El Affair | TaeJin

Capítulo I

En un elegante palacio en una exclusiva zona residencial de la gran ciudad de Seúl, todo el servicio se hallaba reunido.

El Marqués Kim, su señor, les daba instrucciones acerca de cómo debían actuar frente al enlutado primo que arrivaba del campo, para no herir sus sensibilidades.

—¿Han comprendido todo?— preguntó el marqués a todos los miembros de su servicio.

—Si, Su Excelencia— como si de máquinas se tratasen, los nombrados respondieron.

Heechul les permitió retirarse del salón, entonces, pero aún estaba nervioso.

Todo debía ser perfecto para recibir a su querido primo y hospedarlo allí.

—Su Excelencia no se debería preocupar tanto— comentó, de forma despreocupada, el castaño que se desempeñaba como mayordomo, Kyuhyun.

—Mi primo es muy sensible e inocente ¡nunca conoció más allá que el campo!— nervioso, se lamentó el azabache con la preocupación a flor de piel.

—Estoy seguro que Lord Kim sabrá acostumbrarse— dijo, a modo de consolación, con una mirada casi inexpresiva.

Odiaba ver como a su señor se lo devoraban los nervios, fuera cual fuese la situación.

Entretanto, uno de los criados de librea color lila bordada en dorado llamado Yesung había sido enviado al patio.

Ese elegante vehículo enviado por el marqués para su primo acababa de llegar.

—Bienvenido, Milord— aquel criado, con su monótona voz, se reverenció al ver al chofer abrir la puerta.

Delicadas facciones, tersa piel de porcelana que contrastaba con unos esponjosos labios de color escarlata...

Lord Kim SeokJin, a pesar del atuendo por completo negro, de luto, era una gran belleza, no cabía duda.

—Muchas gracias— sonrió el nombrado mientras Yesung lo encaminaba hacia la entrada, subiendo la escalinata.

Dentro, Heechul lo esperaba en su elegante salon privado parte de sus aposentos, igual de ornamentado que el resto del palacete.

—Bienvenido, Jinnie, mi lindo primito— saludó, cariñoso, el marqués, extendiendo ambos brazos hacia el nombrado.

—Su Excelencia— el menor le dedicó una cortés reverencía a forma de respuesta.

Debía ser respetuoso con él.

Su primo era la cabeza de uno de los clanes más importantes de la antigua clase yangban* e incluso había sido dominante en la tardía Dinastía Joseon a través de dos regencias.

—Siéntate, Jinnie— sabiendo que no podría ganarle a esos pensamientos de su primo, él se resignó.

El nombrado hizo lo propio en un sillón de tipo fauteuil, tapizado de lampás de color crema suave con estampado floral como todo en el salón.

Pronto, ambos comenzaron a conversar cuan poco SeokJin sentía, dado que la reciente muerte de su madre aún le traía dolor.

—¡No sabes la alegría que me da que hayas optado por estar conmigo mientras regresas a la universidad!— Heechul le comentó, infantilmente feliz, mientras tomaba su mano.

Jin sonrió débilmente.

—Fue dificil siquiera pensar en retomar mis estudios— el castaño comentó, rechazando cortésmente una bebida que el silencioso mayordomo le ofreció —Desde que madre...

SeokJin no pudo terminar su frase, puesto que las lágrimas hicieron que se ahogase.

Discretamente, sacó un lindo pañuelo bordado a mano por él mismo y secó sus lágrimas.