El Affair | TaeJin

Capítulo XXVI

SeokJin inspiró profundo tras encontrarse frente a frente a las ornamentadas puertas del salón donde ella estaba.

Sabía que era su deber hacer eso, era su deber cultivar una buena relación con su suegra, por amor a Taehyung.

Porque, aunque éste le haya gritado anteriormente, seguía siendo su madre, es decir, era la mujer más importante que existía en su vida.

Taehyung estaría dolido si su prometido llegase a tener una mala relación con su madre y, a pesar de que la detestaba en lo que respectaba a esa ácida personalidad, insistía que era su deber hablar a solas.

—Su Señoría— dedicando a la baronesa una reverencia, Jin entró donde ella tomaba una taza de café a solas.

—¿Puedo ayudarte en algo?— preguntó la baronesa, sin que sus ojos se posasen en el lord, evidentemente desdeñosa.

—Solo pretendía hablar con usted a solas— Jin respondió respetuoso; contraste al tono que la baronesa empleaba.

La baronesa solo asintió, con sus labios ocupado por la taza de porcelana —¿Y sobre qué?

Se notaba que la baronesa no deseaba hablar con alguien a quien ella no consideraba su yerno ni nunca lo haría. Ella, por más heredero millonario que Jin fuera, aun sentía que era un caza-fortunas.

Un cualquiera que pretendía desposar a un noble.

—Sobre Taehyung— replicó, francamente, no esperando a tomar asiento en un sillón de terciopelo a su lado.

—¿Y qué puedes tu decirme sobre el barón que su madre no sepa, entonces?— con un evidente desdén que hacía a Jin fruncir el ceño, preguntó.

Sin embargo, decidió hacer lo que se había planteado.

—Permítame ser honesto con usted, baronesa— expresó de manera sincera, haciendo que la nombrada arqueara su ceja

—Considerando que nunca lo has sido, eso sería un cambio agradable— replicó al paso y el castaño se sintió ofendido.

Siendo que estaba ahí por un diálogo cordial, ella aun así lo atacaba de esa forma ¿quién se creía que era?

—Yo amo a Taehyung, sé que usted lo ama mucho más... es por eso que considero que no debemos estar enemistados— sus palabras no eran sinceras, solo en el amor.

Después de eso, Jin no quería ningún tipo de contacto con la horrible mujer que devendría en su suegra ¡por desgracia!

—Bonitas palabras— aseguró, inexpresiva, la baronesa.

Jin no se esperaba eso y sintió un gran alivio, por un tiempo.

—Yo lo amo más, claro, soy su madre. Por eso considero que debe rodearse de personas de buenas intenciones, sinceras y que lo aprecien también— parecía como si esas palabras fuesen pre-armadas por como la baronesa hablaba.

—Gracias, baronesa— Jin, aun si no comprendiera, sonrió.

—Eso no te incluye a ti— con un tono severo, añadió sin la menor sombra de duda o de arrepentimiento —Un simple don nadie que ha seducido a mi hijo por su título, fortuna, prestigio. Y nunca se casaría con él de ser otro don nadie.

Jin estaba horrorizado por lo que acababa de escuchar ¿la baronesa acababa de decirle que estaba detrás del título?

—¿Cómo se atreve a decirme una cosa así?— Jin preguntó, estupefacto por sus palabras.

La Baronesa Kim esbozó una media sonrisa, cruel.

—Es verdad, en este lugar no se acostumbra la verdad— la baronesa rió por lo bajo.