Miraba por la terraza de su habitación. Intentaba mirar más allá del bosque, preguntándose cómo estarían Bellamy, Octavia y Lincoln.
Estaba preocupada. Le gustaría tener algún medio por el cual comunicarse. No sabía cómo estaban yendo las cosas; no sabía dónde estaba Lincoln y qué estaba siendo; no sabía si estaba bien o si ya fue atrapado. No sabía nada.
Su madre había ido en el lapso de tiempo que llevaba encerrada, pero Skyler era igual de indiferente que con el resto de su familia. Cora intentó ir a visitarla, pero sólo logró que su hermana menor le lanzara una copa contra la puerta, rompiéndola en mil pedazos.
Se sentía como león enjaulado. Oh, sus leones. No tenía idea cómo los estaban tratando, aunque con el sólo hecho de pensar que ya estaban encerrados, le hacían querer matar a todos los guardias que estaban ahí custodiándola. Claro que, no lo haría, porque aquellos guardias eran sus amigos más cercanos, sus hermanos.
Penn, Caius, Nyko y tres guardias más que desconocía estaban dentro custodiándola, mientras que afuera estaban Quint, Ryder, Fio y Tomac, protegiendo la entrada en caso de que intentara escapar, cosa que hasta el momento no había hecho.
Seguía en la terraza, esperando señales de humo, el sonido del cuerno, gritos, lo que sea, hasta que Nyko llegó apoyándose en la baranda de la terraza, esperando que por primera ves le dirigiera la palabra.
—Sabes que quieres hablar —comenzó Nyko—. Anda, hermana. Yo sé que estás preocupada, yo también lo estoy. Lincoln es mi hermano, y créeme que no quiero encontrarlo muerto.
La sola idea de pensar en Lincoln muerto hizo que apretara el barandal con todas sus fuerzas. No quería pensar en su hermano muerto, no debía. Tenía que tener fe de que estaría vivo y volvería con ella.
O sino, reviviría a Lincoln para volver a matarlo, por ser un idiota y dejarse matar.
—Entiendo tu punto, hermana —le murmuró Nyko. Skyler le dedicó una mirada de curiosidad, la misma que colocaba cuando era pequeña y extorsionaba a su hermanos a que le contaran aquello que les prohibieron decir—. La Comandante de los Felidae es la Reina de la Selva, protectora, tanto de lo conocido como lo desconocido. Es por eso que tú, Skyler kom Trikru, sientes que debes proteger a los extraños que están en nuestro territorio. Aunque es algo que ni tú misma lo crees ya que tu personalidad no es así, pero es algo que se ha prolongado desde que la primera Comandante de los Felinos apareció.
Puede que tuviese razón.
La verdad es que no los conocía. Torturó a Murphy, algunos mataron a otros más, la secuestraron, se atacaron mutuamente, pero aún así tenía la necesidad de no hacer nada. Por Bellamy, por Octavia y por Lincoln.
Vio como ambas puertas se abrieron, dejando ver a Zak. Le dedicó una mirada de odio a su hermana, mientras se dirigía a sus propios guardias.
—Es hora —les habló a los tres guardias, y a Caius.
Los tres hombres se fueron, dejando a Caius sólo.
—Volveré enseguida —les avisó a sus hermanos y hermana.
Ellos asintieron, murmurando un "suerte". Desapareció, siendo reemplazados por Tomac, Quint y Ryder.
—¿Qué ocurre? —habló por primera vez desde hace muchas horas.
Ninguno quiso responderle. Tomac le miraba con un poco de tristeza y decepción, mientras que Quint y Ryder la miraban con total desaprobación. Guardaron silencio, mordiéndose la lengua al intentar decir algo.
Miró a Nyko, pero nada. Sólo agachó la cabeza, volviendo al balcón.
Y recordó lo que Tobias dijo. El primer intento de ataque fue un fracaso, por lo que iban por el segundo.
ESTÁS LEYENDO
𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁
Fanfiction𝐅𝐄𝐋𝐈𝐃𝐀𝐄 | 𝚃𝙷𝙴 𝙷𝚄𝙽𝙳𝚁𝙴𝙳 𝙵𝙰𝙽𝙵𝙸𝙲𝚃𝙸𝙾𝙽 Tener más de un hijo en el Arca estaba totalmente prohibido, pero no era culpa de uno/a que fuesen gemelos... o gemelas, en este caso. Lo que no te mata te hace fuerte, en este caso, si la...