ella aún estaba ahí frente a mi y que no estaba en otro mundo. Sus ojos se notaban perdidos como si no quería que supiera algo que me dañaría por alguna razón.

—De acuerdo, pero no te lo diré acá, vamos.

Me tomó de la mano e hizo que bajara las escaleras de la entrada, caminamos por la arena de la playa mientras íbamos en un rotundo silencio un tanto incómodo. Me sentía ansiosa y a la vez un poco asustada por lo que Dinah me diría de esos dos años que pasé y los cuales que no recuerdo por el tonto accidente. Mientras caminábamos me di cuenta que ya estábamos muy lejos de las demás y que estábamos cerca de unas palmeras, ya estaba un poco oscuro, la tarde se estaba asomando un poco. Después de un largo tiempo de caminar, ella se detuvo y me invitó a sentarme en una madera que parecía tronco, el cual formaba una tipo banca, nos sentamos. Dinah no decía nada solo se quedaba viendo hacia el frente, la notaba un poco nerviosa, y yo igual lo estaba. Sentí una eternidad estando acá hasta que ella finalmente habló.

Entre Pinceladas 2 (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora