❀; Thirty Seven.

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Después de pasar varios minutos preguntándose dónde rayos estaba Felix, les llegó el mensaje diciéndole que estaría fuera por varias horas, por lo que queriendo aprovechar el tiempo al máximo, continuaron su día con la compañía del otro y una vez mas compartieron cama, pero esta vez, quien presenció la unión de esas dos almas fue la habitacion de Seungmin, esa misma que horas atrás fue testigo del desastre que juntos podían crear.

Existen miles de maneras en las que las personas eran capaces de unirse. Algunas a través del tacto, otras mentalmente y a distancias impresionantes, hablando, con ruidos o música o también como la de ellos que, sin dudas, era una conexión que incluso los sobrepasaba a ellos o a cualquier cosa en el mundo. La pasión de una persona por algo en especifico era ilimitada y mientras esa persona estuviera viva, esa pasión seguiría siendo avivada por esa vitalidad.

A Seungmin y Hyunjin los unían fuerzas y amores que ni ellos eran capaces de explicar, solo sentir. Nos las veían, ni siquiera sabían que estaban ahí, frente a sus ojos. Solo las sentían.

Ya para en el miércoles de esa semana tan revolucionaria en su vida, el bailarín se encontraba contando los minutos viendo como la manita del reloj avanzaba a paso lento. Habían pasado unas quince horas que no veía el hermoso rostro de Seungmin en vivo y en directo, mas se podría decir que para Hyunjin ese tiempo equivalía a una eternidad. Gracias a su ingenio podía decir que justamente ese día estaba listo para llevar finalmente a su novio a la psicóloga.

Todo estaba pasando tan rápido que le costaba creer que todo lo que estaba viviendo fuera real, es decir, estaba en una relación con un chico maravilloso y colmado de problemas, una persona real, una que implicaba todo lo que probablemente evitó durante sus veintiún años de vida.

Pensó que por ahí no estaba del todo bien que avanzaran asi de rapido en su relacion pero luego se replanteo la idea una vez mas y llego a la conclusión de que poco cambiaba toda su situación. Ahora su relacion tenia una etiqueta; eran novios, si, pero nada tenia por que cambiar, seguían siendo los mismo, quizá besarse, o ser mas cariñosos, nada mas. Seungmin seguiría causando los mismos dolores de cabeza y continuarían siguiéndolo esos fantasmas que de noche no lo dejan dormir. Y por él... ¿qué podía decir de sí mismo? Simplemente se dedicaría a Seungmin, quisiera o no siempre estaba en el mismo lugar, solo para un pequeño perturbado que se había robado todo lo que un día creyó que era intocable e inalcanzable.

Recordaba la carita de su novio apenas lo que estuvo haciendo y que finalmente consiguió que pudiera volver a las terapias con su mejor amiga, según así expresó. El el brillo en sus ojos a causa de la emoción que le generaba la idea de volver a Park Jihyo era notoria y no pudo evitar darse cuenta de lo grato y completo que le hacía sentir hacer feliz a Seungmin. Finalmente se hallaba haciendo cosas sin esperar nada a cambio, o bueno, eso creía. ¿Era egoísta hacer cosas para Seungmin solo para ver su sonrisa iluminar su vida? Realmente no lo sabía, aunque tampoco le producía ningún sentimiento de culpabilidad sus acciones, estaba demasiado ocupado disfrutando el momento como para detenerse a hacerse la cabeza.

Preparó todo para salir, se vistió bien, guardó su billetera y pensó que quizá el castaño querría salir a comer después de su vuelta a las sesiones con la psicóloga. Tomó las llaves de su auto después de asegurar la puerta de su casa y bajó hasta la planta baja del edificio para ir a buscar su auto.

En el camino, mientras escuchaba la radio donde pasaban varias canciones de la banda favorita de Seungmin, recibió una llamada de su padre, raro, porque siempre llamaba los domingos para confirmar que su hijo no tenga resaca, los lunes, con la esperanza de que se aparezca por el museo, cosa que nunca pasa a menos que Kim Seungmin sea quien se pasa por ahí y los viernes, verificando si tiene planeado salir a algún lugar.

WATERCOLORS || HyunMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora