CAPÍTULO 3.

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CORREGIDO.


Llegamos a la oficina del director. Él sin llamar a la puerta abre y pasa primero. ¡Que caballeroso! Es un chico muy dulce y amable, nótese el sarcasmo. En mi cabeza pasa la idea de salir corriendo y no entrar al despacho pero descarto la idea y entro al despacho.

Cuando entro, el profesor me mira preocupado ¿no creo que me vaya a condenar a muerte por levantarle un poco la voz y decirle un par de verdades, no? Pues es lo que eran. Verdades. Dicen que las verdades duelen, Niall.

-Señorita Donovan, siéntese por favor. 

Hago lo que me pide sin comentar nada. Niall se sienta al lado mía, en la silla que hay a mi derecha.

-Él principe Niall me ha comunicada que usted... le ha levantado la voz a él y a su novia. ¿Cierto, verdad? -dice el director.

-Yo no creo que le levantara mucho la voz señor director, yo solo le dije la verdad sobre su novia. Su novia es una cabeza hueca teñida de rubio que se creo mejor que nadie, por ser tu novia -señalo a Niall- y va insultando a todo el mundo sin razón ninguna.

El director me mira asombrado, creo que le he dejado sin palabras, no dice nada. Niall me lanza una mirada neutra y algo de asombro.

-Me da igual lo que pienses de Sandra, no puedes hablarnos así. Soy tu superior, tu príncipe y próximamente tu rey. -dice enfurecido.

-Eso no es cierto -le planto cara mientras el director nos observa- yo soy una humana, eso quiere decir que mi príncipe y mi rey son humanos. Yo solo estoy viviendo rodeada de hombres lobo, entre ellos su príncipe, no mi príncipe. Solo vivo aquí porque mi madre se caso con uno de vosotros y me arrastro con ella, pero yo no pertenezco aquí, te repito, soy una humana -más o menos- así que en cuento pueda me iré a vivir con ellos, así que principito de licántropos, a mi NO me mandas, ni eres nada superior a mí.

Esta cabreado, muy cabreado.

Me fijo en las paredes de la habitación y evito mirar al chico que tengo a mi lado. Las paredes son amarronadas y tiene varias estanterías llenas de libros. El escritorio está lleno de folios y bolígrafos.

-Mientras vivas aquí, me da igual si eres un maldito dinosaurio, eres mi subdito y yo tu príncipe. Así que director avisa a mi padre -el director traga grueso y me mira con pena- y hablaremos sobre el día del juicio. 

¿Juicio? Lo miro directamente.Eso suena muy mal.

-Pero príncipe ella es humana, explícale las reglas, ¿no es demasiado que se presente a un juicio donde hay muchas probabilidades de que la condenen a muerte?

-Me da igual que sea una humana, su comportamiento debe ser castigado...

Madre mía, ¿Castigada con la muerte? Creo que don imbécil príncipe -a partir de ahora así será como lo llamaré- se esta pasando. No pienso dejar que me maten.

Mientras don imbécil príncipe mira a los ojos al director, quién aún no quiere llamar al rey para concretar el juicio, yo planeo como escapar de aquí.

No pienso estar presente mientras planean mi juicio, por cosas sin tanta importancia como para planearlo.

Ahora mismo no me están prestando atención. Inspeccionó todo el despacho. Con él buen día que hace le director tiene la persiana por la mitad, no dejando que entre la luz natural. Tiene la lámpara encendida. Genial.

Escondo mi mano por debajo de la mesa del director y miro de reojo la lámpara. Miro de vez en cuando a ellos asegurándome de que ellos no me miran a mí. Están demasiado ocupados discutiendo de si llaman o no al rey. Muevo la mano que tengo escondida y me concentro en la lámpara. Parada levemente pero ni Niall ni el director se da cuenta. Cierro mi mano en un puño y concentro toda la energía, unos segundos después la abro y produzco un cortocircuito.

Los dos miran inmediatamente el techo y yo los imitó. Saco la mano de debajo de la mesa y la poso encima de mi otra mano, que está apoyada encima de mis rodillas.

-Tendremos que hablar más tarde -dice el director- hablaré con el de mantenimiento para que arregle lo que ha pasado, podéis iros, luego hablaremos.

Niall mira extrañado la lámpara, finalmente asiente al director y sale del despacho.

Yo me levanto de la silla, arrastrándola, y me dirijo a la puerta. He sabido controlar perfectamente mis poderes, y he conseguido librarme, por ahora, de esta fastidiosa charla.

Punto para mí.

Salgo del despacho y cierro la puerta. Me agarran del brazo y me estiran hasta dejarme apoyada en la pared. Niall posa sus manos en la pared al lado de mi cara y mi cintura.

Su ojos están clavados en los míos y me miran furiosos. Controlo mi respiración y consigo que no vaya mucho más rápido de lo normal.

-Está no ha terminado. -susurra amenazadoramente muy, muy cerca de mis labios. 

En vez de sentir miedo -como toda persona normal haría- siento como mi piel se eriza, aunque él no lo nota. ¿Qué? ¿No debería sentir miedo o pánico en vez atracción?

-Lo sé. -sonrío.

Él gruñe y se separa de mi y se va andando por el pasillo. Yo me quedo estática unos momentos mirando cómo anda. Tiene una espalda ancha y los tatuajes de los brazos le quedan divinos.

Vale, definitivamente estar tan cerca de él me ha afectado y no de la mejor manera. Pero como quieres que me concentre con semejante hombre.

Aunque ahora no debo preocuparme de esto. Tengo que pensar en cómo saltarme el juicio o en quede libre. No pienso dejar que don príncipe imbécil buenorro me mate.

Tengo que concentrarme.

El resto del día pasa relativamente normal. Algunos me lanzan miradas rápidas pero nadie aparte de Lydia y sus amigos se me acerca.

Me han contado varias cosas sobre ellos. Se conocen desde pequeños y son muy buenos amigos. He descubierto que  Arthur, el de las gafas estilo Harry Potter, es muy fan de Harry Potter. Y Nancy, la chica de ojos achinados lleva viviendo aquí desde los siete años, aunque sabe hablar perfectamente chino.

En todo el día vuelvo a cruzar me con Sandra ni Niall.

Pero ahora es lo difícil. La llegada a casa. ¿Cómo evitas que tu madre te asesine -antes del juicio- por que el primer día de instituto te han condenado a juicio por subirle la voz al príncipe? Porque seguramente ella esté más que enterada.

Entró en casa e intento ir lo más silenciosa posible a mi habitación, no subo ni dos escalones cuando alguien carraspea detrás mía.

Mi madre está sentada en el sofá mirándome amenazante.

-¿Qué tal ha pasado el día la más guapa, maravillosa, hermosa, simpática y agradable madre? -digo con una sonrisa de niña inocente.

Ella niega con la cabeza y me indica que me acerque.

-Eso no te va a servir. Siéntate ahora mismo y explícame por qué te han condenado a juicio el primer día de colegio. 

Vale. Que te pase eso el primer día de colegio no es lo más corriente, pero así se ha dado la situación. Hace tampoco tampoco era lo corriente vivir rodeada de hombres lobo, y ahora lo hago, ni tener los ojos morados, y los tengo, ni tener poderes, y resulta que yo los tengo.

-En verdad la historia es muy divertida...

-Seguro que si.

Ahora mismo no me gustaría ser Delia... Jajaja.😆

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JULY❤

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