Capítulo 6

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6

Inuyasha prácticamente tenía sexo con ropa con una de las mujeres que había conocido en el boliche, se había tomado dos botellas de cerveza y ahora se divertía a gusto. Meneaba sus caderas contra el trasero de una desconocida, le besaba en la boca mientras que le tocaba un seno.

En eso giro su cabeza y de pronto vio a Kagome en brazos de otros fue ahí donde recordó que había venido con ella. Dejo de mover sus caderas y dejo colgando su mano juguetona. Kagome abrazaba el cuello de un desconocido, movía sus caderas con las de él. Sus frentes apoyadas entre sí. No aguanto tal espectáculo en cuanto vio que su secretaria le frotaba su trasero a ese desconocido.

Hizo a un lado a la mujer y camino hacia ella dispuesto a retirarla del agarre de ese desconocido.

Tensó su mandíbula, sus ojos se convirtieron en pequeños alfileres, sus manos se cerraron dejándolos en puños ¡El desconocido besaba a SU secretaria! Prácticamente corrió y al tenerla cerca, estiro su mano y la agarró del brazo jalándola hacia su cuerpo.

Kagome lo miraba sorprendida, el desconocido lo miraba enfadado ¡¿Pero quien rayos se creía ese para mirarlo así?! En todo caso él tendría que estar en estos momentos, rompiéndole su cara por haber tocado lo que era y es suyo.

-¿Pero qué? Señor Taisho...- murmuro confundida y molesta la azabache tratando de zafarse del agarre de su jefe que tenía su mano en su brazo.

-Vámonos – murmuro Inuyasha entre dientes.

-¡Oye pero qué te pasa! – se escuchó la voz gruesa de Bankotsu - ¿¡Quién te crees!?

-Señor...-

No recibió respuesta y fue callada a sus protesta cuando Inuyasha la empezó a jalar de la mano por en medio de todo el tumulto de gente hasta llegar a la salida, haciendo que la brisa nocturna le estremeciera sus brazos y piernas descubiertas. Inuyasha sintiendo su estremecimiento se sacó su chamarra y la puso sobre los hombros de su secretaria.

-Es mejor que usted la siga teniendo, se enferma rápido señor – trato de quitársela pero la mano de su jefe en sus hombros le impidió la acción.

-Quiero que tú la tengas, hoy tengo mi temperatura estable- Kagome entonces se apretó la chamarra con una pequeña mueca.

-Gracias...- agradeció.

-Solo no la manches con algo, es modelo exclusivo – y hasta ahí llegaba la amabilidad del gran Inuyasha Taisho. Kagome blanqueo los ojos.

-¿Tan rápido se aburrió de la noche? – pregunto Kagome mientras cruzaban la calle para llegar hasta su coche.

-Fue un error haber venido – masculló aun recordando lo que hace unos momentos había presenciado.

-Y yo con lo bien que la estaba pasando – susurro para sí misma Kagome, pero Inuyasha la escuchó y la fulmino con sus ojos ambarinos pero ella lo ignoro. Inuyasha se adelanto y se abrió la puerta del coche solo, Kagome con desinterés se dirigió del lado de chofer.

-¿Enserio la estabas pasando bien? – pregunto con un tono aniñado.

-¿He?... claro señor, hace mucho no salía y la estaba pasando bien – dijo Kagome sonriente mirando al frente mientras conducía - ¿Y usted, ha atrapado a algunos corazones hoy?

-He atrapado muchos pero no el que deseo – confesó sin darse cuenta. En el auto reino el silencio, un tanto incómodo y otro necesario – No renuncies Kagome, enserio no lo hagas. Te necesito – medio adormilado la miro, estiro su mano y la puso sobre la de ella que estaba en el volante. Kagome detuvo el coche en medio de la carretera y lo miro con confusión y aterrada.

ᴛᴇ ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora