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Al emitir una orden de búsqueda, ambos debían ser más cautelosos, también preocupándose de no meter a Tobias en problemas.

Tobias le contó que su orden de búsqueda era para llevarla sana y salva a casa, debido a que después del encuentro para una "tregua" se le perdió de vista totalmente, mientras que Zak ordenó que no le importaba si encontraran a Lincoln vivo o muerto, pero que se lo llevaran a la embajada de los Canis.

En Polis, Lexa estaba sentada en su trono con la vista directa en la puerta, esperando noticias. Jugaba con el anillo en su dedo anular, demostrando lo nerviosa que estaba.

No podía creer que esa gente tuvo el descaro de secuestrar a dos de sus hermanos. Con Lincoln parecía no tener problema alguno, nunca fueron cercanos, pero sí se llevaron a su mano derecha, a su compañera y a su mejor amiga.

Las puertas se abrieron, dejando ver a una chiquilla pelirroja, cabello largo ondulado, ojos claros y una mueca poco agradable.

—¿Y? —fue lo primero que dijo, pero la muchacha frente a ella lanzó algo al suelo y negó con la cabeza

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—¿Y? —fue lo primero que dijo, pero la muchacha frente a ella lanzó algo al suelo y negó con la cabeza.

—Perdimos su rastro —respondió—, pero encontramos esto en manos de un chico Skaikru que cazaba cerca de su campamento.

Lexa miró la prenda, pero no se movió de su asiento. La chica frente a ella abrió el trozo de tela, viendo una máscara de una calavera negra. La máscara de Skyler.

—¿Es de ella? —quiso confirmar, pero ella no respondió nada— Costia, ¿es de ella?

—Lo es, Lexa

Golpeó el brazo de su trono, levantándose. Se agachó y tomó la máscara, lanzándola contra la pared para partirla por la mitad. Costia sólo miró a Lexa, para nada impresionada de su comportamiento.

—Envía jinetes —ordenó Lexa—. Quiero a Skyler aquí, conmigo.

—¿Para qué? No puedes tener a una Comandante aprisionada.

—Sí puedo, porque yo mando aquí —atacó.

—¿Cuánto tiempo crees que le tomará noquear a los guardias y escaparse? No puedes tenerla en contra de su voluntad.

—¡Está con el enemigo!

—¡Tú no sabes eso!

Se armó un silencio, de sorpresa. Costia jamás gritaba, por muy delicada y peligrosa que fuese la situación. Entendió de inmediato que debía calmarse.

—Skyler no ha vuelto a Polis o Tondc en mucho tiempo... —comenzó preocupada.

—Estás preocupada. Lo sé. Yo también lo estoy —se acercó rápidamente, dejando todas sus armas en el suelo para poder abrazarla—. Zak está colocando muchas cosas en tu cabeza.

—Es mi hermano, y un líder —lo defendió.

—Un líder cegado por la sed de sangre y envidia —contestó—. Lincoln se alejó, ¿tú crees que no le afecta?

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora