CAPITULO 21

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Ya habían pasado cerca de una hora desde la partida del señor Williams, el niño parecía estar en las mismas condiciones que antes. Sin empeorar, ni mejorar su situación.
La señora Williams se encontraba un poco más calmada.

La puerta sonó de manera inesperada sobresaltado a ambas mujeres.
Por la puerta de la habitación ingresaba el señor Williams y el flamante doctor Bradley.

— ¿Dónde se encuentra?— preguntó el doctor Bradley.

— Doctor Bradley — habló ella llamando su atención, ella que se encontraba en la esquina de la habitación.

— Mi lady, es bueno verla. ¿Esta lastimada? —preguntó acercándose a ella.

— No yo me encuentro bien, el que no lo está es Kevin — respondió señalando al pequeño que se encontraba en cama.

— ¡Oh! ya entiendo — respondió el doctor Bradley algo exasperado, evitando soltar un bufido.
Al ver su reacción estaba segura de que si ella no se hubiese quedado el doctor se habría marchado sin siquiera ver al niño. Aquello era una situación francamente intolerable.

El doctor Bradley se a cerco al niño ante las expectantes miradas de todos en la habitación.
Este no aguanto más la tensión que se había formado y término por echarlos a todos de ella.
Lamentaba decir que aquello también la incluía.
Los señores Williams se encontraban nerviosos.

— No se preocupen, el doctor Bradley puede ser muchas cosas, pero es un buen doctor. Uno de los mejores me atrevería a decir.

Aquello pareció tranquilizar un poco a los Williams.

Un rato después salió el doctor Bradley con un rostro claramente exasperado.

— ¿Qué tiene? — preguntaron los padres del niño a la vez.
— Solo es un resfriado — respondió el doctor Bradley.

— Pero la fiebre ya ha durado demasiado tiempo para ser solo un resfriado.

— Es un resfriado mi Lady, solo que el niño presenta un cuadro bastante alto de mala alimentación. Sus defensas son bastante bajas y cualquier enfermedad lo puede postrar en cama fácilmente por semanas.

Ella pasó su mirada inquisitiva a los Williams, que fijándose bien también se encontraban bastante más delgados que la última vez que los vio. Mucho más de lo que podría catalogarse como normal.

— ¿Qué está sucediendo? — preguntó no pudiendo evitar que aquello saliera de su boca antes de siquiera pensarlo.

— Lo sentimos mi Lady, es que las cosas no han estado yendo bien — contesto el señor Williams evitando su mirada.

— El señor Brooks, ha subido la renta mes con mes y cada vez se nos hace más difícil pagar sus montos— expuso la señora Williams ganándose una mirada de desaprobación por parte de su esposo.

Así que el señor Brooks se había aprovechado de su ausencia o tal vez el aprovechado era otro.
¿Cuál de los dos sería el responsable?
El administrador, el señor Brooks o el querido albacea aquel viejo petulante, el vizconde Tompred.

Sea cual sea la respuesta a aquella interrogante no permitiría que hicieran lo que quisieran con algo que no les correspondía.

El doctor Bradley prescribió algunos medicamentos y alimentos que el niño debía comer.

Y después se fue del lugar despidiéndose brevemente de todos.

— Saben si el señor Brooks se ha reunido con alguien desde que me ausente — pregunto fingiendo inocencia.

¿Un Viejo Vizconde? O ¿Un Guapo Libertino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora