16.2

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Skyler recorrió casi todo el bosque, no había ningún rastro de Octavia. Llegó hasta el campamento en la mañana, la chica estaba ahí compartiendo con Indra.

—¡Octavia! ¿estás bien? —preguntó preocupada.

—¿Por qué no lo estaría? —preguntó confundida.

No le respondió, fue hasta la tienda de Lexa. Entró con mucha furia, viendo como Ryder estaba de rodillas y Clarke a su lado. Tobias estaba detrás de todos ellos junto a Cora, cruzado de brazos. Su madre estaba sentada en su propio trono, con una expresión bastante neutra, que indicaba que se enteró lo que su hija hizo, y no sabía cómo tomarlo.

—¿Qué demonios crees que haces, Lexa? —le preguntó Skyler enfadada— Yo sé también, ¿por qué no me matas a mí? De hecho, ¿por qué no nos matas a todos?

Lexa se quedó en silencio, no sabía qué responder. No mataría a su propia hermana, no podía hacerlo. Tampoco podría matar a su familia por algo tan básico como eso.

—¿O enviarás a mi propia familia para matarme? —le preguntó otra vez, mirando a Ryder, dando dos pasos adelante.

—Sky —le llamó el hombre.

Cállate. —le ordenó.

—Hermana, no lo veas de esa manera... —comenzó Lexa.

—¡¿Y cómo diablos quieres que lo vea?! —exclamó, callando a todos— Soy Comandante de los Felidae, Lexa, y esta no es la primera vez que haces algo sobre nosotros. Tomamos decisiones como un equipo, para que los Comandantes de la Sangre no arruinen todo con su egoísmo.

Lexa agachó la cabeza, asintiendo. Era verdad, sabía que no era la primera vez que ignoraba las opiniones de su mano derecha, y Skyler tenía un temperamento que colmaba la paciencia de un santo. Los Comandantes de la Sangre son fríos, calculadores, mientras que los Felidaes eran egoístas con su propio ser, preocupándose de toda su gente, menos de ellos. Los Alfas de la manada.

—Puede que para ti el amor sea debilidad, Lexa, pero para mí es fuerza. Si intentas hacerle algo a Octavia otra vez, olvídate que los Felidae y yo estaremos en la coalición.

Se fue hecha una furia de allí, de brazos cruzados, casi sacando humo de las orejas. Lexa se sentía mal, no quería perder a su hermana también.

—Ryder, puedes irte. No hagas nada que yo no te ordene —dijo Lexa en voz baja, Ryder se fue, al igual que el resto de la familia, quienes no querían seguir presenciando esa tensión.

Ryder fue en busca de su hermana, la encontró hablando con Indra, Octavia, Lincoln y el resto de los hermanos.

—Sky —le llamó Ryder.

—Déjame en paz, Ryder —se limitó a decir.

Skyler se levantó para ir hacia el bosque. Se sentó en la tierra, mirando al resto. Con furia, lanzó una roca, para descargarse con ella.

—Hola, pequeña estrella —saludó Lincoln con una sonrisa—. ¿Qué ocurre?

—Casi matan a Octavia —murmuró.

—Pero no pasó —respondió, sentándose a su lado, abrazando a su hermana por los hombros—. Tienes que estar tranquila, nada más.

—¿Cómo?

—Estando con tu familia, para empezar —sonrió—. Octavia es tu familia ahora y lo entiendo, pero ella puede defenderse sola. La entrenaste bien.

—Lo sé —sonrió arrogante—. Como tú me entrenaste a mí.

—Hice un buen trabajo, Praimheda. —sonrió otra vez, abrazando a su hermana con fuerza, haciéndole cosquillas.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora