Sentía frio.
¿Era posible sentir la oscuridad?
Pues si así era, ella la sentía y la repudiaba.
Hubo un tiempo en el que la oscuridad no le había causado temores ni ansiedades, un tiempo en el que aún mantenía la protección y la inocencia que su familia cuidaba con esmero.
Un tiempo que duró menos de lo que ella hubiese querido.
La oscuridad la consumía, pese a ser consciente de que ya no era ella. Aun podía ver a aquella boba joven que pasaba sus días en una tranquila residencia. Estudiando, bailando, leyendo, riendo y soñando. Soñando con un futuro que nunca habría llegado a sus manos.
Una ilusa jovencita en la que alguien había confiado plenamente, y a quien había decepcionado. A quien había abandonado.
En un tiempo ella había sido fuerte, mas no había tardado en quebrarse ante la prerrogativa. Ante la encrucijada que su vida enfrento.
¿Porque ella no había podido hacerlo?
No había sido la primera, ni tampoco sería la última que tuviera que cumplir dicho mandato.
Lo intento, lo había intentado. Si, ella lo había intentado, pero no había podido lograrlo. No había logrado vencer sus miedos, el terror que la consumía. No pudo ser valiente, por ella.
Se encerró, tanto física como mentalmente, no era más que una muñeca vacía en sus momentos tranquilos.
Cuando no pudo resistir más aquel terror que la recorría, había huido como una cobarde...
Si solo fuera aquello, si solo hubiese huido.
Si solo hubiese huido cuando escucho aquella voz por primera vez, cuando aquella mirada la insto a temer.
Si solo no hubiese fingido ser alguien más, alguien que estaba por encima de sí.
Si hubiese hecho algo diferente, una sola acción, una sola palabra. Si solo hubiese hecho algo no sentiría sus manos así, manchadas. No revivirá aquella escena en sus sueños, no vería la pena y el horror reflejados en aquel dulce rostro que antes la adoraba.
No habría visto un vacío en sí misma.
Abrió los ojos dándole la bienvenida a un nuevo día.
Apenas eran las cinco de la mañana, no podría dormir más aún si así lo quisiera. Desde aquel día no había dormido más de cuatro horas. Dormía con la esperanza de no revivir noche tras noche las escenas que la atormentaban, ansiaba no rememorar en cada sueño sus pecados más grandes. Había días en los que lograba dicho fin, e incluso semanas. Más cuando pensaba que todo se había ido, la oscuridad volvía para atraparla, para atormentarla, para instigarla con fantasmas de su pasado que ella preferiría borrar. Mas sus deseos egoístas no podían prevalecer por sobre la verdad. Todo aquello era verdad, todo aquello había existido y perecido en sus manos. Todo aquello era lo que había perdido.
No era tiempo de pensar en ello, nunca seria tiempo de pensar en ello. Pues nunca volvería al inicio, ella ya no era esa Prudence.
Nunca volvería a ser aquella Prudence, nunca volvería a ser aquella jovial dama a la que cuidaban e idolatraban.
El pasado era el pasado, solo un recuerdo de lo que pudo ser y no fue.
Ahora debía afrontar las adversidades que trasgredían su vida actual.
Entre ellas el porqué de aquella mirada.
Tal vez solo fueran ideas suyas, tal vez solo fuera producto de su imaginación o de sus ansias de ser útil, de volver a ser necesaria para alguien. En especial para ella, aquella persona que le había dado una cálida bienvenida cuando intentaba recuperar un poco su confianza en la vida.
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¿Un Viejo Vizconde? O ¿Un Guapo Libertino?
Historical FictionRegina solo desea alejarse de Londres después de la pérdida de su padre, Regina piensa que el campo es el lugar ideal, ella descubrirá que después de todo necesita un cambio más drástico ¿que tal viajar a Francia? ¿Porque no? Todo antes de que aquel...