30. "Magnus"

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Alec, el pequeño príncipe de ya seis años, estaba parado frente al retrato de la familia, generaciones y generaciones de Lightwoods, desde el primero hasta Isabelle y él.

Miró a su alrededor, asegurándose que estaba solo, antes de dejar sus dedos recorrer el retrato. Sus índice y medio se deslizaron sobre el mural, el oscuro cabello, el trajecito casi negro con dorado que usaba ese día, delineó la curva de su sonrisa, recordando el día en que Magnus lo pintó...


<<Después de lo que pareció una eternidad, Magnus por fin terminó el retrato de la princesita Lightwood que ni siquiera se molestó en mirar su imagen. Había corrido en cuanto el "Artista" dijo que ya estaba hecho. Maryse había tenido que ir tras ella, con una mueca de disculpa cuando Robert les dio una mala mirada.

-Ese no es el comportamiento de una princesa y mucho menos una Lightwood.

De nuevo, Maryse se guardó decir que Isabelle era sólo una niña.

Esperanza se había quedado a vigilar a Alec, aunque él estaba más que dispuesto a esperar lo necesario para que Magnus hiciera su retrato.

Su Magus.

-¿Listo, príncipe? -había preguntado el "artista" y el pequeño Alec sintió maripositas llenar su pancita.

Se había estremecido y balanceado sus piernitas antes de volver a adoptar una postura -según Robert- digna de un Lightwood. La espalda recta, la barbilla alzada, y una expresión seria...que nunca funcionó porque Alec no dejaba de soltar risitas.

Robert se había tenido que retirar un momento porque casualmente recibió una llamada de negocios que, debido a la inusual mala señal, duró casi todo el tiempo que tardó Magnus en pintar a su pequeño predestinado.

-¡Listo, Magus! -había dicho Alec incontables veces-. ¿Estoy bien así? ¿Me veo bien, Magus? ¿Cómo está quedando? ¿Me veo bieeen?

Había sido difícil para Magnus no voltearse y decirle que él siempre se veía perfecto, pero, aunque Robert no estaba presente, no significaba que podía no los vigilara alguien, no podía ser descuidado.

"Te ves hermoso, mi niño. Como siempre, desde que llegaste del Cielo a la Tierra, mi ángel".

Y entonces la sonrisa de Alec había sido enorme, por las palabras que Magnus dijo sólo para él...>>


Alec delineó esa sonrisa, había crecido en este par de años, ya alcanzaba el mural sin tener que subirse a sillas.

Robert siempre lo había regañado.

"Deja de arrastrar sillas, Alexander. Vas a tirar algo y, siendo tú, seguro será algo importante".

"Vas a caerte y seguro ni siquiera mueres, sólo quedarás más...más tú..."

"El mural es para verse, no para que lo toques, Alexander. Deja ya de ser raro".

Pero a Alec no le importaba lo que su padre dijera, este mural se sentía. Había algo especial desde que Magnus agregara su retrato. A Alec le encantaba poner sus manos en él y sentirlo, sentir el cosquilleo por todo su cuerpo cuando estaba cerca.

No entendía por qué, pero lo hacía feliz.

Magnus había sonreído cuando Alec preguntó por qué se sentía así con el mural. "Porque hay magia en el, mi niño. Mi magia. Y es tuya porque soy tu... Porque yo te quiero mucho."

Y aquella sensación había crecido entonces. Alec había abrazado fuerte a Magnus. "Yo también te quiero mucho, Magus. Mucho, mucho, ¡mucho! Pero yo no tengo magia para darte".

Magnus había frotado suavemente con su pulgar el puchero de Alec. "Tú me diste tus ojitos, ¿recuerdas, mi niño con ojos de cielo?"

Alec retiró su frente, que había estado contra el frío muro, y se encontró a sólo centímetros de sus ojos, era como mirarse al espejo cuando no usaba los lentes de contacto. Magnus usó magia para dejar sus ojos azules en el retrato y que nadie lo supiera. Sólo ellos.

Alec rozó uno con su dedo y saltó cuando escuchó la voz inconfundible del rey Lightwood: -Alexander, juro por Dios que voy a volver a encerrarte si sigues siendo raro...

Alec recordaba vagamente pasar días en su habitación por el "Gen H". Sus ojos azules decían eso, según su padre, Magnus había dicho que eran de cielo. "No es ninguna enfermedad, mi niño".

Algún día Alec investigaría sobre el Gen H.

Alec se retiró del mural y se puso en posición de firmes. -Lo siento, padre.

-Retírate, Alexander.

Alec asintió y, sin decir más, con una última mirada al mural y a la firma diminuta en él, se fue a su habitación.

-Magnus -susurró, todavía se sentía raro decirlo así.

Un día Robert lo había encontrado mirando el retrato y lo escuchó susurrar un "Magus" y se había molestado tanto.

"No tienes por qué pronunciar ese nombre, Alexander, pero si lo haces, hazlo bien". Y entonces lo había tenido horas pronunciando el nombre hasta que logró hacerlo correctamente.

Alec no se había sentido mal en esa ocasión, no parecía un castigo, aunque Magnus no pareció feliz cuando Alec le contó después de mostrarle que ya podía decir su nombre "bien".




CONTINUARÁ...

Primer pequeño salto en el tiempo 🙊

Como dije, Alec no será adulto de un día a otro, será un proceso, habrá años que pasen más rápido que otros, espero que sigan disfrutando la historia 💙

Y seguimos odiando a Robert 😒

Gen H (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora