Capítulo XVI

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Los lúgubres acontecimientos del funeral de Baekhyun, solo un risueño veinteañero, había dejado una gran impronta en el impresionable Hoseok.

Como un acompañante de un amigo del difunto, no hubiese sido apropiado quedarse por la duración de la vigilia antes del día del entierro.

Por eso, se había marchado al terminar las formalidades.

Estaba preocupado por Sehun de igual forma, puesto que se había tenido que marchar, al haber sido llamado al lado de su abuelo enfermo.

Le partía el alma recordar lo compungido que lucía.

—Bienvenido, Su Señoría— lo saludó su amable mayordomo de nombre Kihyun.

—Gracias, Kihyunie— sonrió el menor como de costumbre.

Siempre se mostraba dulce al tratar, incluso, con los propios sirvientes de palacio.

—¿Disfrutaste tu paseo por el Parque Namsan*?— preguntó intrigante una condesa viuda que apareció de pronto.

Hoseok, sorprendido, dedicó una reverencia a su augusta madre, la cual no lucía para nada complacida.

—Querida madre— a pesar de su estructurado ser, Hoseok le guardaba un gran amor.

—¿Y acaso te has encontrado en secreto con Lord Kim en el Pabellón Palgakjeong*?— con un tono igual de intrigante, la condesa preguntó.

Naturalmente, a Hoseok dicha pregunta lo sorprendió ¿qué es lo que tenía él que ver?

—¿P-por qué pregunta?— con duda en su voz, inquirió.

La Condesa Jung desestimó al mayordomo con una moción de su mano antes de seguir.

—Bien sabes que no es ni por asomo apropiado que nuestro ilustre linaje se reúna, aún en secreto, con gente como él— aquellas palabras, susurradas, sorprendieron al conde.

Hoseok estaba sin habla ¿qué era lo que su madre le quería decir con eso?

—Si se sabe que tienes alguna relación con Lord Kim, con lo que se dice de él, tienes riesgo que la gente hable— advirtió la condesa con un aire casi de desagrado ante su nombre.

Bastante cierto era que había perdido el prestigio que aquel eminente linaje, que en algún momento lo había acogido.

¡Pero eso no significaba que él fuese menos! Lord Kim era la persona más dulce del mundo que no se merecía tal trato.

—Su Señoría me disculpe— el mayordomo Kihyun apareció, nuevamente ante ambos.

—¿Qué sucede?

—El Vizconde Oh lo espera en el gran salón; intenté decirle a entrar— informó Kihyun.

Hoseok lo miró confundido ¿acaso el abuelo de Sehun se había recuperado?

—B-bien, iré con él— dudoso, respondió el conde que, luego de una reverencia a su madre inexpresiva, se marchó.

Cuando entró en el gran salón con un alto techo de frescos y revestimientos de pan de oro, no encontró al aristócrata que esperaba, sino a Sehun.

—¿Sehunie?— preguntó, algo confundido al ver al jóven.

El apuesto castaño se puso de pie, en esa imponente altura, del confidante circular de un delicado damasco rojo.

—Conde Jung, perdóneme por importunarlo— se excusó, un tanto avergonzado.

—No te disculpes, Sehunie, no me importunas ¿sucedió algo malo?— se mostraba bastante preocupado por el contrario.

El Affair | TaeJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora