Capítulo 1

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Analiza con ambos ojos chocolates el conjunto que ha elegido en el día para el uso de su querido jefe. Camisa blanca mangas largas de marca al igual que la chaqueta y pantalón azul junto con zapatos Brogue chocolates. Descarto con sus labios fruncidos la corbata gris claro en su mano derecha, a su querido jefe no le gustaba usarlas. Le dejo-como toda las mañanas- su conjunto tendido en el mueble del extenso vestidor de su jefe.

Salió del vestidor y ahora se dirigió hacia la gigantesca cocina, para llegar paso por el cuarto de su jefe, escuchando el agua caer desde el interior del baño, su jefe ya se había despertado.

-Buenos días señora Kaede – saludó amablemente ingresando al interior.

-Buenos días señorita Kagome – la azabache se acercó y le saludo con toda la confianza con un beso en la mejilla, haciendo sonreír a la mujer – ¿Él señorito ya se ha despertado?

-Probablemente ya se esté cambiando – respondió y vio el desayuno de su jefe, chequeando que todo estuviera en orden – Seguro ya está cerca de venir a desayunar. Iré afuera y veré si todo está en orden con el chofer. Nos vemos mañana Kaede – sacó una tostada de la mesada y se retiró hacía el exterior de la gran mansión de su jefe.

Inuyasha Taisho, su jefe desde que tenía 19 años. Primero lo había asistido cuando él era un simple practicante de la empresa por órdenes de su padre, el magnate y fundador de las corporaciones Taisho's. Cuando su jefe subió de puesto a presidente de las corporaciones, él simplemente pudo escoger a una secretario con muchas más virtudes y conocimientos que ella pero no fue así, Inuyasha Taisho la siguió eligiendo para que siguiera siendo su secretaria personal.

-Buenos días señor Taisho – saludo Kagome en cuanto vio a su jefe salir por la puerta de su gran mansión.

Lo miro, su larga melena plateada atado en una alta coleta dejando solo unos cuantos mechones caer por su rostro, su elegancia al caminar, pasos largos, firmes y un pie delante del otro siguiendo una línea recta imaginaria, una de sus manos guardada en el interior del bolsillo de su pantalón, el traje se le ajustaba a la perfección, su cuerpo esbelto y notablemente trabajado lo lucia. Su piel trigueña era absolutamente lo atractivo junto con sus ojos de iris doradas.

-Buenos días – respondió sin mirarla-como siempre- entró al interior del coche tomando asiento en la parte trasera, la puerta fue cerrada por su secretaria quien se subió tomando su lugar como copiloto aún lado del chofer - ¿Qué tenemos hoy? – pregunto con su voz gruesa y rasposa Inuyasha mientras tecleaba su Tablet. Kagome sin mirarlo respondió como toda una profesional.

-Al llegar tendrá una junta con el equipo de desarrollo, después deberá de revisar los documentos, acuerdos y proyectos, almorzará junto con los inversionistas franceses, en la universidad dará una charla sobre futuros emprendedores y por último tiene la gala a la cual debe de asistir para obtener como futuros inversionista a los visitantes alemanes – Inuyasha asentía a cada palabra dicha por su secretaria.

-Espero y estés lista a tiempo, tú me acompañaras a la gala - ordeno aún sin mirarla, Kagome con cuidado de que no la observara, blanqueo los ojos acostumbrada.

-Señor, le recuerdo que su actual novia le acompañara – obligadamente respondió con una sonrisa hacía el frente.

-Me he aburrido, quiero que esta noche termines con ella – Kagome cerró sus ojos, ya lo venía venir.

-Está bien – nuevamente respondió junto con la sonrisa forzada.

Se estaba conteniendo tal y como lo hizo los últimos 6 años. La verdad detrás de aquella sonrisa forzada, era que Kagome solo quería agarrarlo de las solapas de su camisa y zarandearlo de un lado a otro, darle un par de bofetadas, escupirle en sus costosos zapatos y decirle toda palabra que contenía desde que lo conoció y no eran palabras nada agradables.

ᴛᴇ ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora