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Algunos días después de esa comunicación fallida, Seungmin todavía esperaba señales de vida por parte de Hyunjin, mas ni siquiera un mísero mensaje llegó

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Algunos días después de esa comunicación fallida, Seungmin todavía esperaba señales de vida por parte de Hyunjin, mas ni siquiera un mísero mensaje llegó. Nada de nada.

Por la casa tampoco había aparecido, ni él, ni Minho. No hubo altercados ni presencias indeseadas. La casa estaba vacía y silenciosa la mayor parte del día pues solo él se paseaba por ese piso de cerámicas blancas, ahora reluciente, gracias a su presencia. Tampoco le preguntó a Felix o Changbin sobre el paradero de Hwang, nunca le había parecido correcto el comportamiento de los metiches, no pensaba unirse a su club por más desesperado que estuviese. Nada de lo que hiciese Hyunjin fuera del contrato debía importarle y para él eso estuvo claro desde el principio, pero sería un disgusto muy grande que un ajeno a sus pensamientos se topara con ideas erróneas.

Por eso, desde una perspectiva meramente profesional, desde hace días que no para de preguntarse dónde demonios está Hwang Hyunjin y qué es lo que está haciendo que no lo llama. Quería una respuesta, buena o mala, destructora o sanadora, lo que sea, pero necesitaba certezas lo más pronto posible.

Lo agotaba estar todo el día pensando en sus errores y fracasos y no poder hacer nada al respecto. Hacía años que se encontraba en ese círculo vicioso constante del que no podía salir.

En simples palabras, sentía que todo estaba perdido. Ya había pensado que ahora tendría que buscarse otro trabajo (uno que seguramente no le ofrecería todos los beneficios y ventajas que el que Hyunjin le ofertó) y resignarse a la idea de que tendría que dejar ir al arte de una buena vez y para siempre, como sus padres querían. Pero entonces, uno de sus mayores miedos se concretaría: tendría que dedicarse a un trabajo que no lo apasiona por el dinero que tanto le hace falta. Debía elegir entre dos cosas que siempre tuvo y de las que nunca pensó que escasearía. Y la deseada paleta de colores cálidos con la que había fantaseado colorear el resto de su vida se tornaría monocromática.

Sería entonces cuando su vida se dé vuelta de tal forma que ya no buscaría el arte para vivir, sino que lo buscaría para no morir.

Un horrible dolor de cabeza lo acompañó en lo que quedó de esa triste mañana de otoño. Ni siquiera él aguantaba el malhumor de mil demonios con el que cargaba. Pensar en sus problemas lo estresaba más que accionar sobre ellos.

Dirigió su vista hacia el jardín delantero de la casa y lo vio desatendido y deteriorado. El pasto estaba un poco alto y las malas hierbas se distribuían por cada rincón del patio. El crecimiento de las plantas de invierno, las Calas, por ejemplo, se veía obstruido por todo este pastura gruesa e indeseada.

Los dedos le empezaron a picar de la anticipación, moría por sorprender a Felix con un patio pulcro y libre de malezas.

Buscó todo lo necesario para dedicar ese día a la jardinería (entendió por fin el desinterés de Felix por el patio de su hogar cuando apenas fue capaz de encontrar un rastrillo con unos pocos dientes y una cortadora de pasto en forma de carrito tapada de polvo de la que dudaba de su funcionamiento).

WATERCOLORS || HyunMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora