Capítulo 17

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17

-Espero arreglarlo, porque le quiero mucho – dijo Kikyo parando su llanto por el hombre que estaba enamorada.

-Hazlo. Y sino es lo que esperas, recuerda que aun eres joven, hermosa e inteligente y tienes mucho por delante – las palabras que decía las decía para ella misma.

-¡Ay Kagome! Eres genial, ojala fueras mi hermana mayor – le sonrió con cariño.

-Jaja... sí – con nerviosismo le sonrió, Kagome levanto su mirada por sobre la cabeza de Kikyo y miro desde una ventana de cristal, como su jefe ingresaba a su piso – Hablando de él...-mascullo.

-Kagome, te dije que...- y calló en cuanto observo a la otra azabache menor que él por cinco años, la estuvo ignorando por semanas esperando a que de alguna manera ella se olvidara de él. Abrió con sorpresa sus ojos – Rayos...

-Señor, la señorita Miko vino a verlo – con tono profesional y frío se dirigió al peli plata quién se tensó al escucharla.

-¡Inuyasha! – nuevamente Kikyo sollozó y se puso de pie de un salto abrazando cariñosamente al peli plata y plantándole un beso al haberse puesto de puntillas para alcanzarlo.

Toda esa escena paso en frente de los ojos de Kagome, solo se limitó a mantener su compostura y tranquilizarse interiormente, su pecho se había tensado y oprimido al ver como el peli plata era besado.

-Kagome – después de recibir aquel beso de sorpresa la separó y miro a Kagome, pero ella lo fulmino y lo ignoro.

-Tiene libre hasta las 16, así que señor, valla a su oficina.

-Inuyasha necesitamos hablar – Kikyo le dijo arrastrándolo hasta su oficina.

-No tenemos nada de qué hablar tu y yo – Inuyasha con aquellas palabras detuvo los movimientos de la joven azabache.

-Pero... ¡Inuyasha me has ignorado por semanas!

-¡Valla a su oficina! – y con bronca hacía Inuyasha Kagome le había gritado. No quería escuchar y menos verlo.

°°°

Para calmar un poco su furia empezó a crear su CV, estaría en busca de nuevos trabajos de lo que últimamente había deseado hacer y de hecho, desde joven lo había querido hacer pero lo había postergado. Seis años después su deseo y sueño habían vuelto.

La oficina de su jefe se mantenía cerrada pasadas la hora y media, pensar en lo que estarían haciendo solo la lastimaba más. Imprimió su CV y los envió por correo electrónico a las empresas que ya había contactado antes, algunas de las cinco deberían de aceptarla.

Tal vez lo que había hecho en estos momentos sobre solicitar trabajo en lo que había deseado hace 6 años lo hizo por lo caliente de furia que estaba. ¿Se arrepentiría? Lo dudaba, ¿Extrañaría a su jefe? Posiblemente, ¿Cómo reaccionaría él con esta noticia? Poco le importaba.

Levanto la mirada en cuanto escuchó la puerta de la oficina de su jefe abrirse. Primero vio a Kikyo salir calmada y con una sonrisa y luego por detrás a su jefe con su cabello plata alborotado, lo que la llevo a imaginar cosas y hacer que su molestia fugada volviera.

-Gracias Kagome – dijo Kikyo con una sincera sonrisa, Kagome le asintió y entonces Kikyo desapareció y luego miro a su jefe, quien se mantenía recargado en el lumbral de la puerta.

-Entra – Inuyasha cabeceo el interior de la oficina y como respuesta recibió una ceja enarcada sarcásticamente y mirada fulminante.

-Lo que tenga que decir, dígalo aquí, no tengo tiempo señor – Inuyasha trago grueso, bastante nervioso, quería explicarle la reciente situación porque sabía que Kagome estaba muy... pero muy molesta.

-Por favor entra – pidió. Kagome lo miro y solo acepto porque había usado la palabra mágica.

Entró primero a la oficina de su jefe y vio todo ordenado, por lo que descarto un posible revolcón rápido y que bueno, porque si no, aquello si la habría hecho llorar. Se quedó de pie frente a los sofás e Inuyasha se puso en frente de ella, a unos dos metros de distancia.

-Lo... lo que paso afuera, no fue lo que tú... – empezó tartamudeando Inuyasha, completamente nervioso.

-No fue lo que creo que vi ¿Cierto? –Kagome termino la oración por él, su lengua se encontraba suelta y nadie ya podría detenerla hasta que dijera lo que tenía pensado desde un principio.

-Déjame...

-Porque yo creo que vi todo la verdad frente a mis ojos – lo fulmino una vez más.

-¿Verdad?

-Usted, desde un principio lo que quería conmigo era un pasatiempo ¡Pero yo ya lo sabía! ¡Solo que una vez en mi puta vida quise creer en sus palabras con respecto a que sentía algo por mí!

-Kag... lo que...

-¡Fui una tonta! ¡Una estúpida! ¡Sé quién es usted, lo conozco, sé cómo juega con todas las mujeres! ¡Pero aun así yo dije "Sí"!

-Kagome, escúchame, deja de pensar y sacar aquellas conclusiones que no son ciertas...

-¿Acaso no es verdad que usted usa a las mujeres como un juguete, como un pasatiempo? ¿Acaso eso no es verdad? – con dureza y sin miedo a lastimarlo con sus palabras siguió – Yo soy quien consuela a sus conquistas cuando las decide terminar... pero cuando eso pase conmigo ¿Quién me va a consolar a mí?

-¡Es que eso no va a pasar! – exclamo Inuyasha dando tres pasos hacía ella, aún sin estar cerca de ella.

-Tal vez es lo que usted se quiere creer, pero no, lo conozco y sé que aquello sucederá, por eso...

-No, Kagome no – su tono de voz fue de un ruego.

-No quiero tener nada con usted, solo lo profesional. Lo nuestro, aunque usted diga lo contrario, no funcionará. Terminemos con esto, que apenas iniciaba.

°°°

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ᴛᴇ ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora