Capítulo 20 ☣ Distracciones

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—¿Qué sucede larcha?

—¿Eh? Ah, hola Newt. Nada —respondí algo distraída.

—No te creo. Tienes algo, ¿qué sucede?

—No sé si sea el lugar correcto para hablar sobre lo que me pasa —estaba sola en el comedor sumergida en mis pensamientos cuando él se acercó a la mesa y se sentó a mi lado.

—Si no quieres hablar ahora lo entiendo, pero si necesitas hacerlo en algún momento yo voy a estar por aquí.

—Gracias Newt —lo pensé mejor y me levanté de la mesa, decidí que sí necesitaba hablar con alguien después de todo—. ¿Vienes? —le dije haciendo una señal con la mano.

—Por supuesto.

La mayoría habíamos terminado con nuestras labores del día. Sartén tenía su momento de descanso ya que había llenado el estómago de todos con la comida del almuerzo. Miré a mi alrededor por unos segundos mientras caminaba, «¿dónde está Minho?», pensaba. Nos adentramos en el bosque, nos dirigimos hacia la zona detrás de las Lápidas. Ya podíamos hablar tranquilamente pero por alguna razón yo no era capaz de sacar a ese corredor de mis pensamientos.

—Él está en la Sala de Mapas —dijo Newt como leyendo mis pensamientos.

—¿Y a qué volvió?

—No lo sé, sólo dijo que tenía mucho en qué pensar hoy —guardó silencio mientras caminamos algunos metros más y luego se detuvo, se sentó sobre una gran roca y yo hice lo mismo—. ¿Sucedió algo en el laberinto que aún no nos han dicho?

—No, según Minho todo sigue igual que ayer.

—Entonces, ¿sucedió algo entre ustedes? Si no quieres volver al laberinto no tienes porqué verte forzada a hacerlo. Podemos hablar con Alby... —reí ante ese comentario—. ¿Qué sucede?

—Que tú no consigues la forma de evitar que entre ahí. Pareces mi guardaespaldas, aunque Alby no me advirtió que tendría uno —volví a reír—. Todo está bien Newt, no sucedió nada extraño entre Minho y yo. Pero me dijo algo que me parece horrible y no he podido dejar de pensar en eso.

—¿Qué te dijo? —guardé silencio por unos segundos y luego respondí con una pregunta:

—¿Es verdad que no hay salida del laberinto?

—Te lo dijo.

—¿Entonces es cierto?

—Sí, es cierto. Es verdad. Nunca se ha hallado una salida pero yo creo que sí debe haberla en algún lugar, aunque todo indique que no. Pienso que nada de esto tendría sentido si no hubiera una. ¿No lo crees? —volví a esbozar una sonrisa ante la familiaridad de sus palabras que habían sido las mismas con Minho en el laberinto.

—Tienes razón, he pensado lo mismo.

—Sabes, sé que desde el principio no he estado a favor de que seas una corredora... que entres al laberinto y esas cosas —guardó silencio por unos segundos y me miró directo a los ojos—, pero creo que debes seguir. Tienes algo diferente, creo que tú serás la respuesta a muchas cosas que suceden aquí... por algo eres la única chica a la que han enviado. Creo que eres especial —dijo colocando su mano izquierda sobre mi hombro—, y quiero que olvides lo que dije antes, me alegra que seas valiente, y arriesgada, y curiosa, todas esas cosas te definen y ya no insistiré más en que dejes de ser una corredora.

—¡Gracias Newt! —le dije dándole un gran abrazo—. Para mí es muy importante tu opinión porque eres la primera persona que me inspiró confianza en este lugar. De hecho, podrías estar entre los tres primeros.

—¡Qué enorme dicha! No imaginas lo honrado que me siento por tener tan grandioso privilegio...

—¡No hables así! —le interrumpí soltando una carcajada y él empezó a reír también—. No tenía idea de que te gustara bromear hablando de esa forma —le dije conteniendo la risa.

Su risa era música para mí. Verla sonreír era sin lugar a dudas el regalo más hermoso que los Creadores pudieron darme. Quizás ellos no tenían ni idea, quizás no lo planearon, pero yo estaba sintiendo cosas extrañas por ella. Cada día que pasaba sentía que necesitaba tenerla a mi lado las 24 horas. Tenía una sensación extraña en mi pecho cuando estaba cerca de mí, es grandioso que pudiéramos conectarnos de esta manera desde el principio.

—Ya basta, me duele el estómago de tanto reír —me dijo corriendo algunas lagrimitas que salieron de sus ojos a causa de la risa.

—Correcto, respira, respira... Ya está anocheciendo Zora, aunque quisiera estar toda la noche riendo contigo debemos volver.

—Tienes razón —dijo poniéndose de pie pero antes la detuve—. ¿Qué suce... —tomé su rostro para quitar un mechón de cabello de él y colocarlo detrás de su oreja—. Gra... gracias Newt.

—No hay de qué linda.

¿Linda?... ¿¡Linda!? ¿Acabo de llamarla «linda»? Ahora me siento avergonzado como un idiota por intentar coquetear con ella cuando no estamos ni en el lugar ni en la situación correcta para hacerlo... Debe estar pensando lo peor de mí en este momento. ¿Cómo rayos se me ocurrió?

Caminamos muy cerca hablando de cualquier cosa cuando penetramos el claro del Área. Fuimos directo hacia el comedor en la finca para esperar la cena. Algunos de los chicos ya se estaban acercando, era la hora en la que todos estábamos bestialmente hambrientos. Zora ocasionalmente observaba alrededor intentando encontrar algo, no decía nada pero yo sabía que lo seguía buscando a él con la mirada. Ben apareció de repente y se sentó con nosotros.

—Hola larchos. ¿Qué tal te fue en el laberinto, novata?

—Genial, sigo aprendiendo pero me encanta este trabajo.

—Grandioso, siempre son bienvenidos los nuevos corredores porque son pocos los que se atreven.

—Sí, gracias. Y... ¿has visto a Minho?

—Si te refieres a ese que es nuestro líder... ya sabes, fortachón y obstinado, sí lo he visto. Sólo que no sé dónde está ahora... de seguro en el Área por supuesto.

—HA-HA, muy gracioso Ben. Creo que has pasado demasiado tiempo con él.

—Lo siento lo siento, pero en serio no lo he visto desde que salí de la Sala de Mapas.

—Está bien.

—Creo que algo le está pasando, es decir, es la segunda noche que pierde de cenar. Por ejemplo, la noche de tu castigo fue la primera vez. Guardó toda su comida. Sólo dijo que no tenía hambre pero lo conozco y estaba hambriento, no sé qué trama.

Llegó la hora de comer, todos lo hicimos... bueno, casi todos. Minho aún no aparecía y Zora se veía realmente inquieta al respecto, aunque intentaba incluirse en las conversaciones de forma muy vaga. Sartén apartó su comida en caso de que viniera algo tarde para cenar, pero no llegó esa noche. Terminamos de comer y varios de los encargados y otros fuimos a buscarlo a los alrededores. Al resto de habitantes Alby les dijo que fueran a dormir de una vez.

—¡Yo buscaré en la Sala de Mapas, quizás sigue ahí! —gritó Ben alejándose.

—¡Sí, yo iré a la Choza! —gritó Alby.

—Yo revisaré cerca de la granja, los jardines, y todo alrededor  —le dije a Zora mientras ella se quedó de pie en medio del Área.


☢️ ☢️ ☢️ ¡Que la llamarada se siga extendiendo! ☢️ ☢️ ☢️

|| CRUEL ES BUENO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora