Capítulo 20.

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Alice;

Cogí las bolsas de las compras que había hecho y las colgué de mi brazo. Había echado de menos estos momentos con mi mejor amiga. Nos pusimos mil vestidos, nos fotografiamos con ellos entre las cortinas de los probadores y después compramos los que más nos gustaron —aunque todos nos sentaban increíblemente bien—. Mi favorito había sido uno de color rojo que se adaptaba perfectamente a mis caderas y se apretaba lo justo.

Bonnie y yo salimos de la tienda satisfechas. Bueno, quizás ella un poco más que yo. No paraba de darle vueltas al regalo que le había comprado a Luke. Era su cumpleaños y quería estar a la altura, aunque posiblemente él no esperaría nada de mi parte.

—¿Crees que le gustará el jersey? —pregunté por cuarta vez.

—Ya te he dicho que sí, Ali —se quejó mi mejor amiga—. Es un jersey básico de punto, ¿cómo no le va a gustar?

—No lo sé —me encogí de hombros—. Quizás el gris no le gusta tanto como yo pienso —me mordí el labio—. Eso sí, es un color que le queda de maravilla. A mí me encanta.

—A él también le encantará —dijo totalmente convencida.

—¡No me hagas ilusiones! —le di un codazo.

—¡Auch! Encima que soy positiva...

—Es que si luego no le gusta me llevaré una decepción tremenda —suspiré—. No por su parte, sino por no haber acertado con lo que me gusta a mí la ropa.

—Ali, no te preocupes —tiró de mi brazo y giramos una esquina—. Es por aquí —me indicó hacia donde estaba aparcado su coche—. Lo que cuenta es el detalle, te aseguro que va a ser lo que más valore, no si el jersey es gris o morado.

—Eso espero... —suspiré.

En un par de minutos estábamos sentadas en el vehículo, ella dispuesta a arrancar su 'pequeño bebé', como lo llamaba habitualmente. Era tan enano que se hacía cómodo a la hora de aparcar, ya que cabía en cualquier lado.

—No sabía que te importaba tanto Luke.

Mis ojos se volvieron el doble de grandes de repente.

—N-no me importa tanto —me revolví algo nerviosa—. ¿P-por qué dices eso? —pregunté con miedo a que su afirmación fuera la realidad.

—Con Jack no eras tan... así —agitó su muñeca y después volvió a agarrar con su mano el volante—. Y eso que no sois ni novios.

—Eso mismo iba a decirte —añadí.

—Pues ya te veo más ilusionada que todo este tiempo co-

—No hace falta que lo nombres, Jack no pinta nada aquí —arrugué mi ceño.

—Está bien, pero no ignores mi comentario —bajó el volumen de la canción que estaba sonando en la radio—. Pásame las gafas de sol, porfa —dijo con voz cariñosa—. Están ahí —señaló hacia la puerta que estaba en mi parte y enseguida rebusqué en el hueco que había. No tardé en encontrarlas y dárselas—. Gracias —sonrió—. Ahora cuéntame por qué me has llevado la contraria en algo que sabes que tengo razón.

—¿De qué hablas? —me hice la tonta.

Sabía que Bonnie no se rendiría.

—Del tío bueno —tosió—. Mejor dicho, de tu tío bueno —rectificó finalmente.

No pude hacer otra cosa que reír.

—Sería mejor que lo llamaras Luke —puntualicé.

—Tu Luke —se burló ella.

Nunca te busqué.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora