Capítulo 2
"A veces es mejor un gnomo"
Al entrar en la casa un olor a comida la embargó, estaba tan contenta por lo que acababa de ocurrir que no pudo evitar la sonrisa delatora que tenía.
— ¿Cómo te fue en el colegio, querida? —preguntó Marina.
—Bien. Bah, normal. ¿Sabías que se está mudando una familia a la casa de al lado?
—Sí, hace unas horas estuvimos hablando con ellos. Tu tío conoce al Sr. Lucón, eran compañeros en la universidad.
— ¿Es arquitecto también?
—No, médico, pero iban a las mismas fiestas... cosas de universitarios —puso los ojos en blanco con un dejo de intriga.
—Sí, me imagino.
—Ya te va a tocar.
—Seguro—dijo restándole importancia, la universidad no era su prioridad ahora aunque ya creía saber lo que estudiaría. Luego de unos segundos, un recuerdo brotó de su corazón acelerando sus latidos— ¿Entonces el señor Lucón es médico?
—Sí, Emi, te lo acabo de decir. ¿Estás distraída...?
— ¿Médico como papá?—La cara de su tía se desfiguró al escuchar esto, ya presentía hacia donde se dirigía la charla— ¿Ellos también eran compañeros o amigos?
—No lo sé, amor. Todavía no lo conozco bien. Pero esta noche vendrán a cenar, los invitamos para darles la bienvenida al barrio. Vendrán ellos con sus hijos, son dos.
—Creo que ya conocí a uno de ellos —dijo Emilia para seguir el diálogo, aunque su mente trataba de crear conexiones e hipótesis sobre los lazos de amistad entre ambas familias. Parecía que Chester era la punta del iceberg en lo interesante de los vecinos. Había mucho más por descubrir y la cena sería una buena ocasión para recopilar datos.
—Bueno, hoy vendrán todos así que necesito que me ayudes con la cena. Haremos lasagna.
—Perfecto —asintió sin emoción.
El resto del día paso volando, entre la tarea del colegio y arreglar las cosas para la cena, se fue gran parte de la tarde. De vez en cuando se asomaba a la ventana de su cuarto para tratar de espiar a los Lucón. Las dos ventanas que se enfrentaban a su cuarto estaban cubiertas de cortinas y, por más que agudizara la vista, no lograba ver nada. Pensó que a la noche cuando prendieran la luz, al menos lograría divisar algunas figuras. Una de esas dos ventanas se encontraba casi en diagonal a su vista y era probable que fuera de una habitación que vaya a ser ocupada por uno de los chicos, la otra, más alejada era de un pasillo. La habitación principal se encontraba en la planta baja y seguramente allí dormirían los padres. Todo esto imaginaba mientras hacía la tarea. Más que imaginar, fue hacer memoria de la vez en que se introdujo en aquella casa de contrabando.
Todo era parte de un experimento "caza—fantasma" que hacía con sus dos amigas. Entraron cerca de las diez de la noche a inspeccionar la casa. Ese era su plan de pijamada: proponerse algo loco y realizarlo. Otras noches se dedicaban a hacer llamadas a desconocidos, declararse a chicos del colegio de forma anónima, chatear con conocidos, etc. El tiro les salió por la culata un par de veces, pero esa es otra historia.
Un golpe en la puerta la devolvió a la realidad. Se sintió molesta por ser interrumpida. Ahora que lo pensaba el pasado no era tan malo y más le enojaba saber que le daba miedo el presente, lo que podía llegar a averiguar esa noche. No quería revolver viejas heridas.
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Hielo contra fuego
FantasySiempre nos dijeron que los opuestos se atraen. Que el agua y el aceite son la pareja perfecta, como el hielo con el fuego. También escuchamos que del amor al odio, y viceversa, hay un solo paso. La cuestión es que no todos quieren dar ese salto de...