Cap. 3

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Las clases pasaron rápidas y más aún con la compañía de mi mejor amiga Camila, al salir del instituto me dirigí directamente al coche de Aaron quien me esperaba impaciente por mi pequeño retraso de 20 minutos.

Je, sobretodo pequeño.

Me subí y el me fulminó con la mirada.

-Llegas tarde.- Dijo arrancando el coche.

-Lo siento, tuve un imprevisto con la última clase.

El simplemente asintió y siguió el camino en silencio.

El imprevisto es cierto, la profesora me mandó ayudarla con unos papeles que se le cayeron al suelo y se tiró un bueno rato hablándome de lo buena estudiante que era..

Llegamos rápido, eran las 4, así que subí a mi habitación para empezar a hacer algo de la tarea y comenzar a arreglarme.

Se me habían hecho las 7 así que decidí que era hora de empezar a prepararme cuando mi vista se fijó en la cama.

¿Eso estaba ahí antes?

Claro que estaba idiota, nadie a entrado en la habitación.

Palmada mental.

Una nota se encontraba en mi cama al lado de una bolsa que decía:

Cariño, te compre este conjunto para que te lo pongas hoy en la cena junto con unos tacones, espero que te guste.

Besos mamá <3

Abrí la bolsa y en ella se encontraba un conjunto de top que dejaba los hombros al aire y un pantalón largo ancho de color granate y unos tacones negros.

Lo dejé en la cama y me metí directamente en la ducha, tras 15 minutos dentro salí y me coloqué la ropa interior, me puse el conjunto el cual me sorprende pues me queda exageradamente bien.

Me alisé el pelo y cuando vi que me había quedado medianamente bien decidí maquillarme, nada del otro mundo, algo de base, sombra granate con degradado negro, eyeliner, rímel y pintalabios granate mate.

Una vez lista me quedé sentada en la cama viendo atónita los tacones que debo usar.

Tras sin exagerar 15 minutos visualizando el tamaño del tacón y la plataforma decido salir de la habitación para hablar con mi madre el si es necesario tener que usarlos, pero la voz molesta de Aaron me sobresalta y me deja inmóvil nada más salir de la puerta.

-Quiero ir.- Dice molesto.

-Hijo la reserva está hecha.- Hace una pausa Alexander y sigue hablando.- La mesa es para seis personas.

-Me da igual cambiáis la mesa.- Añade.

-No podemos hijo, lo siento.- Dice finalmente y este se aleja de donde estaba para subir las escaleras.

-¡Maya te estamos esperando!- Grita mi madre desde abajo.

Me adentro en la habitación y me pongo los tacones, una vez puestos no parecen tan altos, es más son más cómodos de lo que imaginaba, me levanto y me miró al espejo quedando atónita de lo bien que me veo.

El sonido de un carraspeo me saca de mis pensamientos y al girarme veo a Aaron apoyado en el marco de la puerta sin quitarme ojo.

Mi Sexy Hermanastro Y Su Mejor Amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora