¿Hubo alguna vez un sonido más hermoso que tu nombre? Decirlo en voz alta hace que mi corazón suene como una campana. Es extraño imaginar eso, ¿no? Un corazón que suena, pero cuando me tocas así es: como si mi corazón estuviera latiendo en mi pecho y el sonido se estremeciera por mis venas y astillara mis huesos con alegría.
(Cassandra Clare)
Magnus salió a media noche con Alec en brazos.
Su niño, todavía encajaba perfectamente. Desde el primer momento había sido así. Habían sido creados para el otro, para estar con su otra mitad, eran las dos piezas únicas de un todo.
Era extraño todo esto de las almas gemelas; porque podías amar -aunque Magnus no lo había hecho- antes de encontrar al indicado o indicada. Podías, pero nada de eso se comparaba a encontrar a tu alma gemela, un simple enamoramiento no tenía nada que ver con tu persona...la que existía solo para ti, para complementarte.
Amar y ser amado podría traer un poco de luz y color a tu vida, pero la verdadera existencia, la luz de todo un sol, la gama infinita de tonalidades diferentes...esa sólo con tu predestinado podías conocerla.
Desafortunadamente no todos tenían la dicha y la suerte de nacer con un alma predestinada.
—Yo la tuve —Magnus susurró al hermoso príncipe en sus brazos, barriendo el cabello de su frente y frotándola con la suya.
Se sentía mal por ocultarse de los suyos. Nunca lo había hecho antes, confiaba en su gente con su vida, pero es que esta vez no era sólo la suya. Y con la de Alec, su corazón, su niño, no podía arriesgarse. Así que iba con un glamour tan fuerte que lo ocultaba incuso de los miembros de la SAOIRSE.
Iban solos, a pesar de lo mucho que sus amigos habían insistido en acompañarlos.
Pero es que Magnus era consiente que esto era peligroso, era un gran riesgo, para muchos tal vez sería prácticamente un suicidio, ir a la "boca del lobo" como había dicho Catarina.
Pero por Alec, por Alec moriría con gusto; y si no lo lograban, al menos cruzaría a la otra vida de la mano de su niño.
"Pero vamos a lograrlo", prometió Magnus con un beso en la frente de Alec antes de comenzar a caminar.
Los párpados de Alec se sacudieron suavemente.
"Se que estas ahí, en algún lugar, mi niño —Magnus comenzó a hablar, en su mente, donde sólo ellos existían—, sé que te fuiste por mi culpa, pero ahora necesito que vuelvas, cariño. Mi corazón...mi corazón sin ti no canta, Alexander Lightwood."
* * *
Maryse y Esperanza estaban esperando donde habían prometido. El reino FOIRFE zumbaba con movimiento, pero a la vez había un silencio helado, de muerte, de ese que sopla malos presagios. Un escalofrío provocó un estremecimiento en el cuerpo de Magnus y éste aferró a Alec con más fuerza, queriendo darle su calor, su magia, su alma; sintió el latido débil contra su pecho y cerró los ojos: la canción era triste, pero seguía ahí y sabía que era para él.Miró con atención a su alrededor antes de hacerse visible -aunque sabía que a menos Esperanza ya había sentido su presencia-, porque aunque no quería Catarina lo había hecho dudar: "¿Cómo la reina podrá pasar desapercibida?", Catarina había preguntado, "¿Cómo nadie echara en falta su ausencia mientras la Guerra comienza?, ¿no sería posible que el rey Lightwood la estuviera usando?"
Pero parecía que todo estaba en orden. Magnus hizo una seña a Esperanza primero, a ella debía su primer encuentro con Alec, en ella podía confiar.
Hasta que ella asintió, Magnus dejó que Maryse los viera. Tuvo que alzar su mano para detener el sollozo que la reina obviamente estuvo a punto de soltar. —Lo siento. Lo siento tanto —susurró, mientras ella miraba a su hijo inconsciente.
Maryse negó, ella no entendía mucho, pero sabía que él no era culpable, no había hecho más que amar y cuidar a su hijo. Todo lo que ella pudo. Alec siempre se lo decía, en cada visita; tal vez no necesariamente con palabras, pero sí con sonrisas y la luz en su mirada. Alec era feliz con Magnus y cuando Esperanza le dijo que necesitaban volver, aunque le pareció una locura teniendo en cuenta todo, acepto.
Ella intentó recomponerse, era una reina después de todo, aunque para Robert no valiera nada. Asintió y le señaló un camino que seguramente él ya conocía de memoria: la habitación de Alec.
—Salva a mi niño —ella rogó antes de dejarle, la que ella dijo era, la única llave de la puerta de la habitación. Y Magnus sabía que se refería a todo y no sólo a hacerlo despertar. Salva a mi hijo de esta guerra absurda, de esta vida injusta.
Esperanza se acercó a Alec y puso una mano sobre su pecho, antes de salir le sonrió a Magnus como si ella supiera algo que él no.
Pero Magnus no se permitió pensar mucho en eso, apenas ellas salieron y la puerta se cerró, se recostó al lado de Alec, apretando sus cuerpos juntos. —Pensé —comenzó en un susurro, cerca de una de las sienes de Alec— que si te traía aquí, a donde todo comenzó, tú me sentirías lo suficiente para saber que soy real y te estoy esperando.
Sus ojos se inundaron de lágrimas, un nudo en su garganta le impidió seguir en voz alta. Besó la piel suave y fría de Alec.
"Estoy aquí, Alexander Lightwood, mientras tú vivas yo nunca me iría. No sin ti, lamento si tardé demasiado. Parece que ese es siempre mi error, pero nunca dejaré de venir a ti, a tu cielo, mi cielo, esos ojitos que son míos porque me los diste, a tu corazón, a escuchar la melodía que es sólo mía, ¿cierto?, porque tu hermoso corazón canta para mí, igual que el mío, compartimos una canción que sólo ambos conocemos. El hilo azul que nos une, ¿recuerdas, mi niño?"
Más lágrimas cálidas resbalaron de sus ojos, cayendo sobre Alec, pero no se detuvo, apenas estaba comenzando, su voz estaba rota, pero se esforzó en decirlo porque quería que fuera fuerte y claro para su niño:
—¿Recuerdas cuando te conté que yo esperaba alguien como yo, un Liberto, alguien similar a mí, de mi edad tal vez...? —se rio un poco por lo absurdo que fue intentar imaginar a su predestinado—. Supe cuando naciste, Alexander, mi corazón lo sintió. Pero, y nunca te dije esto, creo que desde antes sabía que serías tú, tu nombre incuso... Lo soñé una vez, ese "Alexander" como susurrado por un viento dulce y cálido, como cantado por los mismísimos ángeles, tenían que serlo, tenía que ser el Cielo, Alexander, porque yo desperté tan feliz en aquella ocasión, como si supiera que había algo en esta vida para mí, si no en ese momento más adelante, con sólo tu nombre, Alexander, me diste vida... Por favor, no me la quites ahora. Vuelve, mi niño, estoy aquí como lo he estado desde el primer día.
Y si es el último...me alegro que sea junto a ti.
* * *
¿Listos para todo lo que Magnus le dirá a Alec? 😭❤
¿Qué creen que deba incluir?
El siguiente capítulo es el que será largo, pasarán muchas cosas importantes 🙈
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Gen H (Malec)
FanfictionTERMINADA» La homosexualidad es una mancha en la perfección del reino Foirfe «Perfecto». El llamado "Gen H" y es detectada en los humanos con ojos azules. ¿Qué hacer cuando uno de los príncipes tiene el Gen H activo? Obra registrada en safecreative:...