Capítulo 7 ☣ Complejidades

390 39 0
                                    

Nos dirigimos con cuidado hacia los ductos. Debíamos ser muy silenciosos si no queríamos despertar a todos en la habitación. Minho quitó la rejilla cuidando de hacer el menor ruido posible pero se le resbaló ligeramente al depositarla sobre el suelo y ésta produjo un pequeño golpe seco. Ambos nos quedamos paralizados esperando a que alguno de los chicos nos descubriera y nos dijera algo, pero nada pasó, así que nos introdujimos en los ductos. Nos movimos a gatas por un rato hasta que Minho se detuvo en una zona más amplia del ducto.

—¿Qué pasa, por qué te detienes? —le pregunté.
—Porque aquí podemos hablar tranquilos.
—¿Estás seguro? ¿No quieres que busquemos un lugar un poco más cómodo? Porque estamos muy apretados aquí y casi puedo respirar encima de ti, creo que podemos seguir hasta...

No pude terminar la frase porque él se acercó tanto a mí que me tomó por sorpresa, nuestros rostros quedaron a escasos centímetros. Podía sentir su respiración rebotando en mi hombro.

—Aquí está bien —me dijo—. Zora, quiero irme de aquí, salir, huir, no lo sé; pero aunque quiera sé que no puedo, yo... —tomó una de mis manos y empezó a jugar con mis dedos—. Las cosas han estado muy extrañas entre nosotros y sé que ha sido mi culpa. Quiero disculparme contigo porque sé que mi actitud no ha sido la mejor.

—No te preocupes por eso, todo ha estado muy extraño con todos. No se trata sólo de nosotros, es lo que sucede en este lugar —apretó mi mano con suavidad.

—Precisamente por eso, no sé por cuánto tiempo las cosas seguirán como están; sabemos que han desaparecido chicos y chicas, todos rondan nuestra edad. Uno de los últimos, ese chico Alby, tenía 17 años igual que yo y hay mucho que aún quiero hacer antes de que algo me pase.

—¿Qué cosas? Te apoyaré si es lo que necesitas.

En ese momento sin darme opción a nada él juntó sus labios con los míos. Podía verlo, mis ojos abiertos por la sorpresa empezaron a cerrarse mientras él tomó mi rostro con una de sus manos y empezó a mover sus labios suavemente. No sabía por qué lo hizo pero dentro de mí despertaban un montón de sentimientos y sensaciones extrañas que no conocía y eso me asustaba mucho, pero también me gustaba.

Estuvimos así por algunos segundos hasta que él se separó, luego acarició mi mejilla por un momento y me abrazó con fuerza.

Minho se había convertido en un chico fuerte, tanto por dentro como por fuera. Tenía un cuerpo bien definido que muchas veces me sorprendí observando en silencio, y una personalidad impetuosa, irreverente, quizás agresivo para algunos, pero era la persona más increíble que conocía. Yo amaba su uso constante del sarcasmo, eso me hacía reír mucho porque los demás no sabían descifrar cuándo hablaba en serio o cuándo bromeaba solamente, yo sí lo sabía, y creo que era la única que entendía bien su clase de humor porque lo compartía. Por eso él es con quien siempre quiero pasar más tiempo.

No pude evitarlo, me perdí en ese abrazo. Me sentía segura como siempre que estaba a su lado. Correspondí su beso pero algo dentro de mí se preguntaba por qué, ¿por qué ese momento parecía ser el más feliz de todos, a pesar de lo extraña que me sentía? Es mi mejor amigo, y no sabía si lo que estábamos haciendo era correcto.

—Minho —dije cerca de su oído y él me apretó un poco más, como si se estuviera aferrando a mí. Entendí que no quería hablar, que sólo necesitaba ese abrazo.
Estuvimos así por un rato en medio del silencio hasta que sentí un sollozo y lo separé de mí rápidamente.

—¿Minho? —dije mirando sus ojos a la tenue luz de la linterna, estaban empañados por algunas lágrimas pero no había escapado ninguna—. ¿Qué... Por qué lloras? —mantenía su mirada baja—. No llores por favor.
—Si algo me sucede...
—¡Cállate! —interrumpí alzando la voz, algo dentro de mí se revolvía de una manera espantosa con sólo imaginar eso.
—Tengo la responsabilidad de cuidarte, yo debo cuidarte y si algo me sucede... No quiero dejarte sola, eso es todo —dijo intentando hacerse el fuerte y frotándose los ojos para deshacerse de las lágrimas.
—¿Por qué dices esas cosas? ¿Acaso sabes algo que yo no?
—Es que todo lo que está sucediendo me preocupa y tengo una mala sensación al respecto.
—Y ¿por qué lo hiciste?... El beso.
—Esa era la razón para venir aquí. No puedo quedarme con esto Zora, yo siento cosas por ti. Creo que siempre las he sentido pero lo sé con certeza desde que Newt se metió en el medio.
—¿En el medio de qué? Si todos somos amigos.
—Hace mucho que yo no te veo así... Y tampoco como a una hermana, tú eres la única persona por la que deseo vivir todos los días en esta estúpida cárcel, lo único que me motiva. Tú eres mi razón para ser fuerte... ¿Acaso no te das cuenta? No soy un niño, Zora. Me siento horrible cuando pasas tiempo con Newt, él siempre quiere hacerte reír, te mira y le importa demasiado tu opinión, más que la de los otros.
—Sí pero ¿cuál es el problema con eso?
—¡Que él está enamorado de ti y tú no te das cuenta! Y lo peor es... —bajó la mirada nuevamente— es que tampoco te das cuenta de que yo también lo estoy, de que me vuelves loco con el más mínimo gesto y luego me entristeces y me haces feliz, y soy una montaña rusa contigo. Tú me gustas desde que éramos un par de niños, me encanta todo de ti, desde esa mirada confundida, hasta tu tierna curiosidad por las cosas. Me encanta poder hacerte sentir segura y he imaginado millones de veces cómo sería si pudiéramos salir de aquí y hacer una vida juntos en otro lugar, en uno mejor que este.

Yo lo miraba a los ojos intentando procesar todo. Venían un montón de imágenes a mi cabeza, de escenas, de situaciones, de reacciones, ahora muchas cosas tenían sentido, muchas de sus actitudes conmigo y con Newt.

—Sólo quiero que me digas qué está pasando por tu mente en este momento, qué es lo que piensas, no quiero que las cosas sean incómodas entre nosotros de ahora en adelante aunque sé que eso es lo más probable, pero ya no podía seguir guardándome esto.
—No lo sé, es que... Yo jamás pensé que esta era la razón de todo, y es muy... no sé cómo asimilar esto...

|| CRUEL ES BUENO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora