Capitulo III

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Indudablemente, el marqués atraía a la crème de la crème de la nobleza con sus fiestas que, incluso la más simple de las recepciones para observar los cerezos en flor como esa, era las más importantes del calendario social.

Dispuestas estaban una serie de mesas redondas con finos manteles de seda rosada, un parasol de encaje blanco se encargaba de resguardar los arreglos de flor de cerezo, al igual que las que enmarcaban aquella armoniosa escena.

—¿No te agrada tomar el aire, Jinnie, respirar el perfume de las flores?— Heechul, dando la bienvenida a sus invitados, preguntó a su primo.

SeokJin estaba de pie junto al marqués, luciendo incómodo y como un sombrío contraste con los colores pastel debido a su atuendo de luto.

—Podría estar admirando los cerezos desde mis aposentos, primo; ésto es impropio— sus anticuados modos victorianos ya estaban cansando al mayor

Decidió, entonces, hacer caso omiso a áquello... pero estaba contento que había dejado de tratarlo por "Excelencia".

Odiaba las formalidades entre sus propios familiares.

—Bienvenido, Conde Park— lo saludó el marqués con una reverencia cortés, pero no tan profunda como la del rubio.

—Siempre es un placer asistir a las fiestas de Su Excelencia, en verdad— respondió con su dulce voz, el conde rubio.

—Permítame presentarle a mi primo, Lord Kim SeokJin— el nombrado se reverenció de la manera apropiada frente a un miembro de la ilustre nobleza titulada; aunque menor.

—Es un placer conocerlo— el rubio sonrió intrigante; ahora para nada dudaba los halagos de Min aquel día.

No cabía duda, el marqués sí que sabía apreciar la belleza.

—Confío que Su Excelencia si conoce a mi primo— el rubio, salido de su trance, preguntó en referencia al muchacho a su lado.

—Lord Park, bienvenido— el marqués saludó igualmente a aquel alto muchacho, quien le correspondió cortésmente.

Lord Park Chanyeol era tanto el primo del conde como, así, su único heredero a pesar de ser el mayor de ambos.

—Encantado de conocerlo— el alto de profunda voz, como la de Taehyung, habló directo al castaño.

Pronto, se había dado inicio al entretenimiento tras llegar los últimos invitados.

En una tienda blanca, una de las sopranos de renombre en el país entonaba la dulce aria  Dites Lui en francés.

—Usted no mentía; realmente luce como un ángel— recalcó, observando al mencionado al otro lado del jardín, Jimin con una sonrisa de lado.

Aunque se sabía mucho más hermoso que áquel.

—Si... es como si lo estuviera tentando a uno, inclinándolo hacia el pecado— repuso ese albino sentado a su lado, con una sonrisa disimulada.

—Sin embargo, he oído que no ha habido hombre alguno que haya podido pecar con su belleza— Jimin comentó, con una sonrisa de lado al ver que aquello había captado toda la atención del marqués.

Por supuesto, el rubio había mandado investigarlo.

—De cualquier modo, es una buena distracción del hecho de que el Conde Jung esté en la mesa contigua— como de costumbre, el rubio no podía parar de recordarle a Yoongi aquel amor que le había sido arrebatado por la vida.

《¡No culpes a la vida por un revolcón con Jimin!》 regañó una voz en su mente.

Demás está decir que Min le guardaba un resentimiento de proporciones épicas, pero como las apariencias lo eran todo en su mundo, ambos se mostraban amistosos.

El Affair | TaeJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora