Capítulo 18 ☣ Idas y venidas

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Llegamos donde los demás se encontraban cenando a la luz de las antorchas. Era evidente que bromeaban y reían mientras Gally les contaba quién sabe qué cosa, hasta que su dinámica se vió interrumpida al notar que nos acercábamos y guardaron completo silencio. Algunos no pudieron evitar reír por lo bajo o toser para tratar de disimular algo.

—¡Ah! Los encontraste —dijo Alby—. ¿Dónde se habían metido?

—Por ahí, en el bosque —dijo Minho indiferente, dejando en claro que no quería hablarles sobre eso.

—Uum, ¿y cómo la pasaron? —preguntó Sartén.

—Creo que no entendieron que no es de su incumbencia —dijo Minho dirigiéndose a mí, pero en voz alta para que todos lo escucharan. Entonces tomó su plato para desviar el tema.

Nos sentamos a comer mientras los demás siguieron haciéndose bromas. Habíamos olvidado todo el asunto hasta que Gally arrojó una bomba.

—Desde luego, creo que tendremos a los primeros bebés en el Área.

—Gally, cuidado con lo que dices —le advirtió Alby.

—No soy yo el que debe tener cuidado. ¿No es cierto, Minho... no es cierto, novata?

—Cierra tu miertera boca—dijo Minho observándolo fríamente. Luego devolvió la mirada hacia su plato, aunque aún no había probado un solo bocado.

—Y al parecer, ya están siendo fabricados en el bosque —continuó Gally y todos rompieron en carcajadas.

En medio de las risas, no fue Minho quién se alteró, sino Newt, quien se levantó furioso dejando caer su plato, y se marchó hacia el edificio de madera. Los demás lo observamos con evidente sorpresa, cuando Gally volvió a hablar.

—¡Newt está celoso, eeh! —volvieron a reír.

—Estupendo, Gally. Eres la persona más madura de toda el Área —refuté.

—Pero digo la verdad.

Dejé pasar por completo el asunto de decirles mi nombre, sólo terminé de comer y esperé el castigo pacientemente. A la medianoche, Minho se ofreció a llevarme él mismo al Pozo, pero Gally se negó alegando que sólo dejaría la puerta abierta para que «su amada» escape. Minho prefirió quedarse callado ante semejante inmadurez de Gally y se retiró sin siquiera mirarme, en otras palabras, ignorándome. Eso me hizo sentir mal, mientras me dirigí con Gally hacia mi lugar de castigo y estuve pensando en esa actitud tan fría durante un par de horas hasta que logré dormir, recostada de la pared del Pozo.

Antes del amanecer, escuché una voz susurrando mi nombre. No podía ser nadie más que Minho, ya que era el único a quien se lo había dicho.

—Buenos días, larcha, ¿pudiste descansar?

—Sí, algo —estaba un poco confundida por su actitud de anoche, que no concordaba para nada con la de ahora.

—Pronto amanecerá y vendrán los demás corredores, vine lo más rápido que pude. Discúlpame por no despedirme anoche, intentaba no darle pie a las estúpidas conclusiones de Gally con respecto a nosotros.

—Está bien, me alegra que vinieras a aclararlo.

—Toma esto —me pasó una bolsa con varias frutas y tres sándwiches—. No voy a estar aquí en todo el día, y no podré concentrarme allá afuera sabiendo que hay una pobre larcha pasando hambre en el pozo.

|| CRUEL ES BUENO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora