Capítulo I

1.7K 80 29
                                    

RESUMEN COMPLETO:

Alexandra Vause, un ser condenado a gobernar las Tierras Sombrías e imponer castigo sobre aquellos que han cometido los peores crímenes, no teme a nada, al ser ella misma lo más temible para el ser humano. En un mundo cada vez más acosado por la oscuridad, verá sus poderes disminuidos inesperadamente tras la llegada de una joven que despertará en ella sentimientos nunca antes vividos. Al darse cuenta de que su final es inminente, tendrá que decidir entre aniquilar la causa de su debilidad o rendirse ante el inevitable avance de la luz, ambas al más alto precio.

Alex

Siempre recordaría la vez que me adentré en lo más profundo del bosque en búsqueda de respuestas. En mis manos yacía la más poderosa y peligrosa magia jamás conocida por la humanidad, y aún así, el poder de la profecía estaba fuera de mi alcance. El recuerdo quedaría para siempre grabado en mi mente a pesar de haber ocurrido hace algunas décadas, aunque a esas alturas no podía afirmar con certeza cuánto tiempo había pasado ya de aquello debido a que yo había dejado de seguir el paso de los días, cuando me di cuenta de que el concepto del tiempo en sí mismo terminaba por quedarse obsoleto para alguien que había alcanzado la inmortalidad.

Aquella parte del mundo que era mi hogar, permanecía en una perenne oscuridad que cobijaba a las más horripilantes y temibles criaturas, además de a los más repulsivos hombres que habían sido desterrados de sus propios reinos y tierras como castigo ante sus deplorables actos y por ende, habían sido condenados a vagar en ese mundo de sombras...eso por supuesto si eran capaces de mantenerse con vida en tal inhóspito lugar, o en todo caso, si yo decidía que merecían una oportunidad de continuar respirando para servirme. Pocos hombres valientes, o estúpidos en mi opinión, se habían atrevido alguna vez a penetrar en mis tierras en búsqueda de osadas aventuras para llenarse de gloria a su regreso, aunque ninguno hasta entonces había vivido para contarlo; una vez que entraban en las Tierras Sombrías, les era imposible encontrar el camino fuera de ellas. Al final, todos esos idiotas insensatos estaban destinados a quedarse atrapados para siempre hasta caer en las fauces de alguna bestia rabiosa y hambrienta.

Pero yo no tenía nada que temer. Yo era la dueña de la oscuridad...ni siquiera el monstruo más espeluznante del lugar se atrevería a desafiarme, y aún así, cada vez que yo andaba por el bosque, no podía evitar sentirme abrumada por la extrema quietud de aquel espacio desprovisto de lo que se podía considerar como vida. El primal instinto de supervivencia de mi vida anterior y que aún se perpetuaba en mi interior, me hacía voltear la cabeza para mirar a mis espaldas de vez en cuando, manteniéndome siempre alerta ante peligros inexistentes.

No me había tomado mucho tiempo encontrar lo que estaba buscando, ayudada eso sí, por mi magia que me guiaba a lugares en los que yo nunca había estado. En la penumbra, observé una formación cavernosa en la ladera más oriental de la mayor montaña que se podía encontrar en las mis tierras conocida como La Morada del Dragón, llamada así porque alguna vez, hace quizás miles de años, su cima era el lugar escogido por los dragones para poner sus huevos, según la leyenda. Me acerqué hacia la apertura de lo que parecía por su tamaño la cueva principal, donde una puerta de madera más que descompuesta intentaba pobremente cubrir la entrada. Entré sin permiso echando a un lado la estructura de madera humedecida. No necesitaba autorización; todo y todos los que se encontraran dentro de los confines de las sombras me pertenecían absolutamente. El ambiente dentro de la cueva era húmedo y frío; el aire pesaba con un olor nauseabundo que me hizo arrugar la nariz. Me guiaba por la llama de la antorcha que llevaba; no es que necesitara la luz para ver, ya que mi vista era incluso más aguda cuando la oscuridad era absoluta, pero por alguna razón, el calor de la llama me reconfortaba. No había andado mucho cuando de pronto una voz que venía desde cerca me detuvo en seco, sorprendiéndome repentinamente...

Luz en el lugar más Oscuro (Vauseman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora