Capítulo XV

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En la elegante Mansión Byun, ubicada en medio de aquellos frondosos cerezos en flor, con colores rosados, primaba una gran angustía.

La angustia de la vizcondesa, preocupada por la salud de su querido esposo tras ver como los doctores parecían haberse dado por vencidos.

—¡Ustedes son profesionales de la salud! ¡No pueden darse por vencidos de esta forma y dejar a un paciente morir!— rogó una desesperada Jisoo a aquellos doctores que habían salido de sus aposentos, con pronóstico nada alentador.

La salud del Vizconde Byun se hallaba en peligro, pero nadie de ellos parecían inmutarse.

—Su Señoría nos disculpe; no hay nada que podamos hacer si el paciente no lo desea— un doctor se excusó con un tono suave que empleaba para no perturbar más a la dama.

Baekhyun, su tierno flamante esposo de peculiar sonrisa, se encontraba a punto de dejarla viuda al tiempo de su boda.

—La mayoría de los pacientes con esta cardiomiopatía logra sobrevivir— añadió, con tono austero, otro de los doctores.

Jisoo se sintió esperanzada al escuchar aquello, no tanto al escuchar lo que otro doctor le comentó después.

—Su Señoría debe convencer al vizconde de tratarse, o sino no podremos asegurar nada— si su esposo se había negado a recibir tratamiento, ella no lo haría cambiar de parecer.

Ella, simplemente, carecía del poder de Lord Chanyeol, pero había sido orden explícita del conde que ambos guardasen su distancia.

Regresando a sus aposentos, aguantó las ganas de llorar al ver como su otrora radiante y rosagante esposo yacía en esa gran cama con dosel.

Baekhyun tenía color como la sábana blanca, la que fallaba en sostener con nulas fuerzas, mientras sus labios resecos se encargaban de proferir una y otra vez el mismo nombre.

—Chanyeol...

Síndrome del Corazón Roto*, lo habían denominado.

La vizcondesa ocultó con un pañuelo su rostro lloroso, no por la humillación de que su esposo amara a otro hombre; ella ya no lo juzgaba.

Sino, porque el bonito rubio se estaba dejando morir por un antiguo amor que nunca podría revivir.

Eran demasiados aquellos en su contra, individuos como la presión de la sociedad.

—¿Quieres agua, querido?— sin esperar respuesta, Jisoo se encargó de humedecer con el vaso de agua sobre la cómoda la punta de un pañuelo.

Delicadamente, lo pasó sobre sus labios casi pudiendo ver la forma en que su aliento se escapaba de ellos.

—¿Te gustó?— se sorprendió al sentir los finos labios de su esposo sobre su mejilla.

—Pérdoname, Jisoo— con las lagrimas desbordando de sus llorosos ojos, Baekhyun rogó.

Enternecida, besó su ardiente frente antes de que la alertara un golpe en las puertas.

—Adelante.

El mayordomo de la mansión, un amigo de su esposo quien solía llamarlo Chen, entró en los aposentos de su señor con lagrimas en sus ojos.

—Vizconde Byun— le dedicó una reverencia al nombrado como a su angustiada esposa.

Chen estaba apesadumbrado también, puesto que se había criado jugando con Baekhyun al ser de la misma edad.

Por ende, verlo partir así era el peor dolor de su alma. Era el designio de Dios, como un buen católico él entendía eso, pero no podía resignarse tan fácilmente como debiera.

El Affair | TaeJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora