Capítulo 28

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En menos de 15 minutos nos presentamos ambas en la puerta de ese indeseable, picamos ambas y al cabo de escasos minutos salió con una sonrisa de oreja a oreja.

-Buenas futura mujer.- Dijo apoyándose en el marco de la puerta, yo lo miré con desprecio ygruñí.

-No te atrevas a llamarme así.- Dije apretando los puños.

-¿Porqué?- Rió.- Si es lo que eres...

Sin poder contenerme ni un jodido minuto mas, mi puño se estrelló contra su cara con la mayor fuerza que he conseguido tener en toda mi vida.

Ni si quiera sabia como cojones había logrado que callera al suelo, pero me sentía como dios y Laurence que observaba atenta rió ante tremendo golpe.

-¿Pero estás loca?

-¡Ni loca me caso contigo!- Le espeté una vez se levantó y el rió mientras tocaba la zona afectada.

-Es una pena que en esa decisión no tengas ni voz, ni voto.

Sus palabras me quemaron por dentro, pero al ir a abalanzarme sobre el para darle una somanta de palos unas cálidas manos sujetaron mi cuerpo impidiéndome avanzar.

Al girarme me encontré con unos intensos ojos azules observándome, no me lo podía creer.

¡Me había seguido!

-¡¿Que coño haces aquí?!- Le grité mientras le separé de un empujón, pero en vez de recibir una respuesta de el Sebas habló.

-¿No le has dicho nada?- Preguntó observándole y las manos de Aaron se cerraron en forma de puños.

-¿Decirme que?- Pregunte observándolo.

-Todo.. es mas complicado de lo que me imaginé..- Murmuró y yo lo miré intrigada.

Me exasperé, un molesto silencio me estaba sacando de mis casillas y tras ver que nadie hablaba grité.

-¡¿Alguien puede explicarme que cojones pasa?!- Ambos me miraron y Aaron señaló a Sebas.

-Tus padres están a punto de perder la empresa.- Comenzó.- Mi madre se ofreció a ayudar con la condición de que nos casemos y los beneficios sean para ambos.

-¿Y no pueden simplemente hacer el negocio y dejar mi vida amorosa en paz?

-No, porque tu madre se huele que entre Aaron y tu hay algo.- Lo mire patidifusa y mi boca formó una O.- Tu madre clasista no aceptaría nunca vuestra relación y su mejor baza fue esa, además no quieras saber a quien deben dinero.- Dijo torciendo el rostro.- Dos por uno nena.

Aaron gruñó al oír lo ultimo y yo lo miré.

-¿Tu lo sabias?

-Esta mañana leí su mensaje en tu móvil y le hice una visita.- Lo señaló y este giró la cara mostrando un moretón que anteriormente no había visto.- Me lo contó todo y para cuando volví, vi que estabas ocupada y evité molestarte, hasta la noche, que ibas a irte y por eso te pregunté.- Musitó una risa por parte de Sebas me molestó.

-¿Te diviertes?

-He de admitir que si, ver a este capullo sufrir me satisface.- Comentó y lo miré con desprecio.- Además, a estas alturas ya debió contarte lo que me hizo.- Dijo indiferente y yo me acerqué a el y le solté un bofetón.

-No es ni la mitad de canalla que tu.- Escupí.- Tu estas colaborando en algo peor.- Y dicho eso me alejé acercándome al coche de Laurence.- Llévame a casa por favor.

-La llevo yo.- Dijo Aaron cogiéndome de la cintura, ella asintió y se fue quedando ambos ahí parados.

Me apretó contra el sintiendo su calor en mi espalda, introdujo su mandíbula en el hueco que dejaba mi cuello y mi hombro y besó mi mejilla haciendo que mi piel se erizara al contacto de sus labios y recorriera por el una seria de pequeñas descargas.

-Siento haberte tratado asi.- Susurré.

-Te quiero maya y no permitiré que nada nos separe.- Murmuró en mi oído y yo me giré quedando frente a el.

De repente una nube descargó sobre nosotros y nos vimos envueltos en una fuerte lluvia pero ninguno de los dos se movía, seguíamos observándonos a todo detalle.

Por su pelo caían gotitas rebeldes que iban parar a la punta de mi nariz, ambos sonreímos y no pude evitar pasar mi pulgar por sus suaves e hinchados labios, el los entreabrió ligeramente y desvié mi mirada a sus ojos que observaban cada movimiento.

-Llevo enamorada mucho tiempo de ti Aaron.- Confesé y su mirada se iluminó.- Nunca llegué a pensar que acabaría así.

-¿Asi como?- Esbozó una sonrisa y no pude evitar reir.

-Colada por ti hasta los huesos.

Sus ojos me observaron por décimas de segundo y en un abrir y cerrar de ojos sus labios se juntaron con los mios.

¿He dicho ya lo mucho que me encantan sus besos?

¿No? ¿Si?

Nunca me cansare de hacerlo.

Nos separamos por la falta de aire y su pequeña lejanía hizo que la frescura de la noche me erizara la piel, el se percató y me llevó a su coche para seguidamente llevarme a casa, el trayecto fue en silencio, lo observé en todo el camino, su marcada mandíbula y sus marcadas facciones con esa barba de dos días me encantaban y de vez en cuando el sonreía al pillarme mirándolo.

Al llegar me bajé del coche y sin darme tiempo a avanzar me cogió cual princesa y rápidamente nos adentramos en la casa, entre risas y besos me posó con delicadeza en la cama de su habitación y lo miré deseosa.

A día de hoy sigo sin creer como podía tenerlo para mi exclusivamente.

Se quitó la chaqueta dejando ver una empapada camiseta que se ceñía a la perfección a sus marcados músculos y seguidamente hizo lo mismo con la camiseta, los pantalones y los boxers, quedando completamente desnudo.

Lo observé sacar uno de su armario y con todo el descaro del mundo hablé.

-¿Te he dicho que te vistas?

Mis palabras hicieron que se girase, sus ojos transmitían diversión y el negó con la cabeza, tiró los boxers que había cogido a un lado y se abalanzó sobre mi despojándome de todas mis prendas y quedando ambos desnudos.

En un abrir y cerrar de ojos me encontraba gimiendo y clavando mis uñas en su espalda hasta que ambos llegamos al climax y nos derrumbamos en la cama.

Mi Sexy Hermanastro Y Su Mejor Amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora