CAPITULO 24

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Delante de ella estaba nada más que el amigo de Harry.

Junto a otro caballero que al parecer tendría su misma edad.

Este la reconoció al instante y quedó algo sorprendido al verla.
Le molestaba no saber si Harry le había contado lo que pasó en Francia, pero por su reacción podía deducir que sí.

- ¿Señorita Brown? - inquirió acercándose a ella, sorprendiendo un poco a Gabriel que no había dejado de evaluar a la dama con la mirada, con muy poco disimulo. En especial desde que escucho lo que salía de la boca de Damon.

Él no la había conocido en Francia, pero había escuchado de Damon que era una verdadera beldad.
Y al parecer se habían quedado bastante escasos con aquella definición.

- Buenas tardes mi Lord - contestó ella omitiendo su pregunta de manera voluntaria - lamento que me confunda con otra persona.

- ¿En serio? Entonces puedo saber ¿quién es usted?

- Lo lamento, pero sería impropio presentarme yo misma. Si me disculpa - dijo haciendo una ligera reverencia apenas perceptible, para retirarse inmediatamente con Cindy tras ella.

Conciente de que había hecho algo bastante tonto al no admitir la verdad en aquella situación.
Sólo esperaba que aquel caballero se creyera aquello, después de todo solo se habían visto una vez y de aquello ya había pasado bastante tiempo.

No le quedaba más que apelar a que este tuviese una mala memoria, o a su discreción en aquel asunto.
No le quedaba más que desempeñar aquel papel que tanto desdeñaba, el de una damisela en apuros.

...

- Eloise deberías entrar - sugirió Harry al ver la renuencia de su hermana.-Sabes que no podrás evitar esto por siempre.

- Lo sé, pero eso no me impide intentarlo con esmero.

- De acuerdo quédate fuera si es lo que deseas, pero no vayas sola hasta los jardines ¿de acuerdo?

- Si señor - respondió imitando torpemente a lo que según su apreciación era un saludo militar. Dispuesta a continuar su paseo por los alrededores de la casa.

Cuando estaban a punto de llegar a su lugar favorito.
A aquella fuente que su padre había mandado a construir como regalo para su madre después de su boda.
Siempre se le había hecho un lugar bastante especial.
Bastante romántico incluso para ella.
Pero ni habían podido llegar ya que un lacayo los había alcanzado.
A su hermano le había llegado un paquete de un tal señor Tanner.

Y al parecer Harry estaba muy ansioso por descubrir que había en él. Porque la llevó prácticamente a rastras de regreso. Sin dignarse a explicarle cuál era el motivo de tanta urgencia. La curiosidad le picaba con insistencia, más tenía otras preocupaciones en aquellos momentos.
Preocupaciones que exigían su atención inmediata, no como descubrir que era lo que ocultaba su hermano. Aunque aquello también sería interesante de descubrir, más podía posponer lo un poco más.

Le había dicho a Harry una verdad a medias, el motivo por el que no quería entrar no era solo por evitar saludar a los invitados. Bueno también era por eso.
Pero la culpa la tenía enteramente Gabriel.
Si él no hubiese inventado aquello, ella no se sentiría tan mortificada.

Aquella mañana estaba escondiéndose en la biblioteca. Escapando de ayudar a decidir a su adorada madre la diferencia entre si usar un vestido Amatista o uno de una tonalidad ligeramente mas oscuro.

Cuando no pudo evitar escuchar a unas refinadas damas de la sociedad hablando sobre ella.

Al parecer no creían que tenía cuernos, pero la historia se había ido transgiversando.
O mejor dicho tomando el cause normal que tomaría este tipo de rumor.
Dejándola de una manera nada favorable a los ojos de una sociedad que amaba despedazar a los débiles.
Ahora la idea que tenían de ella parecía ser de una joven bastante fea con un cabello corriente y sonrisa dispareja. Al igual unos pies chuecos. Junto a un incipiente mal gusto al vestir y unos modales horrendos. La vergüenza de una refinada familia. Habían dicho.

¿Un Viejo Vizconde? O ¿Un Guapo Libertino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora