|| CRUEL ES BUENO ||

Capítulo 12 ☣ No puede ser tan malo

—Hey Alby, ¿qué tal te va con la nuevita? —dijo el chico rubio que me ayudó en La Caja, acercándose a nosotros.

—Es curiosa, hace muchas preguntas.

—Eso es bueno ¿no? —repliqué.

—No, si no hay respuestas que pueda darte —respondió Alby—. Él es Newt. Ya lo conociste en La Caja.

—Sí, y vaya sorpresa que me llevé —dijo Newt entre risas.

—Si yo me ausento, Newt toma el control. Es el segundo al mando.

—Lo bueno... —dijo acercándose un poco a mi oído— es que Alby nunca se ausenta. Bueno, creo que buscaré a Chuck para que ayude a la novata a hacer su cama.

—Por favor —agradeció Alby.

Newt asintió ofreciéndome una sonrisa y se marchó.

—Escucha larcha, para que esto funcione todos nosotros debemos poner de nuestra parte. ¿Entiendes? No esperaremos menos de ti sólo porque eres una chica.

—Eso me parece bien.

—Existen tres reglas básicas aquí: Uno, haz tu parte, porque no queremos holgazanes. Dos, jamás lastimes a otro habitante. Y tres, lo más importante de todo, jamás salgas de estos muros. Los únicos con el permiso de ir allí afuera son un grupo al que llamamos los Corredores, ¿comprendes?

—Sí, comprendo Alby ¿pero qué hay allá? ¿Por qué no quieren que salga? ¿Y qué son los Corredores?

—Por ahora, confórmate con saber eso. ¿Entendido?

—Sí, entendido. Eso creo.

Después de eso conocí a Chuck, un pequeño de cabellos rulos que parecía ser el más joven del Área. Era muy amistoso y dulce, pero me producía sensaciones muy ambiguas. Por un lado, mucha ternura, y por otro, mucha tristeza, porque cómo es que un niño tan pequeño como este puede estar encerrado en un lugar así.

Todas estas preguntas que no podían obtener respuestas me estaban agobiando. Realmente necesito saber las cosas, no puedo estar así, sin saber nada de lo que me rodea. Pero por alguna razón, esta sensación de no saber, resultaba conocida para mí, y no podía quedarme allí parada sin hacer nada.

—Debo ir a limpiar algo. Quédate aquí eeh. Hasta que alguien venga, no te muevas —dijo Chuck haciendo hincapié en que debía quedarme.

—Sí, está bien —le ofrecí una sonrisa.

«—Ya pasaron varios minutos. Nadie ha venido y creo que yo podría ir a dar una vuelta por ahí», pensaba teniendo en mente la oportunidad que se me presentaba de intentar atravesar el muro, esta vez con éxito. «—¡Pero espera! Alby me dijo que no lo hiciera, ¿y si lo dice por mi bien? Creo que no debería intentarlo. Si alguien me ve, como ese chico Minho o ese Gally, podrían llevarme al Pozo de nuevo y esta vez sí que estaría en serios problemas. Aunque, por otro lado... no sería yo misma si me quedo de brazos cruzados, siento que debo hacer algo, supongo que está en mi naturaleza. Podría intentarlo mientras nadie me observa».

Cada uno se encontraba cumpliendo con sus labores. Me acerqué de manera casual hacia el muro, nadie me veía en ese momento. «—Respira, no puede ser tan malo», me animé y arrojé un último vistazo al Área cuando me encontré de frente a la gran puerta, sólo para ver si alguien me había descubierto, pero nadie... Podía hacerlo porque esta vez nadie me impediría salir de allí.

Di varios pasos adentro, recorrí la vista por el lugar y me topé con algunos pasillos a los lados, aquí y allá. Seguí el camino recto hasta el final del pasillo principal, me di la vuelta y allí detrás estaba la entrada. La observé por un momento pensando si debía volver o seguir a alguna parte, y en medio de mis pensamientos vi a Chuck que se acercaba corriendo hacia la entrada con Minho. Ambos gritaban «¡detente!», les sonreí descaradamente de forma victoriosa porque lo había logrado, había podido evadirlos y atravesar esa entrada. Miré a mi derecha, luego a mi izquierda, tomé por el lado derecho. Corrí, corrí como deseaba hacerlo. Me topé con enredaderas y piedras derribadas de los muros mientras corría, además con una especie de líquido viscoso y asqueroso en algunas partes del suelo que me detuve a observar por algunos segundos.

A medida que corría notaba un patrón extraño en esos pasillos: «—derecha, izquierda, derecha, derecha ¿Por dónde ir?» Todos los caminos que tomaba se giraban en algún punto y continuaban en otra dirección. Me detuve para intentar crear un mapa mental de lo que había recorrido hasta ahora observando a mi alrededor, de todos esos caminos que había visto, y había llegado a una conclusión: estaba perdida, ya no sabría cómo volver aunque lo intentara. «—Tal vez sea lo mejor —me dije—, así podré ir hacia adelante sin ninguna excusa». Me dio la impresión de que el lugar estaba construido para ser confuso, para mantenernos casi de manera obligatoria en el Área, porque cada pasillo llevaba a uno nuevo pero nunca a un final, sólo un cruce tras otro. «¡Un laberinto!», pensé. Cómo sabía el significado de esa palabra era algo que me resultaba aún más confuso.

Todavía aturdida por la realidad detrás de los muros, continué corriendo hacia ninguna parte. Mi corazón latía a millón por el miedo, la adrenalina y la incertidumbre.

Me detuve por segunda vez para pensar de modo racional: «—si esto es un laberinto, ¿cómo rayos pienso salir de aquí, a dónde se supone que iré, qué puede haber del otro lado?»

Empecé a volver sobre mis pasos sin saber qué hacer y minutos después escuché el eco de una voz acercarse. No estaba segura de a quién pertenecía esa voz porque todavía no distinguía bien las voces de los chicos, además, también por la lejanía y el efecto de los ecos, pero supuse que podía ser Minho. Crucé esta vez a mi izquierda donde creí escucharlo más cerca pero pareció alejarse de mí, regresé unos metros y giré en un cruce anterior gritando «¡Hola!», para que me escuchara. «—¡Minho, aquí!», y él respondió «—¡Quédate donde estás!», y así lo hice.

Esperé por largo rato, o quizás fueron solamente unos pocos minutos pero pareció una eternidad. Mientras tanto, Minho y yo seguíamos comunicándonos para que pudiera ubicar mi posición más claramente.

Cuando sentí su voz muy cerca me embargó un inmenso alivio, al menos no tendría que morir de hambre, sed o frío, o de cualquier otra cosa, perdida en un lugar como ese por causa de mi insensatez.

☢️ ☢️ ☢️ ¡Que la llamarada se siga extendiendo! ☢️ ☢️ ☢️