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Estaban escondidos detrás de una roca, mientras veían a un hombre ser torturado por una trampa que Clarke había dejado

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Estaban escondidos detrás de una roca, mientras veían a un hombre ser torturado por una trampa que Clarke había dejado. La rubia disparó, pero antes de que pudieran hacer otro movimiento, la roca donde estaban fue atacada.

—Lexa, Lincoln —llamó su madre, pero sentía un ruido en el oído que no le permitía escucharse—. Corran.

Sus hijos le hicieron caso, corriendo junto con Madi y Clarke. El resto le siguió el paso, adentrándose en el bosque.

—Tenemos que esconderlos —le dijo Clarke refiriéndose a los niños.

Clarke estaba herida, lo cual era un problema para escapar. Aún así, Skyler la cargó como si se tratase de una pluma.

—Por aquí —exclamó Xavier al ver un pequeño agujero en el suelo.

Rápidamente metieron a los gemelos y a Madi en este, mientras que los adultos iban a seguir su camino.

Mamá, queremos ir contigo —reclamó la pequeña Lexa.

—No es seguro para ustedes. Es mejor si se quedan con la prima Madi —habló su madre con ternura—. Se quedan escondidos, aquí tienen sus armas —les entregó unos pequeños arco y flechas que había fabricado para cada uno—. Los amo.

Corrieron las hojas para que no se vieran. Escucharon cómo les pisaban los talones, así que se apresuraron.

—Separémonos —respondió Derek—. Los gemelos, conmigo. Clarke, tú y Skyler siguen este camino mientras que Selina y Thea van hacia el este, ¿entendido?

Todos asintieron, comenzando su trabajo.

Skyler ayudó a Clarke a correr más rápido, casi llevándola sobre su espalda. Estaba muy herida. Se aburrió de que su amiga cojeara constantemente, cargándola como costal de papas.

—¡Déjame aquí! —le gritó Clarke.

—¡No te voy a dejar sola! —exclamó de vuelta— ¡Más te vale sujetarte, princesa!

Se giró rápidamente, lanzando su hacha con dificultad, quedando en un costado del cuerpo del hombre.

—¡Esta maldita perra! —exclamó.

Comenzó a lanzar cuchillos y estrellas para distraer, pero no fue suficiente, ya que le dispararon a Clarke.

Ambas cayeron al suelo, casi tragando tierra. Skyler, ignorando todo su dolor por la adrenalina, intentó volver a cargar a Clarke, pero la rubia ya se había rendido.

—Las tenemos —exclamó el otro—. Son peleonas, y muy guapas.

Clarke, levántate.

¡Vete!

No le quedó otra opción que seguir corriendo, comenzó a comunicarse por la radio que tenían junto con Derek, pero no le respondían.

Maldijo mientras seguía corriendo, esquivando las balas a duras penas.

𝑭𝑬𝑳𝑰𝑫𝑨𝑬: 𝑇𝐻𝐸 𝐻𝑈𝑁𝐷𝑅𝐸𝐷 | 𝐁.𝐁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora