WATERCOLORS || HyunMin

❀; Twenty Three.

—Ya hablamos de esto, Seungmin. No quiero que te relaciones con Hwang Hyunjin de ninguna otra manera que no sea profesional —continuaba Felix con el sermón.

Sus intenciones no eran sonar desagradecido o maleducado, pero ¿en que momento Felix se convirtió en su niñera? Sí, puede que se comportara sobreprotectivamente en muchas ocasiones, pero todo tiene un límite. Sus constantes quejas en cuanto a su comportamiento lo estaban cansando

— ¿Y qué querías que hiciera, Felix? ¿Dónde carajos me metía sino? Estaba sufriendo un puto ataque de pánico y tú no estabas ahí para ayudarme cuando fuiste tú quien me arrastró a ese lugar sabiendo que Oh Sehun estaría, él volvio a acosarme, casi muero asfixiado, pero tuve la suerte de que Hyunjin también había decido asistir, y me ayudó y se preocupó, no como tú, que estás aquí, reclamándome por algo que no pasó, sin siquiera preguntarme cómo mierda me encuentro.— Pensó que aquello no le doleria, que seria fuerte y trataría de ser un poco más maduro aunque sea una vez, mas era inútil, las lágrimas siempre le ganaban. —¿Sabías que las pesadillas volvieron? ¿Que me costaba respirar a el punto de que ya ni siquiera luchaba? ¿O que todos aquellos recuerdos volvieron por completo? No, lo sabes. Solo te estás preocupando en si me acosté con Hwang o no.— Seungmin se acercó más cerca del rubio, porque Changbin estaba en la cocina, y no debía escuchar lo que seguía a continuación: —No, no nos acostamos, para ti, que tanto te interesa saber, pero si hubiese querido, habría pasado, y no te aseguro cambiar de opinión en el futuro.

Las palabras del pequeño huésped solo eran formuladas con la intención de generar molestia en Felix, porque no creía que Hwang Hyunjin se detuviera a mirarlo alguna vez, claro que no. Se veía bellísimo desde que abría los ojos, hasta que se iba a dormir, o incluso durmiendo era lo más parecido a un ángel en la Tierra. No existía el momento en el que no raje el suelo con su presencia. En fin, en los pensamientos del castaño, el más alto era una persona inalcanzable y así se quedaría.

Con pocas ganas de seguir escuchando a la madre protectora en la que se había transformado su mejor amigo, caminó hasta su habitación y se encerró en ella, pero sin dar un portazo, ya que no estaba enojado, sino triste y superado por todo lo que estaba viviendo en un lapso tan corto de tiempo.

Con la angustia recorriéndolo de extremo a extremo por todo su cuerpo, una vez que ya no se vio que ninguna persona lo molestaria, al menos dentro de esas cuatro paredes, se tomó el tiempo de buscar sus acuarelas y una hoja de las últimas que había comprado con mucho dolor en su bolsillo; las hojas profesionales sí que eran caras. Dio inicio a su playlist de Day6, donde la primera canción se hizo presente, y no era nada más ni nada menos que All Alone, para su suerte, como burlándose de todo esa soledad por la que transitaba o en si toda la canción, pues Day6 podría describir toda tu vida sin siquiera conocerte. Sin darle mucha atención, se centró solo en la melodía y en lo hermosas que eran las voces de su banda favorita combinadas y con ese pensamiento se trasladó a la hoja, donde solo una imagen se conservaba en su mente y era la de el perfil de Hyunjin mirado desde abajo, tan varonil y sexy que hasta provocaba que se pusiera todo colorado.

Con un lápiz, trazó aquel rostro que tanto le había gustado, se esforzó en ser lo más detallista posible, marcando hasta las líneas más insignificantes. La verdad es que nunca había sido buen dibujante, pero no le importó, él quería esa imagen entre sus obras, aunque no se la mostrase a nadie jamás, estaría bien para él pensar que existía entre todos sus dibujos. Al finalizar con el lápiz, quedó bastante conforme con el resultado y fue ahí donde la parte que más le gustaba se iniciaba; el color. Con paciencia y dedicación, fue colocando el agua en los círculos mágicos, y de esa manera comenzó; sin un patrón en específico, dejó que aquello que daba vida a la hoja se hiciera por sí solo. De manera delicada, fue moviendo su delicado pincel de un lugar a otro, dejando líneas o manchas, todos los colores que había utilizado estaban vivos e irradiaban luz, porque eso había hecho Hwang Hyunjin desde que había llegado su vida; darle esperanzas y ganas de seguir luchando por todo lo que venía. Ese chico significaba ayuda, paz y tranquilidad, pero también enojo, frustración y revelación, lo llevaba desde el miedo hasta la confianza, y todo aquello lo había logrado en él en menos de un mes. Todo en una sola persona.