Capítulo 13.

353 43 70
                                    

Luke;

Llegamos a mi apartamento mi hermana, Alice y yo. Todavía no asimilaba muy bien qué hacíamos los tres juntos, me parecía algo fuera de lo normal, aunque no me llegaba a desagradar. Las circunstancias se habían dado así y cenaríamos los tres en lo que esperaba que fuese una noche tranquila, de esas que no parecían existir en mi vida últimamente.

Continuaba algo cabreado con Abby, aunque traté de tranquilizarme porque a malas con ella no ganaría nada. Más bien al contrario, cuando se sentía atacada tendía a hacer justamente lo mismo y acabaríamos peleados si fuera así. Por tanto, había tratado de alejar los peores pensamientos de mi cabeza y al día siguiente, antes de que se fuera a clase, charlaría con ella tranquilamente. O quizás mejor antes de dormir, cuando creyera oportuno.

No me había hecho ni pizca de gracia tener que ir a comisaría porque mi hermana pequeña había robado varias prendas de ropa de una conocida marca la cual no recordaba ni el nombre. La habían pillado y, al ser menor de edad, un familiar de primer grado debía dar la cara por ella. Ese había sido yo. Menos mal que había recurrido a mí y no se atrevió a llamar a mis padres, porque le hubiera caído una buena. Aunque conmigo ya habían escarmentado, yo mismo había conseguido que se volvieran más duros y eso solo provocaba que Abby fuera más rebelde todavía. ¿Cómo podría frenar eso? Tenía que idear algo para que se pareciera lo menos posible a mí, al menos a mí yo de antes.

—¿Has venido alguna vez al piso de mi hermano?

Salimos del ascensor y jugué con las llaves entre mis manos antes de abrir la puerta.

—Más o menos —rió nerviosa Alice a mi espalda—. Aquí nunca he entrado.

—Pues adelante —me eché hacia un lado e hice un gesto para que ellas pasaran primero.

—Gracias —Alice me sonrió con timidez y yo le devolví lo mismo.

Interiormente estaba rezando para que Charles no hubiera dejado la casa patas arriba. No quería causar una mala impresión. Normalmente pasaba de esas cosas, pero con la chica rubia que ahora se paseaba por el pasillo moviendo sus caderas todo era diferente. En parte odiaba eso porque no me reconocía ni a mí mismo, aunque tal vez también influía el cambio que empezó en mí unos meses atrás.

Segundos después, ambas se detuvieron en el salón.

—¡Hola! —exclamó Abby, en dirección hacia donde se encontraba la televisión. Alice, por su parte, se quedó algo parada.

Me dirigí allí y vi cómo Charles se levantaba para saludar a mi hermana y seguidamente a Alice, eso sí, antes de mirarla de arriba abajo.

—No sabía que hoy teníamos invitadas —dijo palmeando mi espalda con fuerza, como siempre hacía.

—Ha sido algo de última hora —le expliqué, peinando mi pelo hacia atrás.

—Los planes improvisados suelen ser los mejores —comentó Charles, haciéndose el interesante. Cuando no conocía a alguien actuaba de esa manera, buscaba llamar la atención y ganarse a cualquiera en cuestión de segundos. En eso éramos muy diferentes.

—Eso dicen —añadió Abby, siguiéndole el rollo a Charles.

—¿Entonces te atreves con una partida a la Play? —le propuso mi mejor amigo, pasando su brazo por la parte trasera del cuello de mi hermana—. Siempre que vienes pierdes a las carreras, a ver si esta vez me ganas que ya va siendo hora.

—¿¡Serás capullo!? —ella empujó a mi amigo y se dirigió hacia donde estaba el sofá y una mesa con varios trastos por encima—. ¿Dónde está el mando? Que te voy a dar una paliza.

Nunca te busqué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora