Capítulo 31 ☣ Despertó

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Trotamos hacia el laberinto para que los demás ahorraran energía. Minho y yo íbamos a la cabeza del grupo.

—Muchas gracias, Minho.

—¿Por qué, novata?

—Por acompañarnos. Por un segundo pensé que no vendrías.

—¿Y perderme toda esta diversión? ¡Ni hablar!

—Estás loco, y por cierto, no sé si lo has notado ya, pero dejé de ser la novata hace bastante rato.

—Para mí siempre serás la novata. ¿A quién le importa aquella larcha tendida sobre la cama? Tú fuiste la primera chica en llegar al Área. La verdad, aunque me cueste demasiado admitirlo...

—¿Qué?

—Tú marcaste un antes y un después.

—Vaya, por fin sale algo ligeramente bonito de tu boca para variar —noté que se sonrojaba.

—Ya, sigue corriendo, novata. ¡Es por aquí! —indicó a todos por dónde seguir mientras aceleraba gradualmente el paso. Supe que algo dentro de él había cambiado, quizás una noche con los penitentes había logrado suavizarlo, como sea, mis labios esbozaban una enorme sonrisa sin darme cuenta. Creo que este había sido el momento más sincero que había compartido con él desde el día que me llevó a conocer el manantial.
De pronto escuché a alguien aclararse la garganta interrumpiendo mis pensamientos.

—Esa sonrisa... No la he visto con nadie más.

—Calla, Thomas, cierra tu miertera boca.

—Solamente decía —sonrió burlándose de mí.

—Cierra el pico y corre —lo dejé atrás mientras no pude evitar sonreír de nuevo.

Llegamos hasta el lugar donde habían dejado al penitente.

Minho: Es hermoso ¿no lo creen? Una pila de plopus, toda una obra de arte.

Sartén: ¡Es asqueroso! ¡Es lo más asqueroso que he visto!

Winston: Yo no estoy muy seguro de eso luego de haber visto tu comida.

Zora: Encarguémonos de lo que vinimos a hacer.

Thomas: Ayúdenme a sacarlo de la grieta —dijo halando uno de los brazos mecánicos del penitente, pero este tras unos segundos de tensión se desprendió del cuerpo expulsando una asquerosa baba—. ¡Iack! ¡Qué asco!

Winston: Siento haber comparado tu comida con esto Sartén, esto es más asqueroso —y el cocinero le arrojó una mirada fulminante.

Minho: Calma niños, hagamos lo que dice Thomas. Debe haber algo que nos dé una pista por aquí.

Entre todos tiramos del resto de brazos mecánicos que quedaban expuestos. Tras romperse otro par, el centro del cuerpo cedió dejando expuesta una especie de órgano que contenía un extraño cilindro metálico con las mismas iniciales que lucen los insectos por toda el Área, grabadas en la superficie.

Me acerqué a Minho para observar el objeto que sostenía en sus manos, en él titilaba una pequeña luz roja y en una pantalla por un extremo se podía apreciar un número. Ambos nos miramos pensando en lo que aquello podía significar: «—¿Crees que sea la zona de la que proviene?» pregunté, «—Estoy casi seguro».

Salimos del laberinto porque creímos tener una muy buena pista para avanzar en el rompecabezas y porque los demás chicos, Sartén, Zart y Winston específicamente, quienes no están acostumbrados a ese ambiente comenzaron a impacientarse y a querer salir por miedo a toparse con otro penitente, pero con uno vivo esta vez.

|| CRUEL ES BUENO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora