You're My Blood Sweat & Tears | BTS

LXVI - Boda

NA MI

Nos dirigimos hacia un gran vestíbulo. Las puertas se abrieron y abrí la boca sorprendida. Todo estaba preparado de manera que habrá una verdadera boda. No solo eso, había una cura de verdad en el altar. 

—Eh... esto no es una boda de verdad, ¿no? —murmuré cuando mi madre me dio un ramo de flores. 

Miré en frente y vi a Yoon Gi esperándome en el altar.  No sé, pero sentí mis ojos humedecerse. Ver a Yoon Gi tan guapo y esperando por mí, me hace realmente querer llorar. Soñé casarme con Yoon Gi así no puedo creer que esto esté ocurriendo. Quiero ceder pero no puedo olvidar lo que hizo.

Miré alrededor y estaban boquiabiertos al verme. Mi padre vino a mi lado y ofreció su brazo.

—Te vas a casar, Na Mi. Estoy contento porque sé que Yoon Gi te cuidará. 

—¡Pa! ¡Todo esto no es de verdad!

—No digas eso hija, he hablado con Yoon Gi y va en serio acerca de esto. Yoon Gi está en serio contigo —dijo mi padre.

Miré adelante y mis ojos se encontraron con los ojos de Yoon Gi. Sin palabras. Él solo me sonrió. Una sonrisa muy cálida. 

—Vamos hija —dijo mi padre ofreciendo su brazo de nuevo y lo agarré. 

El tal Do Young empezó ha tomar fotos como prueba de nuestro "boda". Mi padre y yo llegamos al final del altar. Él y Yoon Gi estrecharon las manos.

—Gracias —susurró Yoon Gi a mi padre.

—Todo estará bien, hijo. No te preocupes —dijo mi padre entregándome a Yoon Gi.

Yoon Gi me estaba mirando sin pestañear. Sin palabras... él solo me miraba con una sonrisa en la cara. La verdad es que me gusta su sonrisa. Todavía es algo raro para mí después de todo.

—Uhm... un día agradable para todos —empezó a hablar la cura— No realizó bodas actuadas pero por el bien de nuestro estado... bueno, ¿ustedes lo entienden no? De todos modos, daré mi bendición a los dos para que su partida sea segura. 

—Nuestro querido Duque, el verdadero Rey de Baekje —sonrió la cura hacia Yoon Gi.

—Y Na Mi, nuestra querida Reina —dijo mirándome y bajé la cabeza. Para ser llamada Reina, siento que no lo merezco. 

Nos acercamos y agachamos la cabeza. Él nos bendició mientras ponía su mano sobre nuestra cabeza. Después de unos minutos nos dio dos anillos. 

—No es necesario que digáis vuestros votos, ¿de acuerdo? Guardaroslo para vuestra boda real. Quiero que vuestra boda real sea verdadera y especial, no así, precipitado y actuado.