Capítulo V

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El día empezó un tanto cálido, aún así el personal de servicio del Palacio Kim se encargaba de despertar a sus señores.

Leeteuk se sorprendió al ver a su señor no solo despierto tan temprano, sino sentado en su cama leyendo.

-Buenos días, Su Señoría- le deseó, como era la costumbre, con una reverencia.

Una que el de cabello de color plata ni registró, dado que ni apartaba su vista del libro.

"Sueño en el Pabellón Rojo"*, clásico de la literatura china y perfecto para la ocasión.

-¿Repasando algunas líneas románticas para Lord Kim?- preguntó su ayuda de cámara, con una sonrisa socarrona.

-Cállate tu- Taehyung lanzó una almohada en su dirección con un mohín e inflando sus sonrosadas mejillas.

El Barón Kim se veía bastante infantil, con su cabello así de revuelto y la pijama de ositos.

-Recuerde que Su Señoría debe presentarse maduro a los ojos del lord- recalcó el sonriente criado, recogiendo la almohada en cuestión.

Pero éste se transformaba en una persona completamente diferente cuando de Jin iba la cosa. No quería enamorarlo a base de infantilismos.

Lord Kim no quería estar con un niño, sino con un hombre que pudiera protegerlo.

-Puedo ser muy maduro, te agradezco la confianza- éste masculló, mientras se dirigía a su ensuite para tomar una refrescante ducha.

-¿Su Señoría desea que lleve los aceites perfumados?- con la sonrisa intacta mientras se encargaba de desarmar la ya desarmada cama, Leeteuk le preguntó.

Taehyung, ahora bajo el agua tibia de la deliciosa ducha, al oír aquello, frunció el ceño.

-¡Por supuesto que no!- el barón exclamó, lavándose su cabello plateado.

En qué estaba pensando, no lo sabría jamás ¿aceites?

-¡Ah! Por cierto, la baronesa llamó esta mañana- Leeteuk comentó, haciendo referencia a la madre del barón.

Éste... por alguna razón o por otra, seguía con la cuestión de los aceites.

-¿Qué clase de persona usa eso hoy en día? ¿Luzco como una anciana anticuada?- le preguntó al criado, que lo oía tras la puerta.

En otros elegantes aposentos, la camarera Nayeon se dirigía hacia su señor luego de que él se levantara de su cama.

Éste, como de costumbre, no vestía otro color que negro en su ropa de dormir y la bata de una tela opaca.

-Milord, seleccioné los más delicados aceites perfumados para su baño- Nayeon entró a la habitación cargando una selección de pequeños frascos de cristal.

-Muchas gracias, Nayeon- fue la respuesta de su mucho más sereno, pero adormecido aún, señor.

SeokJin se encontraba frente al pequeño altar que tenía en sus aposentos, con una figura de bronce del Buda.

Siempre oraba tanto por las mañanas como las noches.

-Las mañanas siempre son tan tranquilas ¿verdad?- el castaño preguntó mientras se encargaba de cambiar el agua de ofrendas en el altar.

Como era costumbre, no se deshizo de ella, sino que la usó para regar las flores.

《Las flores de Taehyung》 con un suspiro enamorado, y con sus dedos sintiendo aquella suavidad de sus pétalos, Jin pensó para sí.

El Affair | TaeJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora