El pequeño Alec había pedido a Esperanza llevar al sofá junto a la ventana. Ella no había entendido, pero lo había hecho. Había muy poco que podía hacer para él olvidara los malos tratos de su padre y el olvido -aunque obligado- de su madre, así que mover el sofá no era nada.
Alec seguía encerrado en su habitación porque Robert todavía no confiaba en que no estuviera infectado. Aun cuando ya habían pasado días y sus ojos seguían sin manchas azules.
Ahora Alec estaba sobre el respaldo del sofá, sus manitas y su rostro pegadas al cristal. Una gran sonrisa porque ahí estaba él: Magus.
Magnus había comenzado a arreglar el gran jardín de los Lightwood por la zona más cercana al palacio. Sabía que estaba siendo vigilado por los guardias de Robert, pero no había nada extraño o significativo -al menos para ellos- cuando las tijeras cortaron el tallo de una de las rosas ya casi secas y quitó las espinas. Él fingió que la examinaba, mientras la giraba lentamente entre sus dedos, después su mirada y la rosa -ahora azul y realmente viva- se alzaron hacia la ventana donde su pequeño príncipe lo miraba atentamente.
No podía escucharlo, pero sabía que estaba riendo porque su boquita se abrió, sus pequeños dientes blancos y perfectos a la vista, sus ojitos arrugados en las esquinas y entrecerrados. Y esa era una imagen que Magnus quería conservar para siempre en él: un Alec feliz.
Chasqueó sus dedos mientras amontonaba un montón de hojas y flores secas y mandaba la rosa de cielo a Alec.
Lo último que vio antes de voltear y seguir con su trabajo, fue a Alec abrazar la flor y saludar con su manita. Había también una sonrisa en los labios de Magnus mientras seguía arreglando el jardín.
Valía la pena. Valían la pena estas horas que se ausentaba de la SAOIRSE para estar cerca de Alec. Valía la pena llenar de magia el jardín de un rey "Perfecto" sin que él lo supiera.
-¿De qué te ríes? -prácticamente le gruñó uno de los guardias.
Magnus alzó sus ojos hacia él. Cómo quisiera poder mostrarle sus ojos y su poder reales y demostrarle que no lo intimidaba, que si quisiera podría ganarle fácilmente. Magnus no usaba lentes de contacto, no le gustaban, y ya que estaba aquí sólo unas horas, él usaba un glamour en sus ojos.
Aun así en guardia debía intuir algo, porque apartó la mirada y sólo gritó: -¡Sigue con tu maldito trabajo y deja de sonreír! Eres tan raro. Malditos jardineros...
* * *
Alec siguió mirando por la ventana hasta que Magnus se perdió de vista en un camino de rosas. Sabía que seguía cerca, lo sentía aunque no pudiera verlo. Esas maripositas en su pancita. Se recostó en el sofá, sus piernitas sobre el brazo de éste, y sus manitas sosteniendo sobre su rostro la rosa azul.
Esperanza entró en ese momento. -¿Para eso querías el sofá, Alec? ¿Te gusta ese lugar mientras entra el sol por la ventana? ¿Y esa rosa tan hermosa de dónde salió?
-¿De qué color es? -volvió a preguntar Alec.
Esperanza no entendía otra vez la misma pregunta. -Es blanca, cariño. ¿Por qué?
-Me la dio Magus -dijo Alec-. Porque Magus me quiere mucho. Mucho mucho.
Y entonces pensó, Magus había pintado de azul la rosa blanca. ¡Él también podía! ¡Y Magus iba a estar tan sorprendido!
Alec se bajó tan rápido del sofá, que cayó. Pero antes de que Esperanza pudiera llegar a él, el pequeño príncipe ya se había levantado y corrido. ¡Él tenía una tarea importante!
Dejó la rosa en el escritorio mientras él buscaba el cuento para colorear. Encontró el dibujo de dos flores y las arrancó.
-¿Alec, qué haces? -Esperanza se sorprendió cuando lo hizo porque Alec era muy cuidadoso con sus cosas.
Los ojitos inocentes y chantajistas de Alec la miraron mientras explicaba: -Un regalo para Magus. Ayúdame a pegarlo, Espe. Rápido.
Alec hizo que Esperanza lo ayudara a pegar ambas hojas, dejando las flores en cada lado. Una la coloreó de rojo y la otra de azul -aunque su papi siempre le decía que no usara ese color porque era "malo"-.
* * *
Cuando Magnus apareció en la habitación de Alec, horas más tarde, antes de tener que irse. Alec lo recibió con el dibujo del lado de la flor roja. -¡Mira, Magus! ¡Para ti! ¡También hago magia!
-Oh, qué bonita, mi niño... -apenas empezaba a preguntar "¿Qué magia?", cuando Alec gritó "¡Cierra los ojos!", Magnus lo hizo, y al abrirlos se encontró con la flor azul frente a su rostro. Muy cerca.
Y un Alec muy sonriente. -Magia -dijo orgulloso, señalando la florecita-. No hay nada atrás, Magus.
Magnus de rió y fingió no ver la flor roja en la parte de atrás. -Wow, mi niño mágico.
-Una flor de cielo también para ti, Magus -Alec dijo, dándole el dibujo, y tomando él su rosa azul.
Magnus guardó muy bien ese dibujo y besó la palma de una de las manitas de su predestinado, provocando la risa de éste. -Gracias, mi niño...
"Con ojos de cielo" dijeron ambos a la vez. Y sonrieron.
CONTINUARÁ...
¿No se mueren de ternura con Alec? 😻💙
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Gen H (Malec)
FanfictionTERMINADA» La homosexualidad es una mancha en la perfección del reino Foirfe «Perfecto». El llamado "Gen H" y es detectada en los humanos con ojos azules. ¿Qué hacer cuando uno de los príncipes tiene el Gen H activo? Obra registrada en safecreative:...