Capitulo 12

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Su boca sabía a tequila, su lengua bailaba con la mía, se coordinaban a la jodida perfección, era maravilloso y me atrevería a decir que ansiaba este momento.

El beso se está alargando y no se si es por el miedo a que la cordura actúe y al separarnos le dé un sopapo, cosa que haría si estuviera sobria pero ahora..

¿Ahora que?

Joder, lo estoy disfrutando.

Ahora era ese momento, nos separamos por la falta de aire, le observé, su mirada se clavó en la mía, y sus manos se posaron en mis muslos.

No sé en qué momento acabé encima de la encimera pero ahora es lo de menos.

Quería tenerlo.

Quería ser suya y eso era lo que vagaba por mi cabeza como un Tsunami en su total plenitud.

¿Le voy a entregar mi virginidad a mi sexy hermanastro?

-Lo..

-Callate.- Musité interrumpiendolo.

Volví a besarlo, sus suaves labios me extasiaban, no se si es el jodido alcohol pero no voy a permitir que arruine esto, no ahora que mi cordura está por los suelos, no ahora que de verdad me siento jodidamente viva.

Lo aré.

Rodee decidida su cintura con mi piernas y me sujeté a su cuello, no necesité decir nada, el comenzó a caminar.

Separé mis labios de los suyos, era necesario si no queríamos acabar escaleras abajo, pero me centré en su cuello, lo besé y recorrí su lóbulo con mi lengua, sus manos apretaron mi trasero con fuerza, aceleró el paso.

De un momento a otro me encontraba en mi habitación, me apoyó en la puerta mientras me bajaba y está se cerró tras de mí.

Volvimos a besarnos, sus manos recorrieron el interior de mi vestido posandose en mi trasero de nuevo y apretándolo con fuerza pegándome a el, estaba ardiendo y su erección contra mi pubis me indicaba que él también, desesperada, le quité la camiseta y el pantalón, el se deshizo de mi vestido.

Me cogió de nuevo y me tumbó en la cama, sus labios se posaron en mi cuello y recorrieron con besos cada centímetro de mi pecho siendo detenido por mi sujetador, rápidamente se deshizo de el y se metió en la boca uno de mis pezones para seguidamente mordisquearlo suavemente.

Su mano libre se hizo pasó por mis bragas e introdujo suavemente sus dedos, estos entraron sin dificultad, normal, me ha hecho mojar las bragas desde que me comenzó a besar en la cocina..

-Estas.. muy mojada.- Su voz era ronca y eso hacia que fuera jodidamente sexy.

No fui capaz a pronunciar una sola palabra, sus dedos experimentados entraban y salían repetidamente de mi haciendo pequeñas pausas en mi clítoris y formando círculos en el.

No podía más, lo necesitaba dentro, quería sentirlo en su totalidad, así que  con mis manos deslicé su boxer dejando ver su erección, el hizo lo mismo, se deshizo de mis bragas y las lanzó vete tú a saber dónde.

Cogió un condón de mi mesita.

¿En qué momento llegó a parar eso ahí?

La verdad que ahora no me importa.

Visualicé cada parte de su cuerpo, la poca luz de la habitación dejaba ver sus facciones con claridad, era perfecto.

El sueño de toda adolescente, y ahora lo tenía para mí sola.

Volvió a incorporarse, se colocó encima mío y me miró juguetón.

-Si te duele avísame.

Asentí, no me dió tiempo a más ya que se introdujo dentro de mi, suavemente, pero el dolor era intenso, a pesar de la lubricación era un dolor agudo, este se fue camuflando por el placer con cada embestida y yo no podía disfrutar más.

-¿Te gusta?- Preguntó sabiendo la respuesta.

-Si.- Musité interrumpida por mis gemidos y mi acelerada respiración.

Cambiamos de postura, me puse encima sin separarnos.

Empecé a subir y bajar con rapidez, como en las pelis porno.

Pero nada fue forzado, todo fluyó, él supo llevar mi inexperiencia con total control.

Sus gemidos eran música para mis oídos, estábamos fundidos en aquello que tanto habíamos deseado y evitado a la vez, hasta que el autocontrol falló y caímos los dos.

Me cogió del trasero y me hizo llevar un ritmo acelerado, con el cual ambos estábamos a punto de llegar.

-Joder.- Gruñó mientras yo sentía como sus músculos se tensaban.

Grité, gemí no se lo que hice, pero mi espalda se curvó y sentí el mayor placer que había sentido en mi vida.

Había llegado.

Mi primera vez había sido con el idiota sexy de mi hermano.

Me desplomé a su lado y me enredé en las sábanas con el, un pequeño silenció inundó la habitación, pero aún se oían nuestras agitadas respiraciones, hasta que él decidió romperlo.

-Ha sido..

-Genial.- Admití y el plantó un corto beso en mis labios.

-Deberiamos volver.- Añadió.

-Quedate.

Así hizo, me envolvió en sus brazos y me acurruqué en su pecho.

Sabía que esto no iba a pasar más, que está atracción que teníamos tenía que parar.

Y por más que me doliera no seguir a mis sentimientos, tenía que alejarme de el.

Pero ahora solo quería disfrutar el tiempo que fuese de su compañía, porque mañana, conociendome, lo odiaré por provocar esto.

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Mi Sexy Hermanastro Y Su Mejor Amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora