22. Herida y huida

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Robert estaba mirando a Magnus, el nuevo jardinero, trabajar. Había pasado ya una semana y sí, el jardín se veía mejor, pero había una vibra en el chico que no le gustaba. Igual que le sucedía con Esperanza...

Esperanza era la única batalla que Maryse le había ganado. Nunca logró que la echara. Aunque no se rendía, algún día iba a lograrlo. Ella era una mala influencia para sus hijos.

Y este jardinero, seguramente se iría en cuanto los jardines estuvieran terminados y pudiera festejarse el cumpleaños número cuatro del príncipe Alexander Lightwood. El cumpleaños o la despedida. Porque, aunque los ojos de Alec parecían normales, Robert todavía no se confiaba.

-Disculpe -Robert ni siquiera había notado moverse, hasta que ya estaba a un par de metros del muchachito.

Magnus alzó su rostro lentamente y Robert creyó ver un brillo dorado en su mirada, pero debió ser un efecto de la luz, el sol enceguecedor.

-Su Majestad -los labios del jardinero se curvaron en una sonrisa que Robert consideró casi arrogante y llena de burla.

Maldito jardinero. ¿Quién se creía que era?

-¿Cuál es tu apellido? Esperanza no lo dijo.

Magnus sintió una pequeña chispa de nervios encenderse. Él no podía decir "Bane" porque fue Luz Bane, su madre, una de las fundadoras de la SAOIRSE y todavía hoy se sabía que su hijo era como el príncipe de todos los libertos. Aunque en el FOIRFE no se conocía su rostro, el apellido era suficiente.

Magnus bajó la mirada, esperando parecer avergonzado. -No tengo familia, su majestad. No sé mi apellido. Yo mismo decidí mi nombre. Vivo de lo que gano haciendo jardines. Pero soy muy bueno, de verdad.

Los ojos de Robert se entrecerraron, pero no podía negar eso. Los jardines se veían bastante bien. -Sólo mántente alejado de la casa y mi familia. No me gustas -fue todo lo que dijo antes de dar media vuelta y entrar al palacio.

Los labios de Magnus se curvaron. Había un Lightwood en específico del que nunca podría mantenerse alejado...

Por mirar justo en ese momento hacia la ventana de su predestinado, no puso atención en su trabajo y se pinchó un dedo con una espina del rosal.

Eso no era nada serio, pero no pudo evitar una mueca cuando vio la gota sangre acumularse. No podía curarse con magia. Además, siendo jardinero, era de esperarse tener pequeñas cicatrices y asperezas en las manos.

Pero el pequeño Alec lo había visto pincharse y hacer una mueca. Y hubiera jurado que él sintió dolor en su dedito también.

Esperanza había dejado de cerrar la puerta con llave -como Robert pedía-, porque Alec era obediente, nunca intentó salir sin permiso.

¡Pero ahora Magus estaba herido!

Así que Alec, acunando su mano, como si fuera la de Magnus, corrió saltando del sofá junto a la ventana, abrió la puerta de su habitación y corrió por los pasillos...

¡Él tenía que ayudar a su persona especial! ¡Porque él era su niño, su ángel, su pedazo de cielo!



CONTINUARÁ...

Chicos, Alec no crecerá de un capítulo a otro. Lo siento por los que lo piden, será un proceso 🙈

¿Será que alguien ve al pequeño Alec? 🙊

Pregunta, ¿quieren la historia de cómo la mamá de Magnus fue una de las fundadoras de la SAOIRSE?

Gen H (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora