Capítulo 33

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Solté el aire que tenía acumulado en mis pulmones tras ver cómo Alois como se calmaba.
Hasta yo estaba intranquilo de ver como se la están jugando a mi primo. Pero al fin, pudo recapacitar y abrir los ojos que en ciertos momentos, no todo se soluciona a base de golpes. Hay que encontrar otra solución, para poder hacer «jaque mate» aquel sujeto que tanto te fastidia.

Acompañé a Alois hasta el hospital, no quería separarme de él, pues ahora más que nunca necesita mi apoyo.
Allí sentada en una butaca se encontraba Alba hablando con Laura.

Al verla noté como mi pecho se alzaba y bajaba con dificultad. Alba tiene algo que me atrae y al mismo tiempo me hace de querer huir de ella para no lastimarla, pues aún en mi corazón está pringado por el amor que aún siento por Bianca.
Verla así de triste, hace que quiera envolverla con mis brazos protegiéndola de algún modo.
Sin embargo, su entereza y esa manera de hacer que no le sucede nada hace que la admire más.

Fuera en la sala de espera, le hago entrega de un café sentándome a su lado. Pues siento que aunque aparentemente se quiera mostrar fuerte, necesita que alguien la arrope con amor.

— ¿Cómo estás? — Pregunta estúpida para dar comienzo una conversación.

— Ahí voy.

— Qué pena lo que le ha sucedido a Laura. Mañana iré con Alois ha la comisaría, alguien tuvo que anotar la matrícula del coche. Aunque yo me supongo quien está detrás de todo esto.

— Tú abuelo. Yo también lo he estado pensando. Ese miserable debe arder en el infierno.

— Lo sé, como también vamos a poner solución a todo esto. Tanto yo como Alois no vamos a permitirle que siga dañando a más personas por su avaricia y egoísmo.

— Dos buenas hostias le daba yo. Y después lo empujaba con disimulo por la ventana de un sexto piso para que estrelle de una vez por todas.

— Tranquila, si lo matamos le estaríamos quitando el privilegio de sufrir, y no hay mejor venganza de ver a tú enemigo sufrir, como te ha echo a tí.

— Es cierto en lo qué dices. A veces, no siempre se hace justicia y mucho menos vemos como esas personas que nos han echo derramar tantas lágrimas, son felices a costa nuestra.

— Todo tiene su castigo. Lo que pasa que queremos verlo de inmediato, pero será el tiempo quien ponga a cada persona en su lugar dándole lo que se merece.

— Ojalá fuera cierto lo que dices.
— De pronto veo como los ojos de Alba se ensombrecen y su rostro se ha quedado serio. No quiero seguir hablando de algo que nos está afectando a los dos. Por lo cual decido cambiar de tema.

— Sabes, voy a volver a grabar una telenovela. Me he puesto en contacto con mi manager, y en dos meses viajaré para firmar mi contrato con la nueva productora.

— Qué bien. Me alegro mucho por tí, siempre has dicho que es tú vocación y estoy a favor de que si es lo que te gusta, adelante colega. Porqué aquí entre nosotros, estoy hasta el moño de que mi abuela y tú club de fans pongan todo el rato, «Soñaré Despierta» Leches, si ya me sé de memoria el guión. ¿Te lo cuento?

QUERER, NO ES OBLIGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora