( ❀ ) . . . H Y U N M I N ↶
Hwang Hyunjin and Kim Seungmin.
❝ Fue el mejor trato que pudimos pactar jamás. ❞
En esa desabrida oficina ambos allí, estáticos, iluminados por el bello mural de la pared del fondo.
"-Ayer estabas muy confi...
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En el camino a casa Seungmin se permitió reflexionar sobre la situación. ¿Qué había pasado exactamente en esa oficina?
Si lo tuviera que resumir en una breve y divertida historia diría que Hyunjin le había propuesto un curso de arte de un mes gratis. Un curso del cual dudaba y del cual desconocía el temario, pero un curso, gratis. Si lograba cumplir sus expectativas, conseguiría el título que certifica su profesionalidad. Recordó que el hijo del director del museo también le aseguró, en un acto caritativo, compasivo, respetuoso y hasta penoso, guardarle su tan deseado puesto de trabajo, eso lo llevaba a sentir sentimientos contradictorios, a preguntarse qué tan real era el Hyunjin vil y burlón que no perdía oportunidad de recordarle sus desgracias contra el Hyunjin que tiene toda la intención de tenderle la mano para sacarlo de ese pantano en el que se hallaba atascado. Y podría ser algo meramente laboral o porque es amigo de Felix y Changbin, claro que sí, pero sabe que nadie en el ámbito profesional se toma ese tipo de molestias.
Quizá solo confiaba en que Seungmin podía hacerlo bien y si este alcanzaba el éxito, terminaría siendo beneficiado de todos modos.
Negocios son negocios.
Una cuestión que tampoco podía dejar de lado era el bellísimo mural con el que se topó en la pared del fondo de esa acogedora oficina. Cuando él escuchaba al mayor hablar del arte o siquiera algo lejano que se le relacione, sin cuándo ni dónde estuviesen, este no encontraba más que comentarios negativos y adjetivos despectivos con los cuales referirse a él. Es más, Hyunjin se lo había dicho explícitamente: odia al arte y a los artistas, eso quiere decir que, debido a su profesión, él también debutó hace poco en su lista de personas no gratas, por eso o por ser él, es cierto que Hyunjin lo odió desde el primer momento en el que lo vio por ser un «niño mimado» como lo definió, ahora, el hecho de haber descubierto que la pequeña molestia es un intento de artista era la excusa perfecta para justificarse.
El disgusto, por suerte, era mutuo. Tan así era el desagrado cuando se trataba del hijo de director del museo que no sintió curiosidad ni una sola vez acerca de las razones que podría haber llevado a Hyunjin a tener tal percepción. No lo conocía y no le interesaba conocerlo así como tampoco era fan de meterse en los problemas de los demás. Seungmin era un hombre de pensamientos simples aunque su vida no.
Seungmin amaba el arte. Hyunjin lo odiaba. Y es el arte lo que los llevo a jurarse lealtad mientras ese trato endemoniado persistiera. ¿No era eso curioso?
En fin, lo importante era que había amado aquel mural y para ello le sobraban las preguntas. Esperaba que Hyunjin estuviese dispuesto a recibirlas.
Pronto, el colectivo llegó a la calle que lo dejaba a dos cuadras de lo de Felix y tuvo que bajar. No le había dado el tiempo para darle las vueltas suficientes a todo lo que le había sucedido esa mañana, agradeció al chofer por manejar con velocidad pues así era mejor, no debía pensar tanto las cosas, solo aceptar las buenas y luchar porque las malas cambien.