Capítulo 24.

315 35 76
                                    

Alice;

Último examen terminado. Escribí mi nombre en el espacio en blanco reservado para ello y se lo entregué a la profesora, que me miró por encima de sus gafas de pasta. De normal tenía cara de rancia, pero esta vez se superó.

—Espero que apruebe mi asignatura de una vez por todas, señorita Evans —murmuró, ya que no podía hablar muy alto mientras quedaban estudiantes todavía completando esas hojas que medían supuestamente lo que habíamos aprendido.

—He estudiado mucho, aprobaré —aseguré, regalándole una falsa sonrisa antes de dar media vuelta y regresar a mi sitio.

La escuché murmurar algo a lo lejos pero no hice ni caso. Existían profesores amargados y profesores que hacían su trabajo más ameno, la señora Perkins era del primer grupo. No entendía cómo se habían podido formar las innumerables arrugas de su rostro si siempre tenía la cara estirada y no expresaba nada. Era increíble y todo un misterio.

Recogí mis cosas y descansé la tira de mi bandolera sobre mi hombro. Salí de la clase y saqué mi móvil mientras caminaba por el pasillo. Había quedado con Bonnie en la zona de las taquillas, pero no tenía ni idea de si ella habría terminado su examen. Le escribí un mensaje para ver cómo iba porque yo había acabado demasiado pronto y me tocaba esperarla. Pero no, afortunadamente ella también había terminado y al alzar la vista la encontré de frente, con una carpeta sujeta en sus brazos llena de pegatinas. No había hecho falta que me respondiera a ningún mensaje, estaba allí y era suficiente.

—¿Qué tal ha ido? —me preguntó en cuanto me vio, dándome un corto abrazo.

—Genial, creo que me ha salido bastante bien —respondí con felicidad—. ¿Y a ti? ¿Te ha salido tan mal como esperabas?

—No, la verdad es que no —suspiró aliviada—. Las preguntas han sido fáciles y me lo sabía todo —sonrió, satisfecha.

—¡Qué bien! —aplaudí—. Ahora solo toca esperar a sacar una buena nota.

—¿Desde cuando te preocupa eso? —me miró de lado, apoyando su peso sobre su pierna derecha.

—Se me ha pegado de tanto estar con Luke, que está obsesionado con sacar sobresalientes —agité mi cabeza.

Todas estas semanas de exámenes nos las habíamos pasado juntos entre apuntes y unos cuantos besos robados. Estudiar con él era divertido y me animaba a sacar el máximo provecho de mí misma.

—Oh, eso es bueno —asintió—. Tienes un novio muy responsable, así me gusta.

Qué raro sonaba la palabra 'novio' refiriéndose a él, todavía no me acostumbraba.

—No hables muy alto —le recordé, mirando a mi alrededor.

La gente todavía no podía enterarse de lo nuestro, era mejor esperar a que pasara un tiempo para confirmar las sospechan que andaban por ahí. Después de lo que había sucedido con mi taquilla, ese intento de humillarme delante de todo Rutgers, y el revuelo que se armó, las cosas se habían calmado un poco. Habían pasado ya varias semanas y no quería atreverme a cantar victoria pero, desde ese momento en el que Luke amenazó a Jack teniendo a media universidad como testigo, nadie me había dicho nada malo ni me habían mirado con descaro. Al contrario, la gente trataba de evitar el contacto visual conmigo por miedo a cualquier malentendido y los cuchicheos habían cesado.

Luke Carter, de nuevo, había sido mi salvador.

—Dios mío, es que no me puedo creer que ya hayamos terminado esta horrible semana —agitó su muñeca—. Un poco más de información en mi cabeza y mi cerebro estallaría en mil pedazos, no bromeo —dijo abriendo sus ojos.

Nunca te busqué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora