❀; Thirty.

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Las cosas se pusieron difíciles cuando Hyunjin le planteó su idea de la cuarta, última y más difícil prueba. Era genial cuando el mayor explicaba todo acerca de la prueba, porque todo encajaba con todo, estaba tan bien pensado que realmente disfrutabas el estar siendo juzgado por alguien con tanta imaginación y conocimiento.

Admiraba a Hyunjin, a pesar de solo ser dos años mayor que el, mostraba una madurez mucho mas desarrollada que el y una manera de ver la vida que nadie se imaginaría que proviene de alguien con unos pocos veinte años de edad.

Ahora, que alguien como Seungmin, que se tenía tan poca fe para todo en general, una persona que no apreciaba sus talentos en lo más mínimo, le resultaba difícil tener que completar la prueba según las pautas pactadas:

"— Debes pensar en algo muy artístico. Tendrás que ver arte y a partir de él crear el tuyo. Elije bien. Seré muy crítico con tu idea, la creatividad que haya en ella y el resultado final, que por supuesto tiene que superar tus anteriores obras. No olvides, Seung: soy alguien profesional, te prometí una matrícula, pero si no estás listo para ella, no firmaré ningún papel."

De solo pensar que quizá el papel que certificaría su profesionalismo se le sería negado, le entraban unas ganas de llorar terribles. Le había dado una semana para pensarlo, para ingeniar algo sorprende, para ese chico que parecía haberlo visto en el mundo de las pinturas. Según él, el tiempo dado alcanzaba de sobra, olvidándose que hablaba por su parte, quien era capaz de planificar una gran prueba en unos de una hora.

De cualquier manera, nada se compara con lo difícil que se pondrá la situación cuando tenga que enfrentar a Felix, en unos pocos minutos, porque todavía estaba sentado en el asiento de conductor de la persona que lo invitaba a dormir juntos.

— En algún momento tendrás que verlo, Seung.— Le dijo tomándole la mano. —¿Quieres que entre contigo?

Le preocupaba el chico fuera atacado por su culpa. Le había encantado pasar todo ese tiempo con él, fueron más de veinticuatro horas maravillosas, mas se habían prometido ir a un ritmo lento y no rompería esa condición.

—No, está bien. Será mejor que entre solo.

Levantó la cabeza dispuesto a saludarlo, y el dejavú lo recorrió por completo. Ya había vivido esa escena, todavía se reproducía en su mente, como un acto teatral imposible de olvidar, y si de evocar situaciones pasadas se trata, puede asegurar que en una anterior ocasión, su estado de ánimo se encontraba por los suelos, por lo que en esta oportunidad las cosas se presentaban totalmente distintas. ¿Debía despedirse como aquella vez? Supuso que era lo más sensato después de todo lo que había pasado y del avance a eso nuevo que empezaban a transitar.

Tristemente, antes de que pudiera llegar a sus labios, el conductor corrió su cara y el beso fue a parar a su mejilla. Sorprendido, Seungmin lo dio una mirada pidiendo una explicación.

— Eres como un libro abierto, Kim Seungmin. Puedo ver cada uno de tus pensamientos, y te juro que odio que te sientas presionado a hacer algo de lo que no estás convencido.— Reveló con un tono de reproche. Con una sola mano, apretó los cachetes del acompañante para convertir la situación en una más divertida. —Dijimos ir despacio y a nuestro gusto. Respeta eso, mocoso.

Quiso reír por la mueca que se formaba en la cara del pequeño pero no lo hizo, eso lo enojaría. Finalmente solo lo soltó.

— Está bien, lo siento.— Contestó apenado mientras se sobaba la zona apretada. —Adiós, Hyunjin.

— Seungmin.— Lo llamó antes de que saliera del auto.

El menor se dio vuelta, esperando que el pelinegro hablara, pero en vez de eso, Hyunjin se acercó a su mejilla y dejó un delicado beso en su mejilla, uno planificado, tierno y dulce, distinto al suyo.

— Te llamo luego, SeungSeung.

Avergonzado por la situación, bajó torpemente del auto y entró en casa de Felix, todavía con la cara roja producto de aquel beso.

Los ojos se le ensancharon cuando notó a Felix sentando en el sillón del living, apagando la televisión. Apresurado, se lanzo a explicarle.

— Lix, no pasó nada...

Felix levanto la mano diciéndole claramente que no queria oirlo.

— No me expliques.— Lo cortó. —No te advertiré, ni controlaré, ni te diré absolutamente ninguna palabra referida a Hwang Hyunjin. Solo no me vengas a llorar cuando él haga las cosas mal.

Acto seguido caminó hasta donde se encontraba, pero solo para salir y pasar de largo. Tomó sus llaves colgadas en la entrada y antes de dejarlo solo, le dictó unas últimas palabras.

— Quedé con Changbin en casa de sus padres. Hay comida para calentar en la cocina.

Y cerró la puerta.

Desde que se vio obligado a vivir en casa de Felix, por actos que él mismo generó, fueron pocas las veces que sonrieron juntos. El haber invado el espacio personal del otro los empezaba a asfixiar y así, cada uno de los puntos a evaluar lo llevaban a pensar que quizá él y su mejor amigo no estaban preparados para compartir un espacio en común tan reducido.

Un poco triste por la reacción del pecoso, se metió en su habitación, ignorando la idea de calentar la comida ya que ya había almorzado con su -ojalá- futuro jefe. Comenzó a indagar un poco más en su celular, que poca atención le daba.

¿Qué tanto sabía Felix de Hyunjin que él ignoraba?

Introdujo el nombre del vicedirector del museo en el buscador e indicó que quería husmear en la parte de noticias. La más vieja era de hace cuatro años, cuando Hyunjin tenia dieciséis. En ella de contaba que el mayor sufrió un accidente automovilístico como consecuencia de manejar ebrio en una ruta a 220km/h. Las imágenes que se adjuntaban a la noticia le causaban escalofríos, el auto había quedado destrozado por completo, tanto así que solo tuvieron que desecharlo. ¿Cuánto había bebido ese día Hyunjin para manejar de esa manera y terminar de tal forma? Chocar no era un simple accidente, mucho menos si se analizaba en base a las imágenes presentes. Se preguntaba cómo es que el pelinegro no termino con alguna secuela o algo asi, no se veía ninguna, era una persona con suerte.

La mas reciente, de ocho meses atrás, contaba que el hijo del director del prestigioso Museo Nacional de Artes Visuales de Seúl fue arrestado por golpear uno de los empleados en el mismo lugar. Pasó dos semanas dentro de una celda por malos comportamientos incluso dentro de la comisaría.

Otra, ni reciente ni antigua, de dos años al parecer, decía que esa misma persona dulce y amorosa que le habla bonito siempre que puede, que lo trata bien, que le da consejos de cómo afrontar la vida, y que incluso lo contuvo en uno de sus peores momentos, fue cómplice de una horrible humillación a una chica de bajos recursos y becada en la Universidad de Artes de Seúl.

No podía creerlo, le temblaban las manos por todo aquello leído. Estaba tratando con una mala persona, alguien que sabía varios de sus secretos mejor guardados. Sentía miedo, repulsión, vergüenza. Se había negado a las advertencias de Felix por pensar que la persona que se mostraba frente a él era real.

Agradecía haberse dado cuenta a tiempo, porque no, si era capaz de todo aquello, ¿qué más podría hacer? Sería mejor cortar todo de raíz.






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¡Hola, perfecciones!

Sí, las advertencias de Felix tenían de qué agarrarse, pero esperemos a ver cómo sigue todo esto.

Nos leemos luego~.

— D a n o n i n o .

WATERCOLORS || HyunMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora