John, 3

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— ¿Sherlock? ¡SHERLOCK! ¡DESPIERTA, DESPIERTA! —John agita con fuerza su cuerpo y le da pequeñas palmadas en la cara para que reaccionase, pero no sirven; estaba inconsciente.

Le tumba un segundo boca arriba y coloca la cabeza en su pecho. El pulso había pasado de ser débil e irregular a tener la presión cardiaca elevada y aumentando, pero enseguida vuelve a irregularse. Vuelve a ponerlo de lado para mayor seguridad.

Empieza a dar vueltas por el salón, sin saber qué hacer. Estaba bloqueado. <<No son síntomas de gripe>>, piensa, flotándose el cuello con la palma de la mano. Sudor frío, temperatura por debajo de la media, pupilas dilatadas sin reaccionar a la luz, temblores… Quitando la nariz taponada y la boca reseca, todo lo demás era muy extraño.

Empieza a rascarse el cuello con fervor, intranquilo. Por su culpa, por no hacerle caso e irse a trabajar tan tranquilo, ahora Sherlock se debatía entre la vida y la muerte, lo más seguro. Tenía que haber estado con él cuando se tomaba las pastillas. <<Pero las pastillas no han sido el problema, no…>>.

—John, tranquilo… —Habla en voz alta para intentar calmarse—. No puede ser tan grave. Está dormido, eso es todo. Despertará y te explicará lo que ha pasado... —De repente el cuerpo se le revuelve al cerrar los ojos y acordarse de Sherlock en el suelo, con la cara llena de sangre, esa insistente pesadilla que había tenido durante tantas y tantas noches. Sherlock rodeado de sangre, y él corriendo hacia él pero sin llegar nunca a arrodillarse a su cuerpo. Sólo corría y corría, y la oscuridad se cernía sobre él, haciendo desaparecer a Sherlock pero dejando el charco de sangre en las baldosas de la acera. Abre los ojos aterrado—. ¡No! ¡No puedo dejar que se vaya! —Corre hacia él y se arrodilla—. ¡Vamos! No me hagas esto otra vez…

Un horrible espasmo se pasea por su hombro, haciendo que se lleve la mano hasta él. El miedo invade su cuerpo, y eso había hecho que su herida de guerra reaccionase. Ese punzante dolor llevaba sin molestarle varios años...

Empieza a gritar más fuerte el nombre de su amigo y le coge de la mano, apretándosela con fuerza y acariciándole el dorso de la mano con el dedo pulgar. Murmura oraciones que dudaba fueran a ser escuchadas. No le sirvieron hace cuatro años frente a la tumba de Sherlock, y ahora tampoco lo harían.

Una pequeña lágrima rueda por su mejilla, a la que luego se le unen un par más, pero se las limpia rápidamente y decide de una vez por todas calmarse de verdad y tomar medidas, las pocas que podía, ya que no sabía a qué se enfrentaba ni cuándo recuperaría Sherlock la consciencia.

Pone dos dedos delante de la nariz de Sherlock. Respiraba, aunque tomaba poco aire a causa de la mucosa y muy rápido, hecho que hacía que los latidos del corazón se acelerasen. Lo que más le intranquilizaba era la temperatura corporal; estaba helado como un témpano. Lo coge en brazos, tambaleándose por el camino, y lo lleva a la habitación, arropándolo con sábanas, edredones y mantas, lo que hiciese falta para que entrase en calor. Espera unos veinte minutos para ver cómo evoluciona, sin apartarse de su lado, controlando también el pulso, el cual parecía que se iba normalizando.

Vuelve a ponerle las manos a ambos lados de la cara. La temperatura no subía. Las mantiene ahí durante un rato, acariciándole las mejillas lentamente y mirándole a los ojos, triste porque el detective no le devolvía la mirada. <<Está más pálido que de costumbre...>>. El labio inferior de manera inconsciente le temblaba un poco, y eso ponía nervioso a John.

Lo destapa y se queda inmóvil un segundo.

— ¿Qué hago? Por Dios… ¿qué hago? No sé qué debo hacer…

Le desbotona y abre la camisa. Mira su pecho desnudo un instante, igual de pálido que su cara; parecía una estatua perfecta, pura y esculpida en mármol. Traga saliva, nervioso. Se calienta las manos con el aliento y empieza a hacerle masajes pulmonares. Parecía que recuperaba un poco la temperatura, pero de pronto Sherlock empieza a tener pequeños espasmos irregulares en los brazos. John frunce el ceño confuso y le mira.

The Man Who Can [Sherlock BBC Fanfiction] (Parte II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora