Rabia
Mi estudio. Ya.
Me salí de la cama tan rápido como me fue posible, ignorando el frío helado que se coló por mi pijama. Por primera vez en toda mi vida, me levanté de la cama sin rechistar y salí de mi habitación con mis pies descalzos pisando el suelo helado. Pasé por los intrincados pasillos de las habitaciones, bajé las escaleras, atravesé la sala común y corrí hacia el estudio de mi viejo. No había ni un alma deambulando.
Pero claro, ¿qué podía esperar en un sábado de invierno a las siete de la mañana? Nadie estaría fuera de sus cálidas mantas hasta las diez.
El mensaje de mi viejo era corto y tácito. Urgente. No tenía tiempo para quejarme en situaciones como esta.Entré en el estudio de papá sin tocar. Él odiaba que entrara sin avisar, me lo había reprochado millones de veces, pero esta vez no me dijo nada. Sin embargo, no se me pasó desapercibida su mirada molesta cuando entré de la nada.
Estaban Vince, Robbie, Serpiente y mi viejo allí, esperándome. Me abracé a mí misma para darme calor y los miré, sus rostros sombríos.
Y supe que tenían malas noticias. Muy malas.—¿Qué pasó? —pregunté.
Mi viejo levantó la cabeza y me penetró con sus ojos chocolate.
—Los Emmet.
Supe al instante que habían hecho algo realmente malo. Los Emmet eran muy conocidos por ser muy alborotados, siempre causando problemas de los grandes. Últimamente habían estado bastante tranquilos, y creo que todos lo habíamos tomado como que los Emmet finalmente habían entrado en razón y habían dejado de llamar tanto la atención.
Ladeé mi cabeza.
—¿Qué hicieron ahora?
Robbie no se anduvo por las ramas, ni siquiera trató de molestarme, como normalmente hacía. Esto sólo sirvió para que los pelos de mi espalda se levantaran, no teniendo nada que ver con el frío.
—Atacaron a los Silvers la semana pasada. Fue una jodida masacre. Hubo muchísimos muertos de ambos bandos y el FBI logró atrapar a algunos sobrevivientes, pero la cantidad de muertos es jodidamente enorme.
Mi corazón se saltó un latido y comenzó a golpear furiosamente contra mi pecho, un zumbido sordo se apoderó de mis oídos.
«Rush.» Eso fue en lo único que pude pensar en ese momento. Hacía una semana que no nos veíamos, ocho días. Pensé que solamente no teníamos tiempo para vernos, pero ahora que lo pensaba... ¿Y si...
—¿Saben si King o su amigo sobrevivieron? —pregunté, tratando de que mi voz no temblara.
—King sobrevivió, pero no tenemos ni idea de lo que le sucedió a su mano derecha —respondió Vince, mirándome con una ceja levantada en sospecha. Obviamente sabía que preguntaba por Rush.
No me importaba. Mi corazón golpeó más fuerte. Rush estaba muerto.
—¿Por qué me dicen esto?
Papá me miró detenidamente.
—Porque necesito que hables con King y le digas que estoy dispuesto a ayudarlo a deshacerse de los Emmet.
Tragué. No era de las chicas que tenían miedo, pero esta vez estaba aterrada. Acercarme a Lucas sin Rush para que hiciera de mediador probablemente terminaría con mi muerte. En ese momento me di cuenta de cómo yo dependía de él para mantenerme viva cuando se trataba de los Silvers.
-—Soy la persona menos indicada para negociar con King. Él me odia.
—Al contrario, Bevie, eres la persona más indicada para hablar con él. Tienes algo que él quiere de vuelta, si se lo das, sabrá que estoy dispuesto a ayudarlo al cien por ciento en esto.
Ese algo era Meli, lo supe al instante en que lo dijo. Y vi rojo. Yo estaba al borde de un colapso nervioso por la muerte de Rush, alguien por el que tenía sentimientos por más que no quisiera admitirlo, y él quería que le entregara a King la cosa que yo menos quería darle, como si Meli no fuese más que un pedazo de carne.
Golpeé la mesa con las palmas de mis manos, el estrépito sobresaltando a todos.
—No pienso darle a Meli. De ninguna jodida manera. Búscate otra persona para que hable con él.
Con eso, salí del estudio y me encaminé furiosamente a mi habitación. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas alrededor de Rush. Estaba tratando de sacármelo de la cabeza cuando llegué a una conclusión bastante inquietante: si Rush no hubiera muerto, yo podría haberlo amado en un futuro.
Sentí mis lágrimas calientes impactar con mi almohada mientras me tapaba con mis cálidas mantas. Pero no importaba cuantas mantas me pusiera, yo seguía teniendo frío.Glock
¿Cómo salir de este lugar? Esto no podía ser tan difícil, Beverly había podido entrar y sacarnos sin problema. Yo también tenía que poder. No estaba subestimando a Beverly ni nada, pero si ella podía, entonces yo también. Solo era cuestión de intentar.
Ahora la pregunta era: ¿intentar cómo? No tenía idea de por dónde empezar, estaba perdido y desarmado, y no recordaba del todo bien cómo salir de aquí. Claramente, yo corría con desventaja, mucha desventaja.
Comencé a trazar planes, y esa se volvió en mi mejor forma de entretenimiento. Pasaban los días y yo seguía haciendo cálculos y deducciones pacientemente.Tal vez mi situación no estaba tan jodida.
O tal vez sí.
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Acompáñame al Infierno
RomansaLa vida de un motero nunca es fácil, ¿pero la de una motera? Mil veces peor. En un mundo donde las mafias son aún más poderosas de lo que parecen, donde la muerte, los lazos sanguíneos y la lealtad lo son todo, la vida es complicada. Y si eres la ún...