Después de que todo el mundo me felicitase por la indeseada futura boda y yo les devolviera una sonrisa falsa de agradecimiento pude irme tranquila al jardín y perder de vista a todos.
Estuve buscando a Aaron con la mirada desde que volví a sentarme en la mesa y ahora que estoy en el jardín afirmó rotundamente que se ha ido.
Alexander no me ha dicho nada sobre el, más que ya se le pasará.
El problema no es que se le pase, el problema es que acabo de perder a lo único que me importaba en mi vida.
Tras una hora ya me di por vencida, no iba a volver y yo no estaba por la labor de seguir aquí.
Volví dentro y avisé a Alexander de que me iba, el lo entendió y me dió dinero para un taxi.
Llamé y esperé en la entrada hasta que llegó pero antes de entrar en él, mi móvil sonó.
Al verlo me quedé inmóvil era Aaron, rapidamente lo cogí y una voz desconocida me alertó.
-¿Maya?
-Si soy yo, ¿Quien eres? ¿Qué haces con el móvil de mi hermano?
-Soy flinn, tú hermano está borracho y se ha metido en una pelea.
No me lo podía creer.
-¿Está bien?
-Ven a esta dirección y date prisa.
Dicho eso colgó y me envió la ubicación.
Rápidamente le di la ubicación al taxista y en seguida llegué lugar.
Le pedí que esperara ahí y me adentré en el antro, no tardé en divisar a Aaron, estaba sentado en la barra al lado de Flinn.
Me acerqué con miedo a su reacción y me coloqué en frente de él.
Su rostro tenia algo de sangre, le habían partido la ceja y tenia el labio hinchado, su mirada estaba perdida, puse mi mano en su mejilla y la acaricié suavemente, sus ojos se clavaron en mi y estos se llenaron de lágrimas.
-¿Que haces aquí?- Preguntó.
-Flinn me llamó..- Musité.- Estaba preocupada.- Puse mi dedo pulgar en su labio y el hizo una mueca de dolor.- ¿Qué te ha pasado?
-Un imbécil que se metió donde no le llamaban.- Comentó y cogió la copa medio vacia de un liquido marrón y se la bebió de golpe.
Tenia la mano ensangrentada y no sabría decir si la sangre era de el o del chaval al que pegó.
-Vámonos a casa.- Dije atrayéndolo hacia mi y el coopero.
Empezamos a caminar hacia la salida pero una mano cogió mi brazo tirando de mi y obligándome a soltar a Aaron.
-¿Que haces así vestida belleza?- Dijo un chico al tenerme en frente.- ¿Ese tío te contrató para que le hagas un completo?
Lo miré horrorizada, volvió a tirar de mi y de repente Aaron le pegó un empujón alejándolo.
-¿Como has dicho hijo de la gran puta?- Gruñó Aaron.
-Que menuda puta te has conseguido.- Insistió el chaval.
-Es mi jodida hermana cabrón.
Y sin darme tiempo a reaccionar, Aaron se encontraba encima de él pegándole puñetazos a diestro y siniestro.
-¡Para!- Grité.- ¡Por favor Aaron!- Lo cogí del brazo y el me apartó bruscamente haciendo que callera al suelo.
La camarera se acercó a mí para ayudarme a levantarme y una vez incorporada volví.
El chico tenía el rostro hinchado y Aaron no paraba de arrearle puñetazos.
Lo cogí de la cintura y lo separé como pude dejándolo sentado en el suelo.
-Está bien Aaron.- Susurré.- Ya le has dado su merecido, ahora vámonos a casa.
Me miró y se levantó con mi ayuda para seguidamente salir de allí y adentrarnos en el taxi.
Le di la dirección de mi casa, el camino fué en completo silencio y en poco tiempo llegamos.
Tras pagar al taxista una tasa bastante alta por la espera, entramos en casa y yo me deshice de mis tacones y los dejé a un lado de la puerta.
Aaron entró y fué directamente a su habitación.
Supuse que seguía enfadado, así que decidí no molestarlo e ir yo también a mi habitación.
Me puse delante del espejo y solté el vestido dejándolo caer al suelo, miré mi trasero en el espejo, tenía un moretón, supongo que por la caída, de repente la voz de Aaron resonó en toda la habitación.
-¿Que te pasó?- Dijo acercándose y pasando su mano por mi dolorido trasero.
-Al separarte me empujaste y caí al suelo de culo.- Dije aún de espaldas a el, lo veía a través del espejo, sus intensos ojos azules hacían lo mismo que yo, observaba mi cuerpo semidesnudo a través del espejo y suavemente colocó su mandíbula en el espacio de mi cuello.
-Lo siento mucho pequeña..- Susurró.
Pequeña...
Me encanta que me llame así.
-No fué culpa tuya.- Musité pegando mi mejilla a la suya, su piel estaba suave, ya no tenía esa barba de dos días que pinchaba mil demonios pero me encantaba.
Me giré quedando frente a él, posé ambas manos en su mandíbula y la acaricié repetidas veces mientras observaba sus ojos tristes.
-Maya..
-Por favor, olvida todo lo de hoy.- Supliqué.- Hablaré con mamá para cancelar la boda, pero, si en algún momento he de hacerlo, no dudaré en dejarlo todo por ti, si tú quieres estar conmigo, me da igual todo, cuando estoy contigo haces que sea la persona más feliz del mundo y no lo cambiaría por nada.- Sonreí.- Solo te pido que no me alejes de ti, se que hice mal por no contartelo, pero no vuelvas a hacerlo... Por favor...
Su boca se entreabrió ligeramente y sin decir nada, me besó, bruscamente, sin importarle el dolor que le produjera.
Entrelacé mis piernas en su cadera y en un par de zancadas nos encontrábamos en la cama, quité su camisa con ansía y lo mismo con el pantalón, deseaba tenerlo, ahora.
De un movimiento me tenía debajo, su boca hizo un recorrido de besos desde mi cuello a mi abdomen hasta llegar a mi pubis, bajó mis bragas con agilidad y enterró su lengua en mi vagina haciéndome gemir, inconscientemente cerré mis piernas y el las abrió para tener mejor acceso, su lengua recorrió mi clítoris en pequeños círculos y finalmente dió un lametón y subió de nuevo para besarme.
-Eres el mejor postre que he probado nunca.- Susurró a escasos centímetros de mi boca y no pude evitar sonreír.
Se apartó de mi para abrir mi mesilla y sacar un condón, rasgó el pequeño paquetito y se lo puso en un abrir y cerrar de ojos.
De un momento a otro se colocó de nuevo encima mío y colocó mis piernas por encima de sus brazos, sujetó mi trasero y introdujo completamente dentro de mí, empezó lento, pero enseguida sus embestidas se hicieron más rápidas en busca de mayor placer.
Finalmente entre gemidos y respiraciones aceleradas, yo curvé mi espalda y el apretó mis muslos en señal de que ambos habíamos llegado al clímax.
Nos desplomamos en la cama y él pasó su mano por encima de mi cabeza, yo me acomodé en su pecho, escuchando su acelerado corazón y pasé mi mano en un constante vaivén por su trabajado abdomen.
-Te quiero.- Dijo plantando un pequeño beso en mi frente.
-Y yo a ti.- Susurré plantando un sonoro beso en su barbilla.
Y así nos quedamos hasta quedarnos dormidos.
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No me odieis por el capítulo anterior!!
Todo tiene su explicación y pronto sabréis que pasa con la boda!😊❤️
Os amo lestor@@s!! ❤️❤️❤️
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Mi Sexy Hermanastro Y Su Mejor Amigo.
Teen Fiction-¡Dios Aaron deja de tratarme como una niña pequeña!- Grite. -Eres una niña.- Levantó los hombros mientras apoyaba su cuerpo en el armario de mi habitación. -No soy una niña, tengo dieciocho años joder.- Me desesperé.- El hecho de ser tú hermanastra...