Mamá había llamado temprano para recordarnos la cena de empresa de esta noche y que llegarían en su vuelo a las 6 de la tarde.
-Ten un buen día pequeña.- Dijo plantando un dulce beso en mis labios.
Bajé del coche y me encaminé a la entrada del instituto, una vez dentro divisé la figura de Laurence muy inquieta y me acerqué a ella.
-¿Te pasa algo?- Pregunté una vez a su lado.
-¡El examen de filosofía!- Gritó histérica.
Mierda..
-¿Que? ¿Es hoy?- Pregunté alterada.- ¿Ahora?
-¡Si y si!
No podía ser, no me acordaba y esto es malo, nunca me había olvidado de un examen y menos siendo una asignatura tan importante.
Después de un exageradamente largo examen de filosofía salí derrotada.
Nunca me había imaginado que un examen podía dejarme mentalmente tan agotada, decidí saltarme el resto de clases y me senté en el jardín de la cafetería a leer.
El tiempo pasó rápido y mi estómago junto con la campana me indicaron que era la hora del almuerzo.
Me dirigí a la cafetería y una vez allí me pedí un pincho de pollo y busqué a Laurence, al encontrarla me acerque a ella y su mirada me lo decía todo.
-Cateas ¿Verdad?
-¡Si!- Gritó.- No se puede ser mas cabrón y poner un examen mas difícil porque es imposible.
-Tienes razón amiga.- Reí.- Anda, ahoga tus penas en comida.
Y asi hizo, su humor dió un salto de 360 grados y ya estaba riendo y siendo la misma de siempre.
Al acabar la hora del almuerzo nos adentramos de nuevo en nuestras clases y una vez terminadas nos despedimos y yo me dirigí hacia el coche de Aaron.
-¿Y esa cara de malas pulgas?- Preguntó al verme.
-Hoy tuve un examen.- Musité.
-No me digas que doña empollona lo ha suspendido.- Comentó divertido arrancando el coche.
-Si don polla loca no me entretuviera tanto igual me hubiera acordado.- Le ataqué.
-Eh, eh, mi polla no tiene nada que ver.- Rió.
Lo miré y no pude evitar reírme.
Al ver que iba en otra dirección me extrañe y le pregunté.
-¿A donde vamos?
-De compras, necesitaras un vestido para esta noche.
Asentí, no había pensado en eso.
Al poco nos encontrábamos en el centro comercial, antes de nada, pasamos por el Burger y comimos como auténticos gordos, después del atracón de nuestra vida fuimos de tienda en tienda hasta que una llamó mi atención.
En el escaparate había un vestido de lentejuelas largo de espalda abierta y de escote granate que me enamoró nada mas verlo.
Entramos y lo busqué, nada mas encontrarlo tiré de Aaron hasta los probadores y me lo puse, era precioso, marcaba mis curvas, tenia una abertura en la derecha que iba desde mi cadera hasta el final del vestido y la espalda estaba al descubierto hasta un poco por encima de la zona de mi trasero.
¡Ya el escote ni te cuento!
Tapaba mis pechos de forma que los estilizaba y básicamente este vestido estaba hecho para mi.
Salí y Aaron al verme se quedó inmóvil.
Si no fuera que su mandíbula esta sujeta a su cabeza, tendría que recogerla del suelo.
-Estas increíble pequeña.- Dijo finalmente.
Me di una vuelta para que viera la espalda y sus manos me pararon quedando de espaldas a el, su mano se posó en la parte baja de mi vestido y lo separó de mi cuerpo dejándole ver unas estupendas vistas de mi trasero.
-¿Te gusta lo que ves?- Pregunté girándome y quedando de frente a el.
-Demasiado.- Dijo mordiéndose el labio y clavando su mirada en mi escote.- Vas a dejar boquiabierto a todo el mundo.
Sonreí ante su comentario y lo besé para seguidamente volver a meterme en el probador y cambiarme, pero una vez me quité el vestido, este se metió y me cogió de los muslos pegándome a la pared del probador y besándome con desespero.
-¿Que haces?- Pregunté al separarnos.- Podría vernos alguien..
-Ahora mismo me daría exactamente igual.- Comenzó a besar mi cuello y un cosquilleo brotó por mi abdomen hasta mi parte intíma.
-¡No seas morboso!- Reí dándole un golpecito en la frente y separándome de el.
-Esta noche no te libras y da igual que estén papá y mamá.- Dijo finalmente y salió del probador.
Mi corazón iba a mil por hora y pensar en lo que podría suceder esta noche me excita de una manera increíble.
Una vez me cambié, compré el vestido y nos dirigimos al aeropuerto para recogerlos pero Aaron paró una calle mas atrás y me miró.
-Bésame.
-¿Por que?
-Porque no voy a poder hacerlo hasta la noche y si no me besas ahora no se si podre controlarme estando ellos delante.
Sin rechistar junté mis labios con los suyos y nos fundimos en un largo y apasionado beso para seguidamente llegar a la entrada del aeropuerto y recoger a nuestros padres.
MARATÓN 2/3
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Mi Sexy Hermanastro Y Su Mejor Amigo.
Teen Fiction-¡Dios Aaron deja de tratarme como una niña pequeña!- Grite. -Eres una niña.- Levantó los hombros mientras apoyaba su cuerpo en el armario de mi habitación. -No soy una niña, tengo dieciocho años joder.- Me desesperé.- El hecho de ser tú hermanastra...