53. Besos del alma

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Me enamoré de ti antes de besarte, mucho antes, incluso antes de hablarte, ni tu sonrisa hizo falta. No sé exactamente cuándo, pero nuestra historia comenzó en otra vida. Desde entonces tu alma se perdió en la mía...
(Juan Zéngaro)

* * *

—¿Podrías perdonarme no habértelo dicho, haberte fallado cada vez, dejar que te hicieran daño, no protegerte como un predestinado debería haber hecho, no llegar a tiemp...?

—No –la voz de Alec fue firme y pudo sentir, juraría que pudo sentir, cómo el corazón de Magnus dejaba de latir para después acelerarse.

Alec empujó contra el pecho de Magnus, luchando por salir de sus brazos.

Y Magnus lo dejó ir, sintió como iba quedandose vacío, su cuerpo extrañando el calor del de Alec, su corazón ansiando su latido de nuevo y su alma gimiendo por la pérdida.

Pero si el amor es libertad, un alma gemela lo es mucho más... Incluso si la libertad del otro te mata –literalmente–.

Magnus sintió su respiración temblar mientras Alec retrocedía, sin dejar de mirarlo. Sus ojos azules muy abiertos, llenos de confusión.

Magnus levantó sus manos, quería ir hasta él, tomarlo de nuevo, pero se contuvo. —¿Alexander?

Alec negó.

—Alec –Magnus suspiró el nombre con devoción–, sé que no he sido el mejor, no he tomado las mejores decisiones. Has sufrido por mí, porque no he estado cuando debería haberlo hecho, que cualquiera te habría tomado sin pensar y habría huido contigo sin importar las consecuencias... Yo, en cambio, quise ser racional, dejarte elegir y...

—Me salvaste –Alec lo dijo, interrumpiéndolo, mirándolo con el ceño fruncido.

—¿Qué? –Magnus se detuvo, perdido.

Alec bajó su mirada. —Me has salvado cada vez, Magnus. Desde aquel primer día. Mi padre me golpeó y yo te vi, estabas oculto, pero pude verte... Después soñé c-contigo –la voz de Alec tembló, llena de emoción ante los recuerdos, sus ojos llenos de lágrimas que fueron bajando cálidas por sus mejillas–, te soñé y mi corazón se sintió cálido, estaba seguro en tus brazos. Pero era sólo un sueño. Entonces mi mamá me entregó a Esperanza y yo no entendía nada cuando desperté, hasta que te vi, Magnus, te vi e incluso cuando no te conocía, todo parecía tener sentido, el mundo y la vida ya tenían una razón. Yo sólo quería estar en tus brazos y quedarme ahí para siempre... –Alec se detuvo, cuando las lágrimas creando nudos en su pecho y garganta le impidieron seguir. Sus rodillas se sentían débiles.

Magnus dio un paso y luego otro. —Yo también te quería, y te quiero, sólo en mis brazos, mi niño, mi amor, mi alma, mi todo. Alexander Lightwood, ¿me dejarías abrazarte, mi predestinado?

Alec levantó su rostro de golpe entonces, sus ojos llenos de lágrimas, mejillas húmedas y enrojecidas, sus labios temblaban.

Y para Magnus era hermoso.

Su niño era perfección.

Alec lo miró, intentó mirarlo a través de sus lágrimas, captar cada detalle de Magnus, hoy que podía mirarlo de otro modo. Hoy que entendía el por qué de tantas cosas.

Magnus volvía a estar cerca, pero no lo forzó, simplemente esperó. Su alma apenas conteniéndose, queriendo envolver la de Alec, enredarse juntas y no soltarse ya nunca. Mantenerla a salvo para siempre.

Entonces Alec sonrió, asintió y Magnus dio el último paso que los separaba. Su suspiro de alivio fue audible mientras lo envolvía en sus brazos, su mejilla contra la sien de Alec, antes de que volteara e inhalara profundamente su olor, llenándose de él. —Lo siento. No he sido el mejor, pero, aunque parezca absurdo, también soy nuevo en esto, nadie nace sabiendo ser un alma gemela, estoy aprendiendo contigo y tengo sólo una oportunidad porque eres mi único...

Alec lo apretó con fuerza, envolviendo sus brazos en su cintura. Él sí quería ser el único de Magnus.

—Cualquier error o acierto que cometa será único e irrepetible porque sólo hay un predestinado para mí y el tiempo no regresa...

Alec negó, él lo dijo sin usar su voz: "Me salvaste, Magnus. Desde la primera vez lo has hecho. No tienes que ser tan duro contigo mismo, no tengo nada que perdonarte..."

—Has sufrido, te han herido...

"Sí, pero eso es vivir, ¿cierto? Aunque en el FOIRFE crean que la perfección está en la pureza, en el no sentir, no demostrar cariño frente a otros, no ser "débil", en no ser portador de Gen H porque es un insulto e incorrecto, ellos no saben nada. Magnus, de la vida no se sale ileso, porque eso es estar vivo. He sufrido, sí, pero estoy seguro que tú también, todos en mayor o menor medida, pero también he sido inmensamente feliz y en cada momento has estado tú..."

—Si pudiera regresar el tiempo, si pudiera explicarte todo antes y llevarte conmigo...

Alec suspiró y habló por fin, Magnus necesitaba escuchar esto: —Tal vez ni siquiera lo habría entendido, Magnus. Siempre lo he sentido, por supuesto, y todavía no lo entiendo del todo, cuando me dejes lo tendré que reflexionar mucho para no enloquecer aunque sea de felicidad –ignoró el gruñido de Magnus, "No voy a dejarte", sonrió–, entonces, lo sentía, siempre he notado la alegría de mi alma debido a la tuya, aunque no pudiera nombrarlo. Pero no habría entendido a qué te referías. Habría ido contigo de buena gana, por supuesto, sin dudar, sin preguntar, pero no habría sido mi elección. Es lo que tú querías darme. Todavía, tal vez en muchos sentidos aunque no en todos, no soy lo suficientemente mayor, pero hoy puedo hacerlo...

—¿Qué?

Alec echó su cabeza para atrás y soltó la cintura de Magnus para poder enmarcar su rostro. —Saberte mi predestinado y hacerlo libremente, sin la inocencia de un niño, pero con el mismo sentimiento: elegirte.

Magnus se quedó sin palabras, pero no hacían falta, hay otros lenguajes: los besos, por ejemplo.

Y había mucho que decir todavía, decisiones importantes que tomar, pero a partir de ahora todas las tomarían juntos.






CONTINUARÁ...

Sólo debían dejar terminar a Alec 😻💙 ¿No amaron sus palabras? 😭💙

Y ahora se viene el momento serio, decidir qué hacer a partir de este momento, cuando el Gen H de Alec ya no es –aunque nunca lo fue 😅– un secreto. ¿Qué creen que decidirán? 🙈

Gen H (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora