Capítulo 7

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7

-¡Dios! – la exclamación del peli plata se escuchó en toda la mansión – Me duele todo...- murmuro mientras se reincorporaba del sillón, su espalda dolía, sus piernas dolían y su cabeza retumbaba - ¿Qué paso anoche?

Descalzo empezó a caminar por la sala en círculos, aún confundido. Entonces se dirigió hasta la cocina al sentir un aroma exquisito. Con una mano en su cabellera despeinada entró.

-Buenos días señorito – la voz de Kaede lo recibió.

-Buenos días Kaede...- con los ojos cerrados tomo asiento en un taburete.

-¿Cómo se siente? – interrogó la anciana.

-Fatal, como la mismísima mierda. ¿Por qué he despertado en el sofá?

-Porque yo, ni loca pensaba subir las escaleras con usted dormido señor – la melodiosa voz de su secretaria se escuchó en la cocina. Inuyasha abrió sus ojos y la vio, implacable, vestida como ayer cuando vino a su casa.

-¿Qué? ¿Kagome? – desconcertado Inuyasha murmuro.

-Buenos días señor. Será mejor que tome una taza de café y suba a su habitación a cambiarse, le he dejado un conjunto tendido en la cama – informo Kagome mientras sorbía con tranquilidad su taza de café.

-¿Qué paso anoche? – pregunto Inuyasha.

-Sí no lo recuerda, creo que es mejor así. Lo digo por mi bien – sonrió un poco apenada Kagome al recordar lo que hizo con su jefe.

-Entonces ¿Qué me hiciste Kagome? – cuestiono escaneándola con la mirada.

-Nada de qué preocuparse señor. Por favor beba su café – le acercó la taza de porcelana con el típico café fuerte y sin azúcar para su querido jefe.

Inuyasha desconfiado empezó a beber de su café mientras trataba de recordar lo sucedido hace un par de horas.

La ida en coche hasta la discoteca, Kagome dejándolo solo y ella desapareciendo en medio de toda la gente, él bebiendo dos botellas de cervezas, él teniendo sexo con ropa mientras bailaba, toqueteaba y besaba a una mujer desconocida y de pronto él viendo como un desconocido tocaba y besaba a su secretaria. La furia entonces nuevamente lo invadió y apretó la manija de su taza con fuerza mientras que hacía rechinar sus dientes.

-¿Pasa algo señorito? – pregunto Kaede al notar el cambio de su jefe.

-Recordé algo. Kagome y un completo desconocido. No conocía esa parte tuya Kagome, no sabía que te besabas con cualquiera que se te cruzara en el camino – con molestia lanzo.

-Bueno, para comenzar. Usted no me conoce tan bien como creía y sí me beso con cualquiera no tengo ningún problema, no tengo compromisos con nadie. Solo hago lo mismo que usted, solo que sin sexo – con hipocresía Kagome le sonrió dejándolo con la boca cerrada.

-¿Me reprochas algo?

-Nunca le he cuestionado su estilo de vida por lo que usted, no cuestione la mía señor – pidió con amabilidad le dio un último sorbo a su café terminándolo – Por cierto, su madre ha llamado, quiere que asista a su hogar este fin de semana – se puso de pie – Muchas gracias por permitirme quedarme, me marchó, nos vemos el lunes señor – se acercó a Kaede y le dio dos besos en ambas mejillas – Nos vemos Kaede – Inuyasha se quedó mirando esa despedida, él también quería besos de parte de su apuesta secretaria.

Inuyasha subió a la segunda planta y entro a su habitación. Tal y como su secretaria lo había dicho, había dejado un conjunto de ropa casual tendido en su gran cama.

ᴛᴇ ɴᴇᴄᴇꜱɪᴛᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora