— ¡Eloise! — exclamó fuertemente la duquesa acercándose a su pequeña e impulsiva hija. Y verla convertida en un verdadero desastre con piernas.
Su lindo vestido estaba lleno de manchas de tierra, barro y algunas hojas.
Estaba completamente mojada y su acompañante, que claramente no era con el que se había marchado, no estaba en menores condiciones que ella.— ¿Que sucedió? — preguntó con la sospecha que le daban sus años, brillando en aquellos ojos generalmente amables.
— Nada — se apresuró a contestar Gabriel, al entrever que se estaba empezando a imaginar la duquesa.
— Permítame que lo dude, Lord Castlereagh. — contestó con sarcasmo, mirándolo fijamente, lanzándole la clara señal que en aquella situación le servía mantenerse calladito en aquel asunto. — ve a tu habitación, toma un baño y cámbiate. Iré a hablar contigo después. — ordenó de manera implacable, dando a entender que no aceptaría ninguna prerrogativa ante aquel asunto. — Y usted Lord Castlereagh debería hacer lo mismo — sentenció saliendo de la estancia tras su hija, que ya se encontraba en las escaleras.
Afortunadamente ninguno de los invitados había presenciado aquello.
La mayoría aún no habían regresado de la búsqueda y los que lo habían hecho, se encontraban en sus respectivas habitaciones.
Tendría que hablar de aquel asunto seriamente con su querida e imprudente hija. Sospechaba sería una larga platica.
...
¿Porque las cosas habían resultado así?
Regina debía creer que era un cretino y si es que aún no llegaba a ser portador de aquella definición por parte de ella. Sí que estaba seguro que se le acercaba bastante.
De todas las veces, porque había tenido que comportarse como un idiota en aquella ocasión.
Debió haber sido más cortante, más frio. Cualquiera de ellas habría servido.
Pero no, tenía que haberse comportado como un reverendo idiota.
No en aquel momento.
De todos, había escogido francamente el peor.De nada servía que se lamentas, lo seguiría haciendo. Pero era bastante consciente de que hacer aquello no solucionaría ninguno de sus problemas.
Cuando ella le preguntó ¿qué había hecho?
No había hecho más que demostrarse así mismo que seguía siendo un idiota una y otra y otra vez.Su primera noción fue negarlo, no sabía porque lo hizo, aquellas palabras habían brotado de sus labios sin que se diera cuenta plenamente, hasta que ya habían sido escuchadas por su interlocutora.
Supo que no le creyó, era fácil llegar a aquella conclusión.
Bastaba con ver la mirada que ella le enviaba. Decepción.
Eso era todo lo que indicaba su mirada. Ni el mismo creía en sus palabras.Entendió que no servía de nada negar lo ocurrido, aquello más que servir como algún tipo de absurda protección, era dañino para ella. Y dios lo amparara, pero su dolor ya desde hace un buen tiempo también se había convertido en el suyo.
Debía hacerse cargo de sus propias acciones. Y buscar la forma de recuperar todo lo que había tenido con Regina. ¿Haciendo qué? Aún no lo sabía, pero debía haber algo.
Solo tenía que encontrarlo.Solo tenía que hacer aquello, decirlo era mucho más sencillo que hacerlo.
Cómo podía iniciar...
Iniciar, en ello estaba la solución.
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¿Un Viejo Vizconde? O ¿Un Guapo Libertino?
Historical FictionRegina solo desea alejarse de Londres después de la pérdida de su padre, Regina piensa que el campo es el lugar ideal, ella descubrirá que después de todo necesita un cambio más drástico ¿que tal viajar a Francia? ¿Porque no? Todo antes de que aquel...