—Hey, es en serio —advirtió su hermano—. Debes dormir, mañana entrenas al amanecer.
—No quiero dormir
Lincoln suspiró. Era difícil tener una hermana de cinco años rebelde. Se recostó junto a ella, arropándola con las pieles.
—¿Qué tengo que hacer para que duermas? —preguntó, y Skyler sonrió. Consiguió lo que quiso.
—Cuéntame una leyenda. Las adoro —sonrió.
—De acuerdo. Pero después de eso duermes —aseguró Lincoln y ella asintió—. ¿Has escuchado la Leyenda de los Hombres de la Montaña?
Su pequeña hermana negó, completamente ansiosa. Amaba las leyendas, sobretodo cuando Lincoln las contaba. Su voz narrando la historia le hacía caer en un profundo sueño.
—Los Hombres de la Montaña no son como nosotros. No son un clan. Son el enemigo.
>Hemos encontrado muchos de ellos. Algunos se nos escapan, y otros no. A veces, gente inocente desaparece de sus pueblos, y los rumores corren. Los Hombres de la Montaña se los llevaban. Desaparecían y no los encontraban nunca más.
>Una vez, un grupo de guerreros logró cazar a los Hombres de la Montaña. Utilizaban trajes especiales. Su piel ardía cuando estaban expuestos al aire. Entonces de esa manera los hacían pagar.
Skyler tenía los ojos más que abiertos, prestando toda la atención de su hermano. Aquella historia jamás la había escuchado.
—Ocupaban unas armas que jamás habían visto. No sabría cómo describirlas, pero eran más poderosas que un ejército con espadas. Emitían un sonido odioso.
>Un hombre cogió una de esas armas, para probarla. Le resultó interesante y muy efectiva. Había logrado cazar la cena para todo su pueblo por al menos dos semanas, sin necesidad de acercarse a la presa, disparando desde lejos.
>A la mañana siguiente, todo el pueblo estaba muerto. Todos estaban alrededor del centro, con un hoyo justo en el centro de la tierra. Los Hombres de la Montaña.
>Otro hombre hizo lo mismo, y el destino de su pueblo fue el mismo. Acabaron con toda la gente, sin sobrevivientes. Aquellos que se defendían, morían, aquellos que se rendían y conservaban sus vidas, jamás volvían de ese lugar.
>Es por eso que jamás debes utilizar esa tecnología. Es peligrosa. Morirás antes de que puedas aprender a utilizarla.
Terminando la historia, se levantó de la cama, apagando las velas. Skyler abrió los ojos, viendo que su hermano se estaba yendo.
—¿Lincoln? —murmuró.
—¿Sí?
—¿Te quedarías conmigo?
Su hermano sonrió con ternura. Asintió, volviendo a recostarse. Su hermana lo abrazó, aliviada de que se quede con él.
—¿De verdad tienes que hacer esto?
—Órdenes de Heda, hermanita —respondió Ryder.
ESTÁS LEYENDO
𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁
Fanfiction𝐅𝐄𝐋𝐈𝐃𝐀𝐄 | 𝚃𝙷𝙴 𝙷𝚄𝙽𝙳𝚁𝙴𝙳 𝙵𝙰𝙽𝙵𝙸𝙲𝚃𝙸𝙾𝙽 Tener más de un hijo en el Arca estaba totalmente prohibido, pero no era culpa de uno/a que fuesen gemelos... o gemelas, en este caso. Lo que no te mata te hace fuerte, en este caso, si la...